Linda Brown Buck: neurocientífica pionera en la investigación olfativa

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Linda Brown Buck, bióloga, médica y profesora estadounidense, ha dejado una huella imborrable en el mundo de la ciencia, especialmente en la neurociencia y la investigación olfativa. Nacida el 29 de enero de 1947 en Seattle (Washington), su fascinación por la biología y el olfato la llevaron a realizar descubrimientos revolucionarios que le valieron el Premio Nobel de Medicina en 2004, convirtiéndola en la tercera mujer en recibir este prestigioso galardón en la categoría de Fisiología o Medicina.

TEXTO POR QUIQUE ROYUELA
ILUSTRADO POR MARINA MANDARINA , ANGYLALA
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29 de Enero de 2024

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Desde sus primeros años, Buck demostró un interés apasionado por la biología y una curiosidad innata que la impulsaría a explorar los misterios del sistema olfativo. Después de obtener su licenciatura en microbiología en la Universidad de Washington, continuó sus estudios en la Escuela de Medicina de la misma institución, donde obtuvo su doctorado en inmunología.

La trayectoria de Linda Brown Buck en la investigación comenzó cuando decidió explorar el complejo mundo de los receptores olfativos, proteínas cruciales que permiten a los seres vivos detectar olores en su entorno. Su contribución más destacada fue la identificación y clasificación de la familia de genes que codifican estos receptores, conocidos como receptores olfativos de membrana. Este descubrimiento, realizado en colaboración con Richard Axel, su colega de investigación en la Universidad de Columbia, marcó un hito significativo en la comprensión de cómo percibimos y procesamos los olores.

El sistema olfativo es asombrosamente complejo, con miles de olores diferentes que pueden ser detectados y diferenciados por nuestro cerebro. Antes del trabajo pionero de Buck y Axel, poco se sabía sobre cómo se organizaba esta maquinaria molecular en el cuerpo humano. Su investigación permitió no solo identificar los genes responsables de estos receptores, sino también mapear su disposición en el genoma humano. Esto abrió la puerta a un entendimiento más profundo de la diversidad y la especificidad de los receptores olfativos, así como a la posibilidad de explorar aplicaciones en campos como la medicina y la biotecnología.

La investigación de Buck no se limitó solo al sistema olfativo. Continuó explorando los mecanismos detrás de la percepción sensorial y participó activamente en estudios sobre la relación entre los sentidos y el comportamiento. Su enfoque multidisciplinario y su habilidad para integrar la biología molecular con la neurociencia fueron esenciales para avanzar en el campo.

El reconocimiento mundial llegó en 2004 cuando Linda Brown Buck y Richard Axel fueron galardonados con el Premio Nobel de Medicina por sus contribuciones al entendimiento de la organización y función del sistema olfativo. Este premio no solo honró sus logros individuales, sino que también destacó la importancia de la investigación básica en la comprensión de procesos fundamentales en el cuerpo humano.

El legado de Linda Brown Buck trasciende el ámbito científico. Su carrera ha inspirado a generaciones de científicos, especialmente a mujeres, a seguir carreras en campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Su valioso trabajo no solo ha contribuido al conocimiento científico, sino que también ha impactado nuestra comprensión de cómo percibimos el mundo que nos rodea.

En resumen, Linda Brown Buck ha dejado una marca indeleble en la investigación olfativa y la neurociencia. Su curiosidad incansable, su dedicación a la investigación y su capacidad para colaborar en proyectos innovadores han sido fundamentales para desentrañar los misterios del sistema olfativo humano, llevándola a ser una figura destacada en la historia de la medicina y la ciencia.

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