El origen de las emisiones de rayos X de los agujeros negros
Es la corona que rodea al agujero negro la que, al contraerse, produce los destellos transitorios de rayos X. Así lo revela la observación llevada a cabo por la Estación Espacial Internacional.
Nuestro mundo guarda muchos misterios y los agujeros negros aún más, teniendo en cuenta que ni la luz puede escapar de ellos. Antiguamente, su existencia se apoyaba en observaciones indirectas de los rayos X que emiten al atrapar entre sus garras algún material como el procedente de una estrella. Algo así como el último suspiro de su víctima (o el eructo del agujero negro, si prefieres una metáfora más cotidiana).
Un equipo internacional de investigadores, liderado por Erin Kara, astrónoma de la Universidad de Maryland, ha dado con el origen de estos destellos y se ha ganado la portada de esta semana en la revista Nature.
Analizando la evolución de la emisión de rayos X de un agujero negro, observaron que la corona —el halo de electrones que lo rodea—, se encoge y su extensión se reduce a una décima parte. Y mientras esta estructura se modifica, el disco de acreción —el gas y polvo que rodea al agujero negro— apenas se mueve, por lo que la causante de este fenómeno no es otra que la corona.
Los científicos implicados en este estudio midieron los retrasos entre la luz emitida desde la corona y la que interactúa con el borde interior del disco de acreción y se vuelve a emitir. La duración de estos retrasos, a lo largo de un mes, se redujo; la distancia entre la corona y el disco de acreción se reducía. Sin embargo, al estudiar la línea de emisión hierro —una característica que emiten los átomos de hierro del disco de acreción y que sirve para medir su límite interno—, no observaron ningún cambio significativo, por lo que se deduce que el disco de acreción no se alteraba durante el fenómeno; era la corona la que evoluciona con el tiempo.
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