Es innegable la presión de la actividad humana sobre las especies que lo rodean en el territorio. En esta línea científicos de la Universidad complutense de Madrid y de la Universidad de Ciencias de la Vida en Poznań (Polonia) han estudiado la probabilidad de encontrar residuos humanos en los nidos de las aves según la huella ecológica de la zona −La huella ecológica indica la influencia de la acción humana sobre el territorio−.
En una revisión de 25 artículos publicados, junto al estudio de 51 poblaciones de 24 especies diferentes de aves en todo el planeta, han encontrado una fuerte correlación del uso de la basura en los nidos de las aves con el aumento de la influencia humana sobre el medio ambiente. De hecho, se observa que es mayor la incorporación de residuos humanos en los nidos de especies terrestres que en aves marinas.
Mapa: Distribución de basura en los nidos de aves del estudio. Fotografías: ejemplos de nidos con plásticos y otros residuos. Environmental Pollution
El estudio publicado en la revista Environmental Pollution, muestra que de los 10 790 nidos estudiados los residuos encontrados son en su mayor parte plásticos y fragmentos de aluminio, seguidos de restos de ropa y colillas de cigarrillo. Los investigadores han sacado conclusiones de las posibles causas del uso de estos residuos en ellos: como sustitutos de los materiales naturales, para ahuyentar a insectos, fortalecer la estructura del nido, o incluso para llamar la atención en época de celo. Aunque muchos de los residuos encontrados provienen de haberse enredado en el cuerpo de las aves, o haberlos confundido con comida, para después haber sido regurgitados.
Según la investigación, la incorporación de residuos en los nidos de las aves es un reflejo de las consecuencias negativas de la contaminación y el riesgo ecológico potencial que sufren las especies. Por lo que consideran necesario un seguimiento de la presencia de residuos en los nidos de las aves para conocer en mayor profundidad cómo afecta sus comportamientos y supervivencia.
Las bacterias Lactobacillus pentosus presentes en las aceitunas proliferan durante el proceso de curación en salmuera, haciendo más patentes sus efectos sobre los metales pesados.