Lugares mágicos y de película

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Hay lugares en los que te sientes tan bien que te gustaría enseñárselos a muchos amigos aunque, a la vez, no quieras que los conozca nadie. Ese sitio, la brisa y tú, sin nadie más, esa es la magia.

TEXTO POR RAQUEL MARTÍNEZ CANTÓ
ILUSTRADO POR CEE NEIRA
ARTÍCULOS
ALMERÍA | CABO DE GATA | GEOLOGÍA | TURISMO CIENTÍFICO
20 de Julio de 2017

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Eso es lo que sintió Martina cuando se sentó por primera vez en aquella playa de arena oscura desde donde divisaba el gran peñasco volcánico que parecía una rana a punto de saltar. Había llegado hasta allí con sus padres a través de un pequeño sendero de unos 200 metros que anduvo casi corriendo después de bajar del autobús.

Panorámica de la playa del Mónsul

La playa, la primera de varias que recorrería ese día, tenía unas aguas cristalinas y unos acantilados que ella nunca había visto, así que se sentó a disfrutar de la vista antes de mojarse los pies. Al poco rato no aguantaba más la curiosidad y le preguntó a sus padres por esas paredes de roca que delimitaban la playa.

—Están formados por lava.
—¿Aquí hay volcanes? ¿Dónde? —preguntó Martina muy excitada.
—Sí, cariño, todo esto está formado por la acción de los volcanes que estuvieron activos hace mucho tiempo, hace unos doce millones de años. Si te apetece ver alguno de esos volcanes, podríamos ir mañana a Rodalquilar o Mesa Roldán.
—¡Sí, yo quiero verlos!

Martina no se podía creer que esa playa guardase una historia tan interesante. ¿Cómo podía haberlo tenido tan cerca y no enterarse? Fíjate que hasta ¡es una playa famosa! Este lugar fue una de las localizaciones que Steven Spielberg eligió para grabar Indiana Jones y la última cruzada, entre otras películas que se han rodado allí mismo.

Coladas andesíticas en Cabo de Gata

Martina se dio cuenta que, al otro lado de la playa, había una formación que había estudiado en clase: una duna. Pero aquella duna no se encontraba sobre una planicie, como las del desierto, sino que escalaba sobre el acantilado ya que era una duna rampante.

Unas horas después, la familia había seguido una ruta pequeña y había llegado a distintos puntos interesantes. Tras bañarse en la playa del Mónsul, pasaron a conocer la playa de la Media Luna. Una playa bastante cerrada, con formaciones rocosas que le dan ese ambiente tan recogido. En ella no había apenas gente tomando el sol o bañándose, así que se podía dar un chapoteo sin problemas.

Sin olvidar dar unos buenos tragos al agua que llevaban en la mochila y con la gorra puesta, siguieron camino hasta las calas Carbón y Chicré. Ellas formaban la última parada de la excursión de ese día. Para Martina no tenían nada que envidiar a las que ya había visto. Eran de mucho menor tamaño y de piedras en lugar de arena. «¡Menos mal que llevaban buenas zapatillas!», pensó Martina.

Panorámica de la playa de los Genoveses

Aunque el recorrido fue de casi tres kilómetros, se le hizo corto. Los paisajes le parecían preciosos y todo lo que estaba aprendiendo era muy interesante. Estaba deseando que fuese el día siguiente para poder ver por primera vez un volcán en persona. Había visto muchos en la televisión, pero verlo con sus propios ojos debía ser extraordinario. Estaba segura de que nunca olvidaría aquellos días de vacaciones en familia. ¡Y eso que no había visto la «mini calzada de gigantes» que se encuentra en el domo de Punta Baja! Eso quedaría para otro viaje.

Y es que el Parque Natural de Cabo de Gata, situado en la costa almeriense, da para mucho. El parque tiene muchísimas cosas que ver, no solo por la geología, sino debido a que su fauna y flora, propia del clima semiárido, también son únicas. El máximo esplendor de las aves del parque se puede ver en las casetas dispuestas para ello en torno a las salinas. Además, es notable el paso de distintas civilizaciones por allí como atestiguan las norias, aljibes y torres de los árabes, las factorías de salazón de pescados de los fenicios y romanos, y los molinos harineros y estructuras mineras de Rodalquilar del siglo XX.

Estructuras mineras abandonadas en Rodalquilar

Y es que el Parque Natural de Cabo de Gata, situado en la costa almeriense, da para mucho.

Por todos estos motivos ha sido reconocido, entre otros, como Humedal de Importancia Internacional en 1989, Reserva de la Biosfera en 1997, Geoparque en 2001.

Panorámica del parque desde un acantilado

Si os decidís a pasear por estos paisajes como lo hizo Martina con sus padres, no podréis evitar recordar a Lawrence de Arabia por la playa de los Genoveses o al protagonista de La historia interminable paseando por la playa del Mónsul o incluso a los personajes de La muerte tenía un precio por el paraje de Los Albaricoques, en la zona interior del parque. Así podríamos seguir por una lista interminable, ya que muchos de los éxitos del conocido como spaghetti western fueron grabados en estos parajes. ¿Te lo vas a perder?

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