Las momias Guanches

Por Javier Díaz-Romeral

Seguro que si te encuentras dando un paseo por un parque y escuchas el ruido que hacen unos cascos sobre el suelo cuando van al trote, haciendo un uso prácticamente instintivo del principio de la navaja de Ockham, piensas en caballos y no en cebras, puesto que es la explicación más sencilla.

Algo parecido pasa cuando lees o escuchas la palabra momia, lo más razonable es pensar en desiertos y pirámides con pasadizos que esconden el camino hasta cámaras donde descansan eternamente los faraones en sus sarcófagos… pero hoy no, hoy con momias nos referimos a las momias guanches, elaboradas por los primeros pobladores de Tenerife.

Los primeros habitantes de las Islas Canarias llegaron por mar procedentes de la costa norteafricana. De origen bereber y posiblemente desplazados por la ocupación de otras culturas como la romana, se establecieron en algún momento antes de la época cristiana. Adaptándose al medio que les proporcionaba la isla, los guanches establecieron una cultura estratificada en clases —principalmente nobles y plebeyos—,  basada en el comercio de cabras, cerdos y ovejas. También complementaban el pastoreo con el cultivo de cereales y legumbres, así como con la recolección de recursos naturales mediante la caza y la pesca.

 

Representación de un poblado guanche. R. Liebau 2006.

En el yacimiento arqueológico de la Cueva de los Guanches se han encontrado restos cerámicos datados en el siglo III a. C, aunque es más que posible que los primeros aborígenes llegaran mucho antes. A la época de la conquista de las islas en el siglo XV por parte de la Corona de Castilla, no se encontraron muestras de actividad marítima significativa, por lo que después de varios siglos habían olvidado la técnicas por las que llegaron al archipiélago, por lo que las islas vivían aisladas tanto entre ellas como del continente africano. 

El término guanche se refiere en concreto a los primeros pobladores de Tenerife, pero el hecho de tratarse de la cultura más estudiada desde el momento de la conquista hasta nuestros días ha hecho que erróneamente se haga referencia los pobladores de todas las islas bajo el mismo nombre, a pesar de que en cada una de las islas se desarrollaron culturas independientes.  

Uno de los rasgos culturales que más curiosidad despertó tras la conquista de las islas fue el descubrimiento de las costumbres funerarias de los guanches tinerfeños, que momificaban a sus difuntos con unas técnicas muy depuradas. En las propias palabras del religioso Alfonso de Espinosa:

«Los naturales de esta isla, piadosos para con sus difuntos, tenían la costumbre que, cuando moría alguno dellos, llamaban ciertos hombres (si era varón el difunto) o mujeres (si era mujer) que tenían esto por oficio y desto vivían y se sustentaban, los cuales, tomando el cuerpo del difunto, después de lavado, echábanle por la boca ciertas confecciones hechas de manteca de ganado derretida, polvos de brezo y de piedra tosca, cáscara de pino y de otras no sé qué yerbas, y embutíanle con esto cada día, poniéndolo al solo, cuando de un lado, cuando de otro, por espacio de quince días, hasta que qeudaba seco y mirlado, que llamaban xaxo» 

Con estas palabras definía lo que era un rito de momificación, bastante parecido a algunos encontrados en otras culturas como la egipcia. En este escrito se observa como realizaban un proceso que constaba de lavado del cuerpo y adición de sustancias conservadoras. Más tarde, cuando el cuerpo se había secado, lo envolvían en pieles de ganado y lo colocaban en una cámara funeraria, junto con un pequeño ajuar de diferentes utensilios cotidianos, para que pasara allí la eternidad. Además de este proceso, las propias condiciones ambientales de la isla favorecían el proceso de momificación y conservación de los cuerpos. Donde diferentes investigadores no han encontrado consenso es en la preparación previa de los cuerpos, ya que a pesar de ser similar a los procesos de momificación y embalsamamiento utilizados en Egipto, no parece, al menos en las momias que se conservan, que se realizaran incisiones para extraer los órganos internos ni el cerebro.

