Mecanismo Lambda

Por Javier Díaz-Romeral

Ahora que el verano llega a su fin y la mayoría de nosotros ya hemos dejado las vacaciones atrás, recordamos con nostalgia las recientes y distendidas reuniones con familiares y amigos ante el desalentador panorama de rutina diaria que nos espera durante los próximos meses. Y es que las vacaciones nunca duran todo lo que uno quisiera.

Poco recordamos ahora los momentos de estrés previos a la organización de las vacaciones o cualquier evento lúdico veraniego. No basta con pensar qué vamos a poner en la barbacoa o qué vamos a beber para ayudar a hacer el calor más llevadero, si no que además te ves moviendo muebles y haciendo sitio para preparar una mesa adecuada a todos los asistentes.

Esta es la parte que más pesada me resulta, tanto por el esfuerzo físico —que con las temperaturas estivales que estamos teniendo no es moco de pavo— como por tener que andar con todo el cuidado del mundo para no estropear muebles, suelos ni paredes. Y es en ese momento en el que te da por pensar que en el siglo XXI los muebles ya podrían moverse y colocarse solos.

Quizás esto mismo pensara el diseñador industrial Wouter Scheublin antes de ponerse a trabajar en una línea de muebles móviles en su estudio holandés. Con una pasión por la mecánica y el diseño claramente patente en su obra, trabajó durante más de un año hasta que presentó en 2006 su walking table, nombre que preferimos mantener en inglés para conservar el glamour del objeto.

Walking table

Con un diseño fascinante, cuando aplicamos presión en su lado más largo en lugar de arrastrarla actuaremos de motor y nuestro esfuerzo activará los mecanismos colocados en cada uno de sus pares de patas, que cobrarán vida y moverán la mesa como si fuera caminando. El resultado es un hipnótico autómata de madera. Y aunque este es un diseño del siglo XXI de pleno derecho, Scheublin encontró su inspiración en el siglo XIX, en los trabajos del matemático ruso Pafnuty Chebyshev

Detalle de los engranajes

Aunque Chebyshev es hoy en día más recordado por su trabajo en matemáticas y estadística (la desigualdad que lleva su nombre es de aplicación actual en la búsqueda de números primos), trabajó de forma brillante y apasionada en la construcción de mecanismos. En este caso, la mesa se inspira en el Mecanismo Lambda, capaz de convertir un movimiento de rotación a un movimiento rectilíneo constante. Este mecanismo se llama así ya que se asemeja a la letra griega lambda.

El propio Chebyshev trabajó en una máquina que utilizaba este sistema y que presentó en la Exposición Universal de Paris de 1878, tercera feria de este tipo cuyo tema para la exposición era agricultura, artes e industria y en la que el pintor Franscisco Pradilla y Ortiz consiguió la primera medalla de oro para España en una exposición universal (con su obra Doña Juana la Loca). En la misma exposición, se presentó el teléfono de Graham Bell y un interruptor que iluminó las bombillas eléctricas inventadas por Thomas Edison.

Panorámica de la exposición

La Máquina Plantígrado utilizaba cuatro mecanismos lambda para mover las plataformas en las que se apoyaba y conseguir caminar.

  


Scheublin, al igual que ya hizo Newton, se apoya en hombros de gigantes para el diseño de su espectacular mesa y quizás en unos años otros utilicen su trabajo con resultados igualmente sorprendentes.

 


Sí, ya sé lo que estás pensando pero, asumámoslo, con ruedas no sería tan divertido. Ni tan espectacular. 

Para saber más

Pafnuty Chebyshev
Chebyshev walking platform
Wouter Scheublin

Deja tu comentario!