Arte y ciencia en “La Isla Mínima”

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“La isla mínima” es una película de intriga ambientada en la España rural de 1980 que relata la investigación del secuestro de dos chicas adolescentes en un pueblo andaluz, situado en plenas marismas del río Guadalquivir.

TEXTO POR QUIQUE ROYUELA
ARTÍCULOS
CINE | FOTOGRAFÍA
30 de Marzo de 2015

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Pero la obra, dirigida por Alberto Rodríguez, no solo será recordada por alzarse con diez premios Goya en la última edición el pasado noviembre, sino por la maravillosa fotografía de las marismas que se ha convertido en un icono, tal vez sin pretenderlo, del film.

Estas imágenes fractales han sido tomadas por el fotógrafo Héctor Garrido, con quien desde Principia hemos tenido el placer de entrevistarnos para conocer un poco mejor su obra y contarnos qué es la Isla Mínima.

© L. de la Uz

¿A qué se dedica Héctor Garrido?

Trabajo como fotógrafo para la Estación Biológica de Doñana, entidad que pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Ahí presto un servicio de apoyo fotográfico a los investigadores, al tiempo que genero material para otros usos como la divulgación científica. Además, en paralelo desarrollo mi propia trayectoria artística, muchas veces inspirada en elementos de ciencia, que es la materia prima con la que me manejo a diario. Mi obra artística está representada actualmente por la galería alemana 100kubik.

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

¿Qué encuentra Héctor Garrido en la ciencia que tanto le inspira?

En el amplísimo campo de la ciencia es donde cada día me sumerjo a trabajar. Unos días estoy fotografiando especies animales amenazadas, otros paisajes aéreos y otros la imagen ultravioleta de unas flores. Cualquier elemento imaginable puede acabar siendo un sujeto para mis cámaras porque la ciencia estudia todo lo imaginable y, aunque realizo mi trabajo principal en Doñana, con una fuerte vinculación a la naturaleza, la EBD/CSIC lleva a cabo constantes colaboraciones con muchos otros organismos de ciencia, dentro y fuera del CSIC, que a veces conllevan trabajos bastante singulares. Eso implica una preparación específica para cada trabajo y, en muchos los casos, se deriva en un nuevo descubrimiento estético para mí. La ciencia es un enorme universo, casi siempre inédito e inspirador, que remueve cada día mi alma artística.

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

Hemos oído que publicas nuevo libro en breve

En este momento estoy acabando de preparar mi último libro, que entra en imprenta de inmediato, para salir a librerías en los primeros días de mayo: “Fractales. Anatomía íntima de una marisma”, con la Editorial Rueda, de Madrid. Este libro recoge un buen número de mis fotografías aéreas en diferentes zonas húmedas. En los primeros capítulos se resumen trabajos expositivos anteriores, como “Agua”, “Volavérunt” o la colaboración en la película “La Isla Mínima”, de Alberto Rodríguez, quien por cierto prologa el libro.

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

Además del libro ¿qué otros proyectos estás tramando en la actualidad?

Entre los dos campos que me muevo, la ciencia y el arte, siempre tengo varios proyectos en ciernes o en ejecución y conforme se van completando van surgiendo proyectos y retos nuevos. En este momento, sigo trabajando en dos áreas que son de las que más interés despiertan en mí ahora y en las que tengo varios proyectos abiertos. Por un lado, la fotografía aérea de estructuras naturales y artificiales, como el trabajo que ahora sale a la luz sobre fractales en forma de nuevo libro y varias exposiciones. Y por otro, sigo profundizando en el retrato de personas. Sobre esto último me encuentro completando mi último gran proyecto: “Cuba iluminada”. Este es un trabajo muy ambicioso que conllevó realizar retratos a cada una de las personas consideradas imprescindibles para entender la complejidad y diversidad del universo cultural de Cuba, un país muy importante en mi vida y con el que tengo unos vínculos personales muy estrechos. El trabajo “Cuba iluminada”, con unos 140 retratos de escritores, músicos, cineastas, actores y artistas plásticos, ha sido exhibido en algunas ocasiones, si bien, aún no hay un editor detrás para completar la publicación del libro que este trabajo merece. Más aún ahora, ya que recoge un interesantísimo retrato de una Cuba que en la actualidad desaparece rápidamente.

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

¿Cómo crees que puede contribuir la fotografía a la divulgación científica?

La fotografía es, hoy por hoy, junto con el vídeo, una de las más potentes herramientas de divulgación científica y los gestores de los centros de ciencia cada día son más conscientes de ello, dedicándole más esfuerzos y equipamiento en muchos casos. Porque al final, si se hace una buena divulgación de las investigaciones de un centro o un equipo de ciencia se producirá un importante retorno -económico o de reconocimiento- que facilitará la continuación de la labor. Tan importante comienza a ser la fotografía de ciencia para divulgación, que -de hecho- del material fotográfico que produzco diariamente para el CSIC hay un 75% que se usa ya en divulgación y solo un 25% en ciencia estricta.

