Principia

Aunque el informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES) publicado en París indica que aún no es tarde para realizar el cambio, y que ha de ser a todos los niveles, tanto a nivel local como global llevando a cabo una reorganización del sistema mundial. Los datos que publica son muy claros. De los ocho millones de especies presentes en la Tierra sumando fauna y flora, un millón están en proceso de desaparecer en décadas. Cifra sin precedentes en la historia de la humanidad.

Realizado por 145 expertos de 50 países  en los últimos tres años, y con datos aportados de otros 310 autores, describe los cambios que han ocurrido en los últimos cincuenta años en nuestro medioambiente  y su estrecha relación con el desarrollo económico.  En su análisis, el informe identifica los cinco impulsores del cambio en la naturaleza con mayor impacto relativo global, en orden decreciente de importancia: cambios en el uso de la tierra y el mar; explotación de organismos; cambio climático; polución y especies invasoras.

El informe destaca que al menos 680 especies de vertebrados se han extinguido desde el siglo XVI, y más del 9% de las variedades de mamíferos domesticados utilizados para alimentación y agricultura se habrían extinguido en 2016, con otros 1000 que estarían aún amenazados. Se añaden más del 40% de los anfibios, casi un 33% de los arrecifes coralinos y más de un tercio de todos los mamíferos marinos. Incluso en el caso de los insectos, para los que es complicada la estimación, las evidencias disponibles apoyan que un 10% estarían amenazadas.

Así mismo el informe alerta que la perdida y degradación de especies, ecosistemas y poblaciones salvajes tiene implicaciones para las actividades humanas y su bienestar en todas las regiones del mundo. Y destaca que esta tendencia negativa de la biodiversidad influirá directamente en las metas de desarrollo fijadas para 2030 en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, reduciendo 80%  su avance. En especial, los relacionados con la pobreza, hambre, salud, agua, ciudades sostenibles, ecosistemas terrestres, vida submarina y clima.  Dejando patente que no se trata solo de un problema medioambiental sino también la importancia de su repercusión social, económica, de seguridad y desarrollo para los humanos.

Fuente: IPBES