El glaciar Thwaites situado en la Antártida occidental frente al mar de Amundsen, es uno de los glaciares más inestables del mundo. Posee una extensión similar a la isla de Gran Bretaña, y una altura máxima que alcanza siete pisos.
Una investigación liderada por científicos británicos y estadounidenses pretende estudiar la evolución de este glaciar durante un periodo de 5 años y las consecuencias que tendría su colapso para las aguas del planeta. La investigación que fue iniciada en el año 2019 comienza a dar información sobre la estructura y comportamiento del glaciar.
Según los datos obtenidos el glaciar posee dos secciones diferenciadas: una parte más estable y alejada de la costa que se mueve a unos 600 metros al año, y otra más inestable en su zona occidental cerca de la costa con mayores velocidades de avance, en torno a los 2 kilómetros por año.
Para el estudio se han realizado inmersiones de robots sumergibles, para conocer la estructura de la zona inferior del glaciar, y la distribución y temperatura de las corrientes de agua a las que se ve afectado. Por las medidas realizadas, los investigadores han comprobado que el glaciar se ve influenciado en su base por varias corrientes cálidas que están derritiéndolo, generando cavidades y formas irregulares que pueden facilitar la desestabilización de éste y su hundimiento o colapso final.
El colapso de Thwaites tendría consecuencias variadas. No sólo supondría perder el aporte de su agua dulce al océano, y su contribución a un aumento de unos 65 centímetros al nivel del mar, sino que además provocaría la inestabilidad y colapso de otros glaciares cercanos de la Antártida occidental. Lo que supondría conducir a un aumento global del nivel del mar en unos 3 metros.
Los investigadores además han realizado pruebas sísmicas para el estudio del fondo marino y se han realizado perforaciones para situar sensores de movimiento en el hielo del glaciar para conocer su evolución. Al final del proyecto, dentro de tres años, se pretende tener un modelo del comportamiento del glaciar y del aumento correspondiente del nivel del mar de forma precisa. Además este estudio ayudará a la planificación de posibles cambios en ciudades costeras afectadas por el aumento del nivel del mar en el próximo siglo.
El objeto interestelar, que visitó nuestro Sistema Solar el pasado año 2017, procedería de la fragmentación de un exoplaneta o asteroide de otro sistema solar.
Las aguas del Atlántico y del mediterráneo al mezclarse en la zona del estrecho de Gibraltar poseen niveles bajos de pH por la absorción de dióxido de carbono de origen antropogénico.