Hormigas atinas para resolver el problema de la resistencia a los antibióticos
Las bacterias que viven asociadas a las hormigas atinas producen sustancias antimicrobianas que evolucionan con el tiempo sin desencadenar resistencia en los parásitos.
Las hormigas atinas, conocidas también como hormigas cortadoras de hojas, son habituales en el centro y en el sur de América. Estas hormigas para alimentarse cortan hojas y las trasportan a los nidos de sus colonias, donde después de masticarlas las cultivan para obtener los hongos de los que se alimentan. Al mismo tiempo unas bacterias que crecen sobre el cuerpo de las hormigas, producen sustancias antimicrobianas que permiten que el cultivo de los hongos no sea invadido por otros hongos parasitarios del género Escovopsis. Esta acción a modo de herbicida, ha sido la inspiradora para unos investigadores en el camino del desarrollo de estrategias para evitar la resistencia a los antibióticos en los humanos. Las hormigas atinas llevan más de 60 millones de años cultivando estos hongos sin que los parásitos hayan desarrollado resistencia a las secreciones antimicrobianas.
Los investigadores procedentes de la Universidad de Florencia y del Imperial College de Londres, han encontrado la clave en las sustancias antimicrobianas secretadas por las bacterias: tales sustancias van cambiando sus componentes estructurales con el tiempo con pequeñas variaciones entre ellas. Estas diversas modificaciones que poseen las sustancias secretadas producen como consecuencia que no se desencadene la resistencia de los parásitos a éstas. Esto se justifica –según explican los investigadores− por la continua presión evolutiva a la que están sometidas las bacterias para desarrollar nuevas variantes. Las bacterias se desarrollan a la par que las hormigas. En esta relación de mutualismo las hormigas les proporcionan alimento y un microclima idóneo, por lo que la continuidad de la existencia de las hormigas es necesaria para su supervivencia. En esta coevolución nuevos componentes antimicrobianos son generados mediante mutaciones para la supervivencia de ambas especies frente a los posibles hongos parasitarios.
El estudio, que ha sido publicado en la revista Trends in Ecology & Evolution, propone para la administración de los antibióticos en los humanos, que se usen combinaciones de antibióticos con pequeñas variantes estructurales en el tiempo continuamente cambiantes para evitar el desarrollo de resistencia a éstos. Por lo que se hace necesaria la valoración en laboratorio para su potencial desarrollo, y viabilidad.
Las bacterias que viven asociadas a las hormigas atinas producen sustancias antimicrobianas que evolucionan con el tiempo sin desencadenar resistencia en los parásitos.
La asociación de algas verdes y bacterias genera más hidrógeno que en su actividad independiente. Este proceso tiene aplicaciones tanto para el tratamiento de desechos contaminantes como para el uso del hidrógeno como combustible.