 

Detalle Momia de Necochea. Museos de Tenerife.

En los primeros siglos después de la conquista muchos autores dejaron registro de visitas a cuevas funerarias donde pudieron observar alguna con hasta 1000 cuerpos en ellas. Desgraciadamente, casi todos los hallazgos arqueológicos realizados han sido expoliados fruto de la admiración y la curiosidad. Incluso muchas se convertían en polvo bajo la creencia de que tenían propiedades curativas. 

Uno de los expolios más recientes, ya en el siglo XX, fue el que sucedió en mayo de 1933 después de que un pastor encontrara una necrópolis que contenía más de 70 cuerpos. Al poco del descubrimiento habían pasado por allí más de 4000 personas que saquearon la cueva llevándose con ellos todo tipo de huesos. Solo gracias a los dibujos de la cueva realizados por el director de la Escuela de Bellas Artes de Tenerife poco antes de que comenzara esta macabra peregrinación permitió conocer detalles de los ritos funerarios aborígenes desconocidos hasta el momento.

 

Momia de San Andrés. Museos de Tenerife.
Momia de mujer guanche de Necochea. Wolfgang Sauber 2013.
Momia de hombre guanche de Necochea. Wolfgang Sauber 2013.

 

Hoy en día, en el Museo de la Naturaleza y el Hombre, en la isla de Tenerife, podemos visitar algunas de las momias más representativas que han llegado hasta nuestros días. Las momias guanches de Necochea, que tienen este nombre ya que fueron expoliadas y conservadas posteriormente en el Museo de Ciencias Naturales de Necochea en Argentina hasta su devolución en 2003. Se trata de una mujer de unos 20 años y de un hombre de unos 25, ambos envueltos en sudarios de cuero elaborados mediante costuras detalladas. Otra de las momias que podemos visitar es la momia de San Andrés. Se trata de un hombre de unos 30 años que tiene la peculiaridad de ser una de las mejor conservadas de la cultura guanche y que debe su nombre a que se encontró en una cueva en el valle de San Andrés sobre una tabla de madera junto a su ajuar funerario.

 

Momia guanche del Barranco de Herques en el Museo Arqueológico Nacional. Ángel Martínez Levas/MAN.

También podemos encontrar en Madrid una de estas momias guanches, la momia guanche del Barranco de Herques, que tras servir de regalo para el rey Carlos III en el siglo XVIII, pasar por el Real Gabinete de Historia Natural en 1776 y llegar en 1895 a lo que se convertiría en el Museo Nacional de Antropología, terminó su periplo cuando se traslado en 2015 al Museo Arqueológico Nacional, donde podemos visitarla en la exposición reservada para la prehistoria canaria.  

El estudio de los diferentes restos que se conservan hoy en día han sido importantes para conocer más sobre estos fascinantes habitantes prehispánicos y su cultura, qué tipo de dieta seguían, cuales eran sus complexiones físicas medias y algunas de las enfermedades que sufrieron. Fundamental para conocer en profundidad la riqueza del patrimonio cultural canario y tinerfeño.

 

Para saber más 

Las momias guanches de Necochea. Museos de Tenerife. 2003.
Bioantropología de las Momias Guanches. González Antón et al. 
Munibe Antropologia-Arkeologia nº8. 1992.
Momias. Los Secretos del Pasado. Museo Arqueológico y Etnográfico de Tenerife.
Las Momias Guanches de Tenerife. Proyecto Cronos. Conrado Rodríguez Maffiotte.
Un estudio recuerda el expolio de la mayor necrópolis guanche jamás hallada. Agencia EFE a través de archive.org.
Envían dos momias de Necochea a Canarias. La Nación. 2003.
El Museo Arqueológico Nacional expone la momia guanche. La Vanguardia. 2015.

 Foto de portada: Canarias Noticias

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