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22 Septiembre

Michael Faraday: el origen de la ciencia moderna

Por Bernardo Herradón

Michael Faraday (22 de septiembre de 1791 - 25 de agosto de 1867) fue uno de los científicos más importantes de la historia al que Einstein consideraba el origen de la ciencia moderna.

Faraday nació en Newington Butts (Southwarks), un pueblo en el sur de Londres (al sur del puente de Blackfriars). Los padres de Michael Faraday, James y Margaret, habían emigrado en 1786 desde Westmorland, situada en el noroeste de Inglaterra y una de sus regiones menos pobladas, a Newington Butts; donde nacieron sus hijos Elisabeth (1787), Robert (1788), Michael (1791) y Margaret (1802).

La familia Faraday era muy humilde; el padre trabajó en diversos oficios, encontrando trabajo como herrero en un barrio del oeste de Londres, donde la familia se trasladó a mitad de la década de 1790s. Faraday siempre reconoció que el traslado desde Westmorland a los alrededores de Londres le permitió realizar una carrera científica, lo que hubiese sido imposible en el pueblo de origen de sus padres.

La familia tenía fuertes convicciones religiosas; eran sandemanianos, una secta que no aceptaba el poder de la iglesia anglicana ni estaban de acuerdo con sus doctrinas (eran disidentes, dissenter, frecuentes en la Gran Bretaña de la época). Este hecho marcó la vida de Faraday, pues si no se pertenecía a la iglesia anglicana no se podía ingresar en ciertas instituciones, como las universidades de Oxford o Cambridge. Curiosamente, John Dalton también «sufrió» esta circunstancia, pues era cuáquero, otra secta disidente. Su implicación con los sandemanianos hizo que Faraday no asistiese a actos oficiales, como bodas reales, o se encontrase alejado de algunas instituciones, como algunas sociedades científicas.

En cualquier caso, el ambiente familiar hizo que Faraday sólo pudiera recibir una educación muy elemental y tuvo que trabajar desde la niñez (lo que tampoco era extraño en la época). A la edad de 13 años, Faraday encontró trabajo en una imprenta y librería regentada por el Sr. Ribeau, empezando como repartidor de periódicos y aprendiz de encuadernador. Este trabajo fue una bendición para el joven Michael, pues le permitió leer mucho de lo que encuadernaba o vendía, mostrando especial interés por libros científicos, como la sección de electricidad de la Enciclopedia Británica, o el libro de divulgación Conversations on Chemistry de Jane Marcet (1769-1858) publicado en 1805 de forma anónima. Por otro lado, el trabajo como encuadernador le permitió adquirir habilidad manual, que le sirvió para su posterior trabajo científico. Su habilidad y buen gusto a la hora de encuadernar libros fue lo que, en gran medida, le permitió realizar una carrera científica.

El apoyo de Ribeau fue decisivo en la formación de Faraday, permitiéndole realizar experimentos en el sótano de la imprenta. Faraday trabajó para Ribeau hasta octubre de 1812, en que empezó a trabajar como oficial con Henri De La Roche, otro encuadernador, gracias a la ayuda del propio Ribeau.

Por aquella época, el joven Faraday era muy aficionado a asistir a conferencias y sesiones experimentales científicas, especialmente las impartidas por John Tatum (1772-1858), en la City Philosophical Society, institución fundada por Tatum. Faraday tomaba notas detalladas de las conferencias y experimentos y las encuadernaba.

En febrero de 1812, Ribeau enseñó las notas de las conferencias de Tatum, encuadernadas por Faraday a un cliente, William Dance (1755-1840), músico inglés muy importante en su época y uno de los promotores de la fundación de la Royal Institution (RI). Dance quedó impresionado por el trabajo de Faraday y le regaló entradas para asistir a cuatro conferencias que Davy iba a impartir en la RI, empezando el 29 de febrero de 1812. Ese generoso gesto cambió la historia de la ciencia.

Unos meses después de asistir a las conferencias, Faraday solicitó trabajo a Davy como ayudante y aunque éste al principio lo rechazara, lo acabó contratando durante unas semanas en las que Davy estaba convaleciente de un accidente de laboratorio, pues era un arriesgado experimentalista que lo probaba todo, desde inhalar gas de la risa o monóxido de carbono hasta sufrir las consecuencias de explosiones. La tarea que hizo con Davy fue tomar notas de sus experimentos y lecciones.

En diciembre de 1812, Faraday envió a Davy las notas que tomó de sus clases perfectamente encuadernadas. En este trabajo, Faraday, con una letra perfecta, tomó nota de todo lo que dijo Davy y lo ilustró de manera adecuada. El regalo le debió de gustar a Davy, quien lo contrató permanentemente como ayudante. En 1813, acompañó a Davy en un viaje por Europa. Aunque personalmente la situación no debió de ser buena (Davy era un «clasista» y trataba a Faraday como sirviente), científicamente fue muy fructífera. De regreso a Londres, volvió a trabajar en la RI, siendo nombrado encargado del instrumental científico en 1815, cargo que compatibilizó con el de profesor de la Royal Military Academy (entre 1829 y 1833) y profesor Fullerian de la RI desde 1833. Las aportaciones científicas han sido inmensas, tanto en cantidad, como en calidad e impacto social.

Aún sin educación formal, Faraday alcanzó la máxima cumbre de la ciencia. Lo consiguió con mucho trabajo, interés y entusiasmo; cualidades imprescindibles en un científico. Además, con experimentos cuidadosos, realizó aportaciones científicas espectaculares: leyes de la electroquímica, investigación de compuestos aromáticos (descubrió el benceno y muchos compuestos halogenados), obtuvo oro coloidal nanoestructurado, conviertiéndose así en un pionero de la nanociencia, licuefacción de gases, investigación en electricidad y magnetismo (el padre del electromagnetismo) con aplicaciones prácticas, relación del magnetismo y la óptica, entre muchas otras.

Realizó los experimentos en Física que facilitaron el trabajo teórico de Thomson (Kelvin) y Maxwell, entre otros; que condujeron a la teoría del campo electromagnético.

Además, fue uno de los primeros y más grandes divulgadores científicos (en la imagen durante una de las conferencias en la RI).

El ya mencionado Humphry Davy (1778-1829) ha sido uno de los químicos más importantes de la historia. Aunque Davy falleció relativamente joven (a los 50 años, en Suiza, durante un viaje por Europa), sus logros científicos fueron inmensos; sin embargo, él presumía de que su mayor descubrimiento fue el de Michael Faraday.

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