Intercambio de aguas acidificadas en el estrecho de Gibraltar
Las aguas del Atlántico y del mediterráneo al mezclarse en la zona del estrecho de Gibraltar poseen niveles bajos de pH por la absorción de dióxido de carbono de origen antropogénico.
La concentración atmosférica de dióxido de carbono ha aumentado de forma patente desde el principio de la era industrial debido a la emisión de carbono por la combustión de combustibles fósiles, deforestación y cambios en las actividades humanas. Las emisiones antropogénicas han llegado a ser la fuente de emisiones de CO2 dominantes en la atmosfera a mediados del siglo XX, y en la actualidad continúan creciendo.
Los océanos juegan un papel relevante en la absorción de CO2 . De hecho, se ha estimado que durante el periodo de 1994 a 2007 los océanos absorbieron un 31% de las emisiones globales que se produjeron. Por lo que este mecanismo supone un alivio para el aumento del efecto invernadero. Por otro lado, tiene el inconveniente de que la absorción de CO2 modifica las características químicas del agua marina. Entre ellas −con más diferencia−, cambia el pH produciendo la acidificación de las aguas, lo que supone una amenaza para el ecosistema marino a escala planetaria.
Una investigación liderada por científicos del CSIC ha medido en un periodo de 11 años, parámetros biogeoquímicos para estimar la tendencia del pH en las masas que se mezclan en el estrecho de Gibraltar procedentes del Atlántico Norte y del Mediterráneo. Los resultados muestran un impacto humano significativo en todas las masas de agua en referencia con la acumulación de dióxido de carbono de origen antropogénico. En concreto, la corriente procedente del Atlántico Norte es más vulnerable a la acumulación de CO2 , con una contribución del componente antropogénico que representa el 60% de la disminución total del pH.
El estudio, que ha sido publicado en la revista Scientific Reports, se ha llevado a cabo tomando muestras en tres puntos del estrecho de Gibraltar a diferentes profundidades para valorar diferentes parámetros tanto físicos como biogeoquímicos en el periodo de 2005 a 2015. En sus conclusiones, los investigadores llaman la atención sobre el futuro de los ecosistemas marinos, y específicamente sobre la biota que los forma, ya que son los más afectados por el aumento de la acidez en las aguas. Un ejemplo de ello son los corales de agua fría, que corren peligro de extinguirse debido a esta causa.
El objeto interestelar, que visitó nuestro Sistema Solar el pasado año 2017, procedería de la fragmentación de un exoplaneta o asteroide de otro sistema solar.
Las aguas del Atlántico y del mediterráneo al mezclarse en la zona del estrecho de Gibraltar poseen niveles bajos de pH por la absorción de dióxido de carbono de origen antropogénico.