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

La divulgación es fundamental porque permite que el ciudadano pueda saber lo que se está desarrollando en ciencia y además crear un ambiente de interés general del que se desprenden, por un lado, el respeto que merece esta profesión y, por otro, toda una serie de nuevas vocaciones científicas

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

Una buena parte del trabajo de divulgación que realizo lo enfoco hacia los más pequeños: los niños y los jóvenes. Me parece que es muy importante dedicarles la atención que merecen y más. Suelo hacer esfuerzos adicionales para colaborar con diferentes revistas y medios especializados en niños y jóvenes. Me sorprende el potencial vocacional que esas contribuciones es capaz de despertar. En ocasiones he podido sentir cierto orgullo cuando muchachos jóvenes se me han acercado a decirme que se sintieron muy influenciados en su vocación, disfrutando de mis contribuciones sobre naturaleza en las revistas infantiles y juveniles.

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

¿Es consciente de cómo el cine, en este caso la película “La Isla Mínima”, se puede convertir en una potente herramienta de divulgación científica?

Es curioso, porque la película no trata específicamente el tema de la ciencia. Pero sí es cierto que la vinculación de los paisajes a Doñana y a las estructuras fractales de las marismas ha provocado ese “daño colateral”. Ciertamente, la película “La Isla Mínima” ha supuesto un auténtico revulsivo alrededor de un trabajo que llevo realizando unos veinte años: la fotografía aérea de los paisajes de las zonas húmedas y ha ayudado a hacer más visibles, por tanto, el resto de mis trabajos. Para mí ha sido una hermosa experiencia colaborar con Alberto Rodríguez y su equipo en esta película.

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

No obstante, en general, el cine y las series de televisión son potentes divulgadores de ciencia. Lo que es una pena es que no siempre los mensajes sobre ciencia tienen la calidad que sería deseable. Hay un buen ejemplo para ello: hay una saga de series de televisión que trata de equipos de investigación criminalística. Son los CSI. La mayoría de ellos tienen poco o ningún valor real en cuanto a la veracidad científica de lo que plantean. Solo una de estas series (creo que la original que se desarrolla en Las Vegas) suele ser impecable en el tratamiento científico de los guiones. Deben tener unos tremendos asesores para esta en particular. Sin embargo, en las otras CSI priman otros valores, quedando la ciencia completamente descuidada y siendo muy poco creíble para cualquiera con unos conocimientos científicos básicos.

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

La película «La Isla Mínima» ha supuesto un auténtico revulsivo alrededor de un trabajo que llevo realizando unos veinte años: la fotografía aérea de los paisajes de las zonas húmedas

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

Supongo que, en gran parte, deben ser estas series y películas las que han despertado tanto interés y tanta nueva vocación científica. En toda mi vida solo conocí a una persona que ejerciera de biólogo forense. Y era toda una rareza. Ahora, solo en el grupo de amigos de mis hijos son varios los muchachos que quieren estudiar para desarrollarse en esa profesión y dedicarse a la investigación criminalística. Eso es un resultado innegable.

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

La fotografía fractal de las marismas del Guadalquivir mostrada en la película “La Isla Mínima” es fascinante, hasta tal punto que es difícil imaginar el film sin esas imágenes inundando la pantalla, pero ¿qué es la Isla Mínima?

La Isla Mínima no es un lugar natural. A finales del siglo XIX se realizó una enorme obra de excavación para hacer más navegable el río Guadalquivir, entre Sanlúcar y Sevilla, y evitar una enorme curva de difícil navegar. Se realizó así la conocida como “la Corta de los Jerónimos” que provocó que entre esta y el antiguo cauce del rio quedara una porción de tierra que no tenía nombre. A un lado estaba Isla Mayor y al otro Isla Menor. Y en consecuencia, aquella nueva isla tomó ese curioso nombre de “la Isla Mínima”.

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

La marisma es un territorio enorme y estructuralmente muy complicado que sobrevuelo mensualmente como parte de mi trabajo para la Estación Biológica de Doñana/CSIC. Las fotografías dentro del espacio protegido siempre se hacen aprovechando los vuelos autorizados, en el contexto de los censos aéreos mensuales de aves acuáticas. Pero además de esas marismas, en el sur de la península ibérica existe toda una sucesión de áreas gigantescas donde el mar y la tierra se encuentran, dando lugar a extensas marismas mareales. La influencia de esa fuerza de penetración y empuje del mar sobre la tierra va esculpiendo laberintos de esteros y canales que presentan espectaculares formas fractales cuando son vistos desde la altura. Son formas fractales muy similares a tantas estructuras de la naturaleza que nos rodean e incluso que nos conforman, desde un árbol hasta nuestro sistema circulatorio. Es el magnífico lenguaje de la naturaleza expresado de la forma más bella. Por eso esas fotografías nos causan ese maravilloso efecto, esa impresión de dejà vu, de reconocernos en esas formas, de vernos en un espejo.

© Héctor Garrido/EBD-CSIC

Por último, y para que todo el mundo pueda disfrutar de tu trabajo ¿dónde podemos encontrarte?

Las imágenes mostradas en la película, así como otras muchas de los proyectos que he ido nombrando, se pueden encontrar en mi principal sitio web: www.hectorgarrido.com.

© Héctor Garrido/EBD-CSIC
© Héctor Garrido/EBD-CSIC
© Héctor Garrido/EBD-CSIC

Desde Principia queremos agradecer a Héctor Garrido habernos dedicados estos minutos para la entrevista así como dejarnos disfrutar de toda su obra, un trabajo lleno de arte y ciencia.

Fotografías por Héctor Garrido

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