#EfeméridesPrincipia

10 Octubre

Cavendish, el genio misógino

Por Bernardo Herradón

Henry Cavendish (1731-1810) nació en Niza el 10 de octubre de 1731, donde sus padres —ingleses, nobles y muy ricos— pasaban largas temporadas. Estudió en la Universidad de Cambridge, siendo un alumno destacado.

Nunca se casó y fue una persona muy retraída, parco en palabras —se dijo de él que ‘fue la persona que menos palabras ha pronunciado en su vida, incluyendo a los monjes de clausura’—, y que nunca habló a una mujer, comunicándose con su ama de llave a través de notas manuscritas.

 

Siempre vivió modestamente, incluso cuando a los 40 años —tras fallecer su padre y su tío y recibir las correspondientes herencias— se convirtió en una de las personas más ricas del mundo. Dedicó su capital a la ciencia, comprando equipos de laboratorio y creando una biblioteca que puso a disposición de quien quisiera consultarla. Realizó numerosos experimentos de todo tipo, especialmente en química, electricidad y gravedad. Aunque una parte importante de sus numerosos hallazgos no los publicó, algunos los presentó en las reuniones de la Royal Society, que fue el sitio donde más habló, publicando artículos en la revista de la sociedad (Philosophical Transactions)

En 1766, experimentando con ácidos fuertes y metales como el cinc, obtuvo por primera vez hidrogeno, al que llamó flogisto o ‘aire inflamable’, y descubrió que es el más ligero de los gases. En 1781 observó que al quemar hidrogeno en el interior de un recipiente, sus paredes quedaban cubiertas de agua. Era la demostración de que el agua era un cuerpo compuesto, en contra de lo que se creía.

Estudió la composición de la atmósfera, encontrando valores cuantitativos cercanos a los actualmente admitidos. En el aire encontró dióxido de carbono —que había sido aislado por Joseph Black por otros medios— y la presencia de un gas poco reactivo que constituía alrededor del 1% de la atmósfera, anticipando en más de un siglo el descubrimiento de los gases nobles.

También investigó en gravitación. Fue el primero en medir la densidad de la Tierra, para lo que usó una balanza de torsión muy precisa. Estos resultados permitieron años más tarde determinar la constante de gravitación universal.

En electricidad realizó numerosos experimentos. Puesto que aún no se habían inventado equipos capaces de medir las distintas magnitudes eléctricas (carga, diferencia de potencial, intensidad, resistencia, etc.), frecuentemente realizaba los experimentos siendo él mismo ‘el conejillo de indias’, es decir que medía intensidades de corrientes por el efecto que producía en su cuerpo. La mayor parte de sus resultados experimentales en electrostática no los publicó, sino que dejó almacenados en numerosas cajas, que fueron examinados por James C. Maxwell (1831-1879), encontrando que Cavendish había obtenido experimentos que anticiparon la ley de Coulomb, la ley de la inducción electromagnética y la ley de Ohm.

Murió en Londres el 24 de febrero de 1810, dejando una cuantiosa fortuna y, lo que es más importante, un gran legado científico.