Uno de los componentes esenciales que necesitan las plantas para hacer la fotosíntesis es el dióxido de carbono. Debido al aumento de las concentraciones de este componente por las emisiones humanas se habían realizado investigaciones sobre cómo absorbían este exceso de CO2 las plantas, y si estás eran capaces de compensar el aumento de su concentración. Experimentos en esta área en árboles individuales y bosques jóvenes han mostrado que este aumento de la concentración del CO2 es captado por las plantas en su proceso de nutrición y se invierte en un crecimiento más rápido de éstas.
Un nuevo estudio llevado a cabo en un bosque maduro en Australia durante cuatro años, revela que las plantas maduras aunque captan el exceso de dióxido de carbono en su proceso de fotosíntesis, posteriormente lo liberan a la atmósfera sin que se invierta en un mayor crecimiento de los árboles.
En el experimento se estudio un bosque de eucaliptos de 90 años en la zona oeste de Sídney. Fue expuesto a unas condiciones de niveles elevados de dióxido de carbono, más de 150 partes por millón de CO2, lo que supone un 38% más de éste componente respeto a los niveles ambientales. Como resultado se observó que los arboles captaban un 12% más de éste en el proceso de la fotosíntesis. Pero no supuso un aumento de su crecimiento.
Según la investigación realizada, el exceso de dióxido de carbono captado por los arboles posteriormente se trasmitió al suelo y fue devuelto a la atmósfera. Aproximadamente la mitad fue devuelta por los propios árboles, en su proceso de respiración, y la otra mitad por los hongos y bacterias del suelo. La devolución de este componente se debió a que los árboles transforman el dióxido de carbono en azúcares, pero éstos no se invirtieron en el crecimiento de la planta por ser necesarios otros nutrientes adicionales en el suelo, que no estaban presentes por la madurez del suelo.
La investigación publicada en la revista Nature, ha sido liderada por la Universidad del Oeste de Sídney. En ella han colaborado investigadores españoles de la Universidad de Cádiz y del Basque Centre for Climate Change, centro dedicado a la investigación sobre las causas y consecuencias del cambio climático en Vizcaya. Advirtiendo los investigadores sobre el pensamiento predominante de que la capacidad de los bosques para actuar como captadores de carbono mejorará con un elevado nivel de CO2 , sin tener en cuenta que su contribución para captar dióxido de carbono puede ser más débil , o incluso nula en el caso de bosques maduros con suelos con bajo contenidos de nutrientes.
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