Se ha desarrollado una nueva terapia basada en virus que atacan específicamente las células tumorales para el tratamiento del retinoblastoma. Efectiva in vitro y en ratones, las pruebas preliminares en pacientes parecen seguir el mismo camino.
Cada año se diagnostican ocho mil nuevos casos de retinoblastoma, el tumor canceroso que se desarrolla en la retina y que afecta en mayor parte a niños pequeños. En la mayoría de los casos se debe a la inactivación del gen RB1, un gen destinado a impedir que la célula se vuelva tumorosa.
El tratamiento habitual se basa en quimioterapia local, pero a largo plazo puede comprometerse la vista debido a la toxicidad, por no hablar de que algunos tumores pueden desarrollar resistencias y esta estrategia resulta ineficaz. En estos casos se procede a la enucleación —la extirpación quirúrgica del ojo— para prevenir que se expanda a otros órganos del cuerpo.
Como a nadie le agrada este último recurso, un equipo internacional de investigadores liderados desde el Institut de Recerca Sant Joan de Déu, en Barcelona, ha diseñado una nueva estrategia. Se trata de un ejército de virus modificados genéticamente para que solo infecten y destruyan a las células malignas, aquellas que presenten alteraciones en el gen RB1. Las células sanas, mientras tanto, no tienen de qué preocuparse porque en ellas este gen funciona correctamente y no se verán atacadas.
Tal como se publica este miércoles 23 de enero en Science Translational Medicine, los resultados de las pruebas in vitro —en el laboratorio, con células de los pacientes— y en ratones verifican la actividad, la selectividad tumoral, la seguridad y la posibilidad de trasladar esta nueva terapia a la clínica.
En esta dirección, se testó en dos pacientes pediátricos en los que la cirugía era ya el último recurso para tratar el tumor. En uno de ellos se desarrolló una inflamación local que impedía comprobar la efectividad de los virus y tuvieron que recurrir a la extirpación del ojo. A pesar de esto, en el segundo niño sí se observó la actividad antitumoral de la terapia, y en ambos casos se demostró su seguridad, dado que los virus solo infectaban las células cancerosas y no se extendieron a otros tejidos.
Todavía debe probarse en más pacientes, pero los resultados preliminares auguran una estrategia bastante prometedora; ya no tan solo para el tratamiento del retinoblastoma, sino para el de otros tipos de cáncer en los que también se está estudiando.
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