Pequeños grandes detalles

Por Cristina Escandón

Una de las experiencias que más miedo produce a los niños es ir al hospital. Pero no nos engañemos, esto que les pasa a los más pequeños es algo que nos ocurre a todos en mayor o menor medida. Si no es miedo es desazón, angustia, tristeza,… Pero ¿es posible mitigar de alguna manera estas sensaciones aunque solo sea levemente?

En el sector sanitario no se suele prestar demasiada atención a los pequeños detalles. Embellecer y mejorar la utilidad de un espacio, de los aparatos y utensilios sanitarios pueden ejercer un efecto muy positivo en los pacientes. Es ahí, donde el papel de un diseñador marca la pequeña gran diferencia. Este no solo ha de tener en cuenta la funcionalidad de un producto (una sala de espera, tensiómetro, etc.), también la forma en que las personas utilizan esos espacios y  objetos, y por qué no, la manera en que perciben ese objeto: si es interesante, atractivo, si te desata una sonrisa, si produce miedo, si de alguna manera deshumaniza….

Todos lo hemos sufrido y, de hecho, es posible que hayas sido marcado de por vida. O acaso cuando has estado en algún hotel con una decoración impersonal y sombría no has pensado: «esto parece un hospital». ¡Porque los hospitales producen ese tipo de sensaciones!

Y es curioso que los profesionales del diseño atiendan a los gustos de los usuarios de ordenadores portátiles, teléfonos móviles, televisores, coches, etc., pero ¿qué ocurre con aquellas personas que por ejemplo requieren aparatos de asistencia sanitaria en sus vidas?  ¿Por qué no nos ocupamos más de estos productos? A menudo este tipo de objetos tienen un diseño horrible que no contribuye de ninguna de las maneras a que una enfermedad sea un poco más llevadera. Si siempre buscamos tener a nuestro alrededor cosas bonitas que hagan más agradable nuestra vida, ¿no creéis que es más interesante hacerlo cuando sufrimos una enfermedad que nos merma el ánimo? Yo creo que sí.

Por eso, me he puesto a buscar algunos ejemplos de todo esto que os estoy contando y que a mi modo de ver son en algunos casos pequeñas innovaciones que suponen un paso de gigante en hacer algo más llevadera una enfermedad.

El primer ejemplo es esta bolsa pediátrica de recolección de orina, estéticamente mucho más agradable que las bolsas convencionales y al no tener ese aspecto tan clínico resulta menos traumático para el niño.

Diseño: Greatbearhealthcare

El segundo ejemplo recibió el premio IDEA de plata 2014 al mejor diseño en la categoría de estudiantes.  Y no es de extrañar porque esta banda de seguridad  para las vías además de cumplir su función (mantener firmemente la aguja en su lugar en caso de que el niño se mueva), su forma de elefante permite que los niños se sientan algo más familiarizados con el objeto, haciendo que su miedo se vea disminuido.

Diseñadores: Kim Mi Hyun, Jung Ju Yeon, Park In Hye and Park Chan Ju of Sungshin Women's University

El tercer ejemplo, es solamente un concepto que todavía no ha llegado a materializarse en producto. Se trata de un vampiro llamado Winny, que no es más que un medidor de glucosa inalámbrica para niños. Su diseñadora, Diana Dumitrescu, ha ideado una mascota con un dispositivo de punción y análisis para detectar niveles de glucosa en sangre. Los datos obtenidos son enviados a una aplicación para móvil. Una idea que no solo vale para los más pequeños sino también para esos adultos aprensivos a los que las agujas y la sangre les dan pavor.

 

Siguiendo esta misma línea, encontramos otro modelo de medidor de niveles de glucosa pero con un diseño más sobrio llevado a cabo por Mickael Boulay. Dispone de una serie de leds con un código de colores que se iluminan según los niveles de glucosa. Este dispositivo permite al paciente hacer mediciones interaccionando con el aparato de una manera más sosegada, más cálida y relajada, generando una mejor y plácida experiencia para el paciente.

Otro ejemplo, de lo más inspirador es  el de la diseñadora Yao Sha. Con la experiencia de su abuela, enferma de Alzheimer, decidió apostar por mejorar la vida de estos enfermos y sus familiares.  Para entender mejor esta enfermedad, fue voluntaria en los centros de atención de día para adultos. Desde la exploración de las actividades diarias a través de la observación y hablando con los cuidadores, encontró que ciertas actividades cotidianas, como comer, para estos enfermos resultaban verdaderos desafíos y, en ocasiones, resultaban frustrantes. Para muchas familias, las comidas son un momento para compartir, conectar y disfrutar de la compañía del otro. Cuando la enfermedad afecta a uno de los miembros de una familia, la experiencia a la hora de la comida puede llegar a ser estresante. Comer debe ser una tarea sencilla para la mayoría de la gente. Sin embargo, las deficiencias sensoriales cognitivas de esta enfermedad  dan lugar a una variedad de problemas de alimentación.

 Por esa razón Yao Sha creó Eatwell, una vajilla de  veinte piezas diseñadas  para el enfermo que ayuda a aumentar la ingesta de alimentos y mantener su dignidad.

A partir de los colores brillantes, cada artículo fue diseñado para evitar accidentes y ayudar a los pacientes a comer. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Boston, ciertos colores ayudan a las personas con demencia reducir la discapacidad visual y consumen más. Así Yao hizo los exteriores y los utensilios de color rojo y amarillo para ayudar a estimular el apetito y el interior de color azul para evitar la confusión y distinguir bien los alimentos (ya que la mayoría de los alimentos no son ese color). Formas ergonómicas para poder coger mejor cada utensilio y bases más estables para evitar que se derramen los líquidos. 

Después de años de investigación y desarrollo, Eatwell obtuvo el primer lugar de entre 52 equipos de 15 países que participaron en el Stanford Design Challenge de 2014.

 

Otra idea fantástica, en este caso para las bolsas de dosificación de medicamentos (goteros) es la propuesta de Little Love Medical. Unas sencillas pegatinas que decoran los goteros para reducir el miedo, la ansiedad y el estrés, como demuestra un estudio del Health & Sciences Center, de la Universidad de Nuevo México.

Por otro lado, los espacios también son importantes y no hay que descuidarlos. Un ejemplo acertado de cómo diseñar los interiores de las distintas salas de un hospital es el trabajo realizado por Thomas Matthews para el Hospital de Chelsea. El equipo de diseño Thomas Matthews creó el concepto de Mi Universo que se centra en la experiencia del paciente. Una investigación detallada sobre los efectos positivos del arte y el color en los entornos sanitarios y la importancia que se da a la creatividad en el hospital permitieron la creación de un universo alternativo con personajes ilustrados en las salas diseñados para interactuar con los visitantes del hospital y darles consuelo, seguridad y asesoramiento. Una herramienta para ayudar a los pacientes a sentirse mejor y más relajados. 

 

  

 

 

¿Qué es lo que tienen en común todos estos productos? En mi opinión, fundamentalmente comparten la idea de que alguien quiso hacer las cosas de una manera distinta, probablemente movido por el deseo de hacer la vida más fácil de quienes más lo necesitan.  Lo grandioso en estos temas es que a veces son las personas en sí mismas, sin necesidad de nada más, las que consiguen con gestos mínimos en nuestros círculos el mismo efecto.  Y si no mirad este video.

  

Referencias: 

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