Grandes pérdidas de hielo en Groenlandia y la Antártida
La perdida de hielo en Groenlandia supone doscientas gigatoneladas de hielo por año, mientras que en la Antártida es de ciento dieciocho gigatoneladas por año, durante el periodo de 2003 a 2019.
Gracias a los instrumentos ICESat e ICESat -2 ( Ice Cloud and Land Elevation Satellite) de la NASA se ha podido hacer un estudio de la evolución de las capas de hielo en Groenlandia y la Antártida de forma detallada.
Ambos instrumentos, con una diferencia de dieciséis años en los registros tomados (el ICESat realizó las mediciones entre 2003 y 2009), han permitido un análisis de los cambios en las plataformas de hielo que rodean a ambos continentes, revelando pistas sobre por qué y cómo están cambiando.
Los resultados son abrumadores: en Groenlandia se ha perdido un promedio de doscientas gigatoneladas de hielo por año, mientras que en la Antártida la reducción es de ciento dieciocho gigatoneladas por año. La comparