La bóveda del fin del mundo

Por Cristina Escandón

«Me llamo Robert Neville. Soy un superviviente que vive en la ciudad de Nueva York. Estoy transmitiendo en toda la banda de AM. Estaré en el puerto de South Street todos los días al mediodía, cuando el sol está más alto. Si estás ahí fuera, si hay alguien ahí fuera... Puedo proporcionar comida, puedo proporcionar refugio, puedo proporcionar seguridad. Si estás ahí fuera, si hay alguien por ahí. Por favor. No estás solo».

Este es el mensaje que manda un desesperado Robert Neville, protagonista (interpretado por Will Smith) de la de la película Soy Leyenda (Francis Lawrence, 2007), tercera adaptación cinematográfica de la novela homónima de Richard Matheson. En este filme, el autor nos traslada desde nuestro cómodo sofá a un paisaje apocalíptico en el que un virus ha acabado con la población mundial, convirtiendo a algunos en una especie de vampiro y quedando Robert Neville como único superviviente humano. Ante esta situación, el director nos ofrece una visión de la soledad, el peligro, la falta de comida, la supervivencia y nos obliga a preguntarnos cómo sobreviviríamos ante una catástrofe mundial de esa índole.

Si lees esto y algún día te conviertes en el Robert Neville de turno has de saber que existe un lugar en el mundo al que deberías dirigirte, a toda costa, en el que encontrarías un halo de esperanza: Svalbard globale frøkvelv, que traducido al español sería algo así como la Bóveda Global de Semillas, una enorme despensa subterránea de semillas de miles de plantas de cultivo de todo el mundo, situado cerca de Longyearbyen, en el archipiélago noruego de Svalbard.

Interior de la bóveda
Interior de la bovéda. Créditos: Stastbygg.no

El área total es de 1000 metros cuadrados distribuidos en el interior de la montaña  y dispone de una sola entrada, lo único visible de esta gigante despensa. No obstante, el paisaje que rodea Longyearbyen y la propia entrada al recinto bien merecen una visita. Después de leer este artículo entenderás por qué.

Entrada a la bóveda
Entrada a la bóveda. Créditos: Matthias Heyde.

La obra de arte Repercusión perpetua de la artista noruega Dyveke Sanne adorna el tejado y la fachada frontal superior de la entrada del edificio. Esta intervención hace que el edificio sea visible desde lejos, tanto de día como de noche, utilizando triángulos de acero inoxidable altamente reflectantes de varios tamaños. En combinación con elementos refractarios como espejos y prismas, estos triángulos capturan la luz y la reflejan. La apariencia cambia con la hora del día, así como dependiendo de la temporada. Desde luego, todo un acierto que se convierte en casi un espejismo. No creo que haya una representación mejor de la visión del superviviente ante un halo de esperanza al vislumbrar la posibilidad de sobrevivir. 

Entrada a la bóveda
Entrada a la bóveda. Créditos: Stastbygg.no
Detalle de la obra “Repercusión perpetua” Créditos: Mari Tefre/Svalbard Globale frøhvelv
Detalle de la obra “Repercusión perpetua” Créditos: Mari Tefre/Svalbard Globale frøhvelv

El interior está construido para soportar actividad volcánica, terremotos, altas dosis de radiación y la crecida de las aguas, ya que se encuentra a 130 metros sobre el nivel del mar. Además, en caso de fallo eléctrico la capa de hielo permanentemente congelada (permafrost) del exterior actuaría como refrigerante natural, manteniendo las semillas entre 3-4 grados bajo cero.

Interior de la bóveda
Interior. Créditos: Matthias Heyde

Más allá de la entrada del túnel se encuentra el almacén, que se compone de tres bóvedas separadas e idénticas de 9,5 x 27 metros cada una. Cada una de ellas dotada con equipo eléctrico autónomo accionado por una planta de energía local, garantizando así una temperatura constante de 18 grados Celsius bajo cero.

Planos del interior
Planos del interior. Créditos: Stastbygg.no

«El material que se encuentra en la bóveda es el resultado del trabajo de los agricultores en los últimos 12 000 años», afirma Marie Haga, Directora General de Crop Trust.

Y es que este almacén, conocido por algunos como el Arca de Noé vegetal, contiene más de 830 000 muestras procedentes de casi todos los países en el mundo, por lo que es considerada la mayor y más variada colección de la diversidad de cultivos en la Tierra. La Bóveda de Semillas tiene capacidad para almacenar 4,5 millones de variedades de distintos cultivos. Cada variedad contiene, en promedio, 500 semillas, por lo que la bóveda tiene una capacidad máxima de unos dos mil quinientos millones de semillas. El objetivo de la Bóveda es reunir una copia de seguridad de todas las plantas comestibles del mundo, con muestras que van desde variedades únicas de importancia mundial de alimentos básicos como el maíz, el arroz, el trigo y la patata a variedades de frijol, sorgo, berenjena, lechuga, y cebada.

Muestras
Muestras. Créditos: croptrust.org

La temperatura de -18 ºC  y un almacenaje en paquetes a medida de papel de aluminio de tres capas permiten la conservación de estos tesoros de la naturaleza. Los bajos niveles de temperatura y humedad dentro de la estancia garantizan la una actividad metabólica baja, manteniendo las semillas viables durante períodos de tiempo prolongados.

Créditos: croptrust.org

Probablemente esto de las catástrofes te suene a ciencia ficción, como la película con la que hemos comenzado este artículo. Sin embargo, más allá de la ficción, sorprende que no seamos conscientes de lo que realmente está sucediendo en nuestro planeta, nuestro hogar: el cambio climático es un hecho.

«El 93% de las variedades de semillas para la alimentación se han perdido en los últimos 80 años. Muchos pensamos que las consecuencias del cambio climático es una subida ligera de la temperatura media. Pero lo que tendremos son temperaturas más extremas. Tendremos temperaturas mínimas más elevadas, mínimas nocturnas más altas, calor extremo en momentos que no serán buenos para las plantas. Por ejemplo, un incremento de 1 grado Celsius en la temperatura mínima por la noche durante el periodo de floración resultará en una pérdida del 10% en las cosechas de arroz mundial», nos recuerda Cary Fowler, fundador de la Bóveda de las Semillas de Svalbard.

Quiero finalizar con un gráfico que no pasará desapercibido, en el que solo hay ciencia, nada de ficción.

Fuente earthobservatory.nasa.gov

En la Bóveda del Fin del Mundo se encuentra la historia y el futuro de la agricultura pero el presente y futuro de nuestro hogar está en nuestras manos: #cambialascosas

 

Svalbard Global Seed Vault

Para saber más

Gobierno de Noruega
Crop Trust
Statsbygg
The Globan Warming Policy Foundation
Nasa Earth Observatory
El Arca de las semillas. El País semanal.

  

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