Nuestro Universo está formado por gran cantidad de cuerpos con campos magnéticos. El Sol, por ejemplo, tiene una envoltura en la cual la convección genera continuamente campos magnéticos. Incluso en estrellas masivas que no poseen tales capas se puede observar campos magnéticos en su superficie.
Desde hace una década los científicos han sugerido que los campos magnéticos fuertes se producen cuando dos estrellas se fusionan. La investigación publicada en la revista Nature, muestra los resultados de cálculos computacionales para simulaciones magnetohidrodinámicas de la fusión de dos estrellas masivas y el resultado que se obtiene de ellas. Según los resultados, en la unión se producen potentes turbulencias que dan lugar a fuertes campos magnéticos, los cuales permanecen en la estrella resultante. La estrella que se obtiene se considera una estrella azul rezagada, ya que se observa más azul que las estrellas que la rodean, y por tanto rejuvenecida respecto a ellas.
Los científicos de la Universidad de Heidelberg, la Sociedad Max Planck, el Instituto Heidelberg para Estudios Teóricos y la Universidad de Oxford que han participado en la investigación, utilizaron para las estimaciones un ejemplo conocido de estrella masiva con campo magnético: la estrella Tau Scorpii de 17 masas solares y situada a unos 500 años luz de la Tierra. En las simulaciones realizadas se reproducen de forma clara los parámetros que identifican a Tau Scorpii, incluido su rejuvenecimiento respecto a sus estrellas circundantes.
Las fusiones estelares son relativamente frecuentes: los científicos suponen que aproximadamente un 10% de todas las estrellas masivas en la Vía Láctea son producto de tales procesos. Lo cual tiene buena concordancia con la proporción hallada de estrellas masivas magnéticas. Éstas podrían formar magnetares cuando explotan como supernovas, dando lugar a estrellas de neutrones con fuertes campos magnéticos. De hecho, es posible que en un futuro Tau Scorpii forme un magnetar al explotar al final de su vida.
Los magnetares poseen los campos magnéticos más fuertes del Universo: hasta cien millones de veces más fuertes que los mayores campos magnéticos generados por los humanos.
El océano antártico no siempre se ha comportado como un captador de dióxido de carbono, al inicio del Holoceno contribuyó al aumento de dióxido de carbono en la atmósfera.
A partir de placas solares y uniendo un dispositivo de purificación de agua se ha conseguido sin disminuir el rendimiento de ambos procesos obtener electricidad y agua limpia. Lo que supone la optimización de los recursos en países de climas áridos de forma sostenible.