Dejen de cortar cabezas

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El rinoceronte blanco del norte está en peligro crítico de extinción: solo quedan 5 ejemplares vivos. El motivo principal de su declive ha sido la caza furtiva, que se sirve de la inestabilidad social y política de ciertos países y de la explotación humana para aumentar su presión contra algunas especies.

TEXTO POR SERGI VILA
ILUSTRADO POR QUIQUE ROYUELA
ARTÍCULOS
BIODIVERSIDAD | EXTINCIÓN
18 de Diciembre de 2014

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Una pérdida siempre es triste, sobre todo si es de alguien cercano. También lo es la de un animal, aunque sea en un grado distinto. La pérdida de un animal que se encuentra en peligro de extinción adquiere una dimensión dramática, y si, además, se trata de uno de los últimos de su especie, verdaderamente trágica.

Cuando solo quedan 6 ejemplares de una especie, que muera uno de los dos únicos machos reproductores, como es el caso de Suni, es una terrible noticia

Ese es el caso de Suni y Angalifu, dos ejemplares de rinoceronte blanco del norte, un mamífero del cual quedaban, contándolos a ambos, 7 ejemplares. Desafortunadamente, Suni murió el pasado mes de octubre y hace unos días murió Angalifu, el macho del zoo de San Diego. Cuando solo quedan 7 ejemplares de una especie, que muera uno de los dos únicos machos reproductores, como es el caso de Suni, es una terrible noticia. No solo para él, claro. En este caso, deja la situación de esta subespecie de rinoceronte en muy mala posición. Suni tenía 34 años cuando murió, curiosamente la misma edad que su padre. Nació en el zoológico checo de Dvůr Králové, cerca de Praga, convirtiéndose en el primer rinoceronte blanco del norte en nacer en cautividad. Hace 5 años fue trasladado al zoológico que la organización conservacionista Ol Pejeta tiene en Kenia, junto a dos hembras y otro macho, donde vivió hasta su muerte. Según se ha dicho desde Ol Pejeta, Suni no murió por culpa de los cazadores furtivos (causa principal del declive de esta subespecie), aunque no se aclaró el motivo.

Angalifu, el macho de rinoceronte blanco del norte del zoo de San Diego
Angalifu, el macho de rinoceronte blanco del norte del zoo de San Diego, recientemente fallecido. Fuente: Heather Paul.

En el caso de Angalifu, su pérdida es terrible aunque menos dramática para la supervivencia de la especie que el caso de Suni, ya que se trataba de un macho no reproductor (ya no podía tener hijos). Aun así, habiendo tan pocos individuos, su pérdida es muy grande. Parece ser que su fallecimiento se debió a su avanzada edad (44 años).

El hecho de que queden tan solo 5 individuos en cautividad ahora (3 en Ol Pejeta, 1 en el zoo de Dvur Králové y 1 en el zoo de San Diego) es alarmante de por sí, pero puede serlo más si realmente se confirma que en libertad ya no queda ninguno. Los últimos rinocerontes blancos del norte fueron avistados en el Parque Nacional de Garamba, en la República Democrática del Congo, en el año 2006, y pese a algunos indicios de su presencia nadie los ha vuelto a ver.

Si bien se consideraba que el rinoceronte blanco del norte (Ceratotherium simum cottoni) era una subespecie del rinoceronte blanco (Ceratotherium simum), recientes estudios apuntaban que en realidad merecería ser reconocido como una especie propia (la cual se llamaría Ceratotherium cottoni). La muerte de Suni podría ser, por tanto, un paso más hacia la desaparición irreversible de toda una especie.

La muerte de Suni podría ser, por tanto, un paso más hacia la desaparición irreversible de toda una especie

El declive

En la época de máxima abundancia, el rinoceronte blanco del norte tenía una distribución que abarcaba Uganda, Chad, Sudán del Sur, la República Centroafricana y la República Democrática del Congo. Es decir, las zonas selváticas del centro y este de África, al sur del Sáhara. Durante el colonialismo, la caza era una práctica habitual que permitía a los colonizadores europeos volver a casa con las cabezas o las pieles de los animales muertos como trofeo y como recuerdo del viaje.

