Capturar la esencia de la naturaleza en cada uno de los materiales que utiliza en sus obras es la inspiración de Claire Brewster.
Mapas y atlas viejos sufren a través de sus manos la más maravillosa de las metamorfosis para transformase en bellas mariposas, insectos o pájaros. Todo un catálogo, una colección de entomología compuesta de esculturas, collages complejos, delicados y detallados cuyo resultado es una obra exquisitamente etérea.
Para esta artista la naturaleza está presente en todas partes, incluso en los entornos más urbanos y en aquellos lugares donde se ve terriblemente amenazada, viviendo en un universo separado pero todavía paralelo.
Claire Brewster encuentra la inspiración en el medio natural. Sus pájaros, insectos y flores trascienden fronteras y pasan libremente entre los países, incluso en aquellos que tienen escaso respeto por las reglas de la inmigración o de la biodiversidad. Sus creaciones son libres, no hay fronteras aunque sus almas procedan de mapas llenos de territorios delimitados. Una fabulosa paradoja: libertad y prohibición, que llevan al espectador a reflexionar sobre ello.
El manejo del collage de la artista es asombroso. Las sombras creadas en las piezas cuando la luz incide sobre ellas crea una calidad tridimensional que le da a estas esculturas en papel dinamismo y una sensación de movimiento. El papel en manos de la artista cobra vida, tal es el caso de las bandadas de pájaros que se coordinan formando los más bellos vuelos sincronizados o las aves rapaces que parecen estar a punto de cazar a su presa.
Aunque en demasiadas ocasiones nuestros universos, el de la naturaleza y el ser humano, parezcan ir separados, su cruce es inevitable y es en ese momento cuando el ser humano se da cuenta de que la naturaleza es indomable, es libre y no hay manera, por mucho que insistamos, de ponerle barreras, fronteras que si se levantaran provocarían un triste final para nuestra especie.
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