Científicos aficionados identifican un exoplaneta en una zona de habitabilidad
A partir de los datos recogidos por el observatorio espacial Kepler, de la NASA, y recogidos en el proyecto público Exoplanet Explorers, ciudadanos voluntarios localizaron el dato que les faltaba a los expertos para confirmar el descubrimiento de un planeta candidato a doscientos veintiséis años luz de distancia.
En un mundo muy muy lejano —concretamente en la constelación de Tauro, a doscientos veintiséis años luz de la Tierra— se encuentra el sistema estelar K2-288, donde reinan dos estrellas de clase M, separadas entre ellas más de ocho mil millones de kilómetros —algo así como seis veces la distancia entre el Sol y Saturno—. Es en la más pequeña de las dos, en su zona de habitabilidad, donde orbita nuestro protagonista: el planeta apodado K2-288Bb.
Hasta hace poco nadie lo conocía. Para los terrícolas no nos es fácil hallar la presencia de cuerpos celestes tan lejanos. Pero algunos lo intentan. Como en 2017, cuando dos estudiantes universitarias que realizaban prácticas con Joshua Schlieder —astrofísico del Centro de Vuelo Espacial Goddard, de la NASA— examinaron los datos del observatorio espacial Kepler en busca de nuevos planetas. Para ello, se pretende encontrar evidencias de tránsitos. En otras palabras, la atenuación regular de una estrella cuando un planeta en órbita pasa por delante de ella.
Consiguieron localizar dos probables tránsitos planetarios en el sistema, pero eso no era suficiente; se requiere un tercer tránsito para reconocer el descubrimiento de un planeta candidato.
Fue en mayo de 2017 cuando voluntarios del Exoplanet Explorers —un proyecto donde se publican los datos recogidos por la sonda espacial Kepler y el público puede buscar tránsitos de nuevos planetas— hallaron este tercer tránsito en los registros de los primeros días de observación.
Los científicos, cuando buscaban tránsitos, no tuvieron en cuenta las observaciones de los primeros días porque cada tres meses se orientaba la Kepler en relación con el Sol y esto provocaba cambios minúsculos en la medición, por lo que las primeras versiones del programa que utilizaban ignoraban los datos de los primeros días. Consiguieron corregir estos errores sistemáticos con el tiempo, pero los primeros datos ignorados siguieron quedando en el olvido.
Con el programa mejorado, se volvieron a procesar los datos de las primeras campañas y se publicaron directamente en Exoplanet Explorers, donde científicos aficionados aportaron la pista que necesitábamos para localizar a K2-288Bb.
A partir de los datos recogidos por el observatorio espacial Kepler, de la NASA, y recogidos en el proyecto público Exoplanet Explorers, ciudadanos voluntarios localizaron el dato que les faltaba a los expertos para confirmar el descubrimiento de un planeta candidato a doscientos veintiséis años luz de distancia.
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