La soledad del cosmonauta

Por Cristina Escandón

«I didn’t feel like a giant. I felt very, very small».

Esta frase ha sido atribuida a Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna, mirando a la Tierra desde nuestro satélite natural en julio de 1969. La llegada del hombre a la Luna supuso un hecho gigantesco, sin duda, pero —por sus palabras— está claro que la inmensidad del espacio debe hacerte sentir como una mota de polvo, aislada, solitaria, frágil y vulnerable.

¿Qué lleva a una persona a convertirse en cosmonauta? La respuesta que se nos ocurre es el misterio: nos apasiona lo desconocido, saber que no somos más que una pequeña esfera en la inmensidad del universo. «No podemos vivir sin el cosmos» y para algunos es algo más que biológico. Esta frase tan elocuente y taxativa no es mía sino el título de un corto de animación que explica, en cierta manera, lo que significa ser un astronauta.

We can´t live without cosmos está dirigido por el director y animador ruso Konstantin Bronzit y producido en el estudio cinematográfico de animación Melnitsa animation studio. El cortometraje nos cuenta la historia de dos astronautas rusos, de sus sueños y de sentimientos como la amistad y la soledad.

En declaraciones al diario The New Yorker Bronzit explica el concepto que hay detrás: «Mi película no es sobre el programa espacial, y es solo en parte, sobre la amistad. Trata de la soledad. Acerca de los vínculos tan estrechos entre las personas, de nuestra incapacidad para vivir en la sociedad humana sin salir, a veces, a un área diferente, un espacio abierto donde realmente podemos respirar profunda y libremente». 

Foto1. Imagen del cortometraje We can´t live without cosmos. Créditos: Konstantin Bronzit
Imagen del cortometraje We can´t live without cosmos. Créditos: Konstantin Bronzit
 Foto2. Imagen del cortometraje We can´t live without cosmos. Créditos: Konstantin Bronzit
Imagen del cortometraje We can´t live without cosmos. Créditos: Konstantin Bronzit
Foto3. Imagen del cortometraje We can´t live without cosmos. Créditos: Konstantin Bronzit
Imagen del cortometraje We can´t live without cosmos. Créditos: Konstantin Bronzit

Esta soledad con la que frecuentemente se vincula a los astronautas queda reflejada a la perfección por Scott Listfield que, fascinado con películas como 2001: Una odisea del espacio, «dibujo astronautas y, a veces, dinosaurios», declara el artista para definir su trabajo. Sus óleos capturan instantáneas que bien podrían considerarse fotografías.

 Foto 4 – Into the void- Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
 Into the void - Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield

La obra de Scott Listfield siempre tiene un mismo protagonista: un explorador del espacio, desubicado en distintos escenarios y en paisajes abarrotados de iconos de la cultura pop, logos corporativos y de referencias a la ciencia ficción.

Foto 6- The Landscape- Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
The Landscape - Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
Foto 7-Off world colonies- Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
Off world colonies - Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
Foto 8- Shipping container- Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
Shipping container - Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
Foto 9- The crap store- Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
The crap store - Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield

Lo curioso es que, a pesar de integrar a este astronauta en zonas en las que en la mayoría de las ocasiones estarían abarrotadas no hay ni rastro de otros humanos. La soledad del cosmonauta.

 Foto10- The departure part I- Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
 The departure part I - Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
Foto 11- Allien Delivery truck- Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
Allien Delivery truck - Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
Foto12- Lost highway- Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield
Lost highway - Óleo sobre lienzo. Créditos: Scott Listfield

Puede ser que, finalmente, el astronauta canadiense Chris Hadfield esté en lo cierto y que la soledad no es tanto el lugar donde uno se encuentra sino un estado de ánimo. Él reconoce que no se sintió solo, quizá sea porque aprovechó muy bien el tiempo en el espacio y nos dejó maravillas como su versión del Space Oddity de David Bowie, que ya lleva casi 33 millones de reproducciones en YouTube. Tal vez la NASA también los entrene en canto, o que la ingravidez ayude a vocalizar... Así que ¿y si mandamos al espacio a Andy y Lucas? Es solo una idea.

Fuentes y referencias:

IMDb.com
Promofest.org
The Screening room: «We can't live without cosmos». Joshua Rothman. The New Yorker. Feb 9, 2016. 
Astronaut dinosaur. Paintings by Scott Listfield. 
Learning to Think Like ans Astronaut. Kira Zalan. U.S.News. Dec 26, 2013.

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