En los años 70 y 80 del siglo pasado la caza de este animal se intensificó, junto con la de los otros grandes mamíferos africanos. La población disminuyó de 500 a tan solo 15 individuos

Por suerte, a partir de los años 90 y hasta el 2003, la población se recuperó tímidamente hasta superar los 30 individuos. Lamentablemente, después de ese año, la presión de la furtivismo volvió a aumentar hasta el momento actual, en el que es posible que no quede ningún rinoceronte blanco del norte vivo en libertad.

La Segunda Guerra del Congo (1998-2003) también se llamó Guerra del Coltán. Parece ser que su exportación (la RD del Congo es el primer exportador mundial) financió a diversos bandos durante el conflicto
La Segunda Guerra del Congo (1998-2003) también se llamó Guerra del Coltán. Parece ser que su exportación (la RD del Congo es el primer exportador mundial) financió a diversos bandos durante el conflicto. Fuente: Sasha Lezhnev, Enough Project.

Sin embargo, la caza no ha sido el único motivo por el cual esta especie esté a punto de desaparecer: el desarrollo humano y la agricultura provocaron una fragmentación del hábitat que limitó el espacio disponible para los rinocerontes. Además, las dos grandes guerras que ha sufrido la República Democrática del Congo entre finales del siglo pasado y principios del presente y la inestabilidad política desde el final de ambos conflictos, han impedido que los proyectos de conservación pudieran establecerse en la zona y tener la continuidad necesaria para intentar recuperar la especie. El rinoceronte no es la única especie afectada: la población de hipopótamos del lago Eduardo (entre el mismo país y Uganda) cayó de unos 29000 a 900 en treinta años, principalmente por la demanda de carne de los habitantes locales, pero también por la venta de sus dientes como marfil.

Detrás de la caza furtiva

Las causas del furtivismo, principal amenaza a estos mamíferos, son mucho más complejas de lo que la gente se suele imaginar. Esta práctica es una de las más lucrativas del mundo, aunque sea ilegal y se considere delito contra el medio ambiente. Aunque pueda realizarse para obtener alimento, la obtención de productos de lujo y su comercio es el motivo que genera más ingresos, lo que incentiva a más personas a cazar ilegalmente, motivando incluso grandes desplazamientos (en el caso del rinoceronte blanco del norte, por ejemplo, muchos furtivos venían desde Sudán). Por lo lucrativa que resulta esta actividad, no es de extrañar que las grandes organizaciones criminales se hayan interesado en ella y generen un mercado con las piezas obtenidas. De esta manera, forman una red de contactos y de distribución fuera del país.

Un círculo vicioso que termina con la explotación de las personas pobres y la de las especies objeto de dicha actividad

Protesta contra el furtivismo por los cuernos de rinoceronte en Sudáfrica. Esta práctica es muy compleja y necesita un enfoque multidisciplinar para que deje de llevarse a cabo.
Protesta contra el furtivismo por los cuernos de rinoceronte en Sudáfrica. Esta práctica es muy compleja y necesita un enfoque multidisciplinar para que deje de llevarse a cabo. Fuente: Stefan Möhl.

Como la mayoría de los furtivos son habitantes locales que cazan para ganarse la vida, las organizaciones criminales imponen una mayor presión para ellos, que se traduce en más tiempo trabajando con un menor sueldo (pues los costes de producción disminuyen con el aumento de la demanda) generándose un círculo vicioso que termina con la explotación de las personas pobres y la de las especies objeto de dicha actividad. Este círculo se podría romper si los estados donde se lleva a cabo el furtivismo fueran más fuertes y aseguraran unos derechos de explotación sostenibles solo para los habitantes y que las ganancias no salieran de los respectivos países.

La conservación de la biodiversidad debería mirarse desde un punto de vista multidisciplinar, juntando aspectos económicos, legales, sociales y científicos

Una situación compleja y triste

Visto así, no solo es triste la pérdida de un individuo de una subespecie (o quizá una especie) de la que solo quedan 5 individuos, sino los motivos que han llevado a su desaparición. Principalmente en los últimos años, ya que encierran una problemática, no solo medioambiental, sino también social muy profunda. Por este motivo, la conservación de la biodiversidad debería mirarse desde un punto de vista multidisciplinar, juntando aspectos económicos, legales, sociales y científicos. Quizá por esta vía llegue una solución, aunque será, casi seguro, tarde para el rinoceronte blanco del norte.

Bibliografía:

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