Bletchley Park

Por Javier Díaz-Romeral

Llevaban varias horas acosando al Primrose —nombre en clave que habían dado en el mando al submarino nazi U-110— y todavía no se hacían a la idea de cómo podía resistir más de 20 cargas de profundidad. Varias unidades de la Royal Navy se ocupaban de mantener a raya a la embarcación. El combate había sido muy intenso y todo apuntaba a que la embarcación alemana acabaría hundida en las aguas del Atlántico.

Pero de repente apareció sobre el nivel del mar y el fuego de artillería terminó de incapacitar la nave. Mientras se ocupaban de recoger a los supervivientes, un pequeño grupo de asalto se dirigió al maltrecho submarino con orden de abordarlo y recuperar toda la información de inteligencia posible. Cuando se cercioraron que no había nadie a bordo, parte del equipo de asalto se ocupó de formar una cadena humana con la que acelerar el proceso de extracción de todo el material que encontraron, mientras que el telegrafista se dirigió a la sala de transmisiones. Cuando llegó, todo estaba en perfecto estado y junto a códigos y bitácoras de navegación encontró una curiosa máquina de escribir todavía enchufada, como si la hubieran estado usando hasta el momento último en que abandonaron la nave. Ante lo peculiar de la pieza, decidió salvarla del naufragio. Nada le hacía presagiar que terminaría a cientos de kilómetros de allí y que sería un elemento clave en la conclusión de la guerra.
Este episodio tuvo lugar el 9 de mayo de 1941 y el lugar de destino de la máquina Enigma capturada no sería otro que Bletchley Park.

Vista del edificio principal

Situado a 80 kilómetros de Londres, Bletchley Park fue el lugar elegido por la inteligencia británica para instalar la sede donde se estudiarían y romperían los códigos utilizados por las potencias del eje durante la segunda guerra mundial. La elección de este lugar en concreto no fue casual, ya que se encuentra estratégicamente situado entre las universidades de Oxford y Cambridge, con la intención de que estas aportaran gran parte de las mentes brillantes encargadas de participar en la rotura de los códigos empleados por las potencias enemigas.

Con el fin de acelerar los procesos de descodificación de mensajes aquí también se desarrollaron diferentes computadoras electromecánicas que fueron precursores de los ordenadores modernos, como la Bombe de Alan Turing, empleada para romper el código Enigma o Colossus de Tom Flowers para romper el código Lorenz. Creo que, sin lugar a dudas, Bletchley Park es un punto clave en nuestra historia reciente, ya que los trabajos aquí realizados ayudaron a poder terminar la guerra —según se estima— al menos dos años antes haciendo un uso intensivo de una incipiente tecnología, salvando miles de vidas en el proceso. 

Estatua conmemorativa de Alan Turing

Detalle de uno de los rodillos de la máquina Enigma

Reconstrucción funcional de la máquina Bombe

Una vez finalizada la guerra, las instalaciones del parque se utilizaron con diferentes propósitos hasta llegar al punto de pretender derribarlas en 1991. Los intentos por preservar la memoria de la importancia de los hechos que tuvieron lugar aquí consiguieron parar el derribo pero no fue hasta varios años después cuando se consiguieron los fondos para restaurar el parque de mano del gobierno británico y de empresas internacionales como Google e IBM. 

Antiguo barracón de inteligencia restaurado

Réplica del submarino alemán U-110

Tras el proceso de restauración, que finalizó en junio de 2014, podemos visitar Bletchley Park así como el museo y las diferentes exposiciones y estancias que ponen a nuestra disposición. Desde visitar los barracones donde tenía lugar el proceso de análisis de códigos junto con la oficina de Alan Turing, restaurados para mantener la atmósfera original, hasta visitar la única recreación funcional en el mundo de la Bombe, la computadora diseñada por Turing para romper el código Enigma. Todo acompañado de extensiva información multimedia que nos servirá para sumergirnos aún más en la esencia del lugar. 

Para saber más

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