La aparición de los primeros animales es más reciente de lo que se pensaba
Los restos fósiles de lípidos que se atribuían a las demosponjas —posiblemente la clase más antigua de animales— fechaban la aparición de este reino entre 635 y 541 años atrás. Sin embargo, un nuevo estudio ha descubierto que estos lípidos también los producen los rizarios, uno de los grupos principales de protistas, por lo que los primeros animales debieron haberse desarrollado más tarde.
Continúa siendo un misterio cómo surgieron los primeros animales en la Tierra. Las esponjas son consideradas el filo más antiguo de este reino. Transformaron los ecosistemas marinos y favorecieron el transporte del carbono de la superficie hasta el fondo del océano, hasta a día de hoy, que todavía decoran nuestros mares. Sus fósiles son muy abundantes en las rocas sedimentarias del Fanerozoico, período que se extiende desde hace 541 millones de años hasta la actualidad.
Pero no todas las evidencias de su aparición son de los restos de sus cuerpos. En el 2009 y en el 2018 se hallaron restos fósiles de dos lípidos: el 24-isopropilcolestanno (24-ipc) y el 26-metilestigmastano (26-mes), respectivamente. Estas dos moléculas se atribuían a las demosponjas, la clase a la que pertenecen cerca del noventa por ciento de las especies de esponja. Estos fósiles moleculares se hallaron en rocas de hace seis cientos cuarenta millones de años, por lo que estos animales debieron surgir antes o durante la más severa de las glaciaciones de la historia de la Tierra.
Las fechas entre los restos fósiles de las esponjas y los de los lípidos asociados a estas distan de cien millones de años de diferencia. Es una gran brecha de tiempo. Algo no cuadraba y, efectivamente un nuevo estudio, publicado este lunes 4 de marzo en Nature Ecology & Evolution, ha resuelto este problema. El equipo de investigadores, liderados desde el Max Planck Institute of Biochemistry (MPIB) encontraron estas mismas moléculas en Rhizaria, un supergrupo al que pertenecen numerosos protistas, la mayoría de ellos eucariotas unicelulares, y que surgió hace setecientos treinta millones de años.
Analizándolo desde la perspectiva ecológica, tiene mucho más sentido que estas moléculas encontradas en rocas antiguas provinieran de Rhizaria ya que, si fuesen producto de las esponjas, serían mucho más abundantes y se hallarían en todas partes, incluso en medios acuáticos con poco oxígeno.
Con estas investigaciones conseguimos actualizar las fechas claves de la vida en nuestro planeta, acercándolas cada vez más a la realidad. De momento, la conclusión a este trabajo es que los primeros animales debieron haber surgido antes del inicio de la explosión cámbrica —la aparición repentina en términos geológicos de formas de vida macroscópicas y multicelulares—, aproximadamente entre 542 y 530 millones de años atrás.
Tras un trasplante de células madre para tratar un linfoma, un paciente de VIH lleva dieciocho meses libre del virus y sin necesidad de tomar la medicación antirretroviral. Estos hechos sugieren que el primer paciente en el que se vio esta remisión y que continúa once años después sin rastro del virus no es un caso aislado.
Los restos fósiles de lípidos que se atribuían a las demosponjas —posiblemente la clase más antigua de animales— fechaban la aparición de este reino entre 635 y 541 años atrás. Sin embargo, un nuevo estudio ha descubierto que estos lípidos también los producen los rizarios, uno de los grupos principales de protistas, por lo que los primeros animales debieron haberse desarrollado más tarde.
Un nuevo macroestudio revela que cuanto más efecto ejerce la actividad humana sobre las comunidades de chimpancés, pierden más capacidad para reproducir conductas culturales. Acciones como usar musgo como una esponja para beber o preparar ramas para pescar termitas pueden llegar a perderse y, de esta manera, poner en riesgo la supervivencia de la especie.
Hallan una molécula pequeña que es capaz de impedir que el virus de la gripe infecte las células. Se ha probado con éxito en células de ratones y humanas en cultivo, y administrada oralmente a ratones expuestos a dosis letales de este virus.