Células pancreáticas reprogramadas para producir insulina
Consiguen modificar con éxito células del páncreas que normalmente no producen insulina para que lo hagan en ratones diabéticos y normalizar así la concentración de glucosa en sangre. Este estudio demuestra que la capacidad de las células de adaptarse es mayor de lo que se pensaba.
Cuando la actriz principal de tu obra no puede actuar, se recurre a una suplente que la sustituya. Esa es la estrategia que han llevado a cabo un equipo de científicos de la Universidad de Ginebra para buscar una cura para la diabetes. En esta enfermedad, las actrices principales son unas células del páncreas llamadas células β, productoras de insulina. Esta hormona es la que permite que las células internalicen la glucosa y obtengan energía a partir de ella. Dado que este sistema falla en la diabetes, este grupo de investigadores decidió buscarles unas sustitutas a las células β.
Dentro del páncreas diferenciamos los islotes pancreáticos o de Langerhans, donde se concentran las células con función endocrina. Aparte de las células β, coexisten más células que producen otras hormonas. En este estudio, publicado en Nature este miércoles 13 de febrero, emplearon células α —productoras de glucagón, cuya principal acción es estimular la producción de glucosa en el hígado— y γ —productoras de polipéptido pancreático, cuya función es inhibir las secreciones exocrinas del páncreas y la motilidad del aparato digestivo— para modificarlas y que fabricasen ellas mismas insulina, para suplir el fallo en las células β.
Utilizaron células α y γ humanas de donantes diabéticos y no diabéticos, y les introdujeron el material genético para que expresaran dos proteínas claves en las células β: PDX1 y MAFA. Primero se probó in vitro y, al ver que se conseguía producir con éxito insulina en respuesta a la glucosa, se trasplantaron a ratones diabéticos. Las células α reprogramadas para producir insulina consiguieron normalizar la concentración de glucosa en la sangre. ¡Los ratones diabéticos se habían recuperado! Los efectos persistieron hasta que se retiraron las células trasplantadas y los ratones retornaban a unas concentraciones de glucosa en sangre características de esta enfermedad.
Además de abrir una nueva vía de investigación para el tratamiento de la diabetes, estos experimentos demuestran que la plasticidad de las células humanas del páncreas es mayor de lo que se creía. Las células α han conseguido aprenderse el papel de sus vecinas y desempeñarlo con éxito, al menos en ratones, por el momento. Aun así, no deja de ser un gran logro y quizás esta capacidad para modificar y adaptar las células puede llegar a ser útil para desarrollar nuevas terapias contra otras enfermedades basadas en un fallo a nivel celular, como las degenerativas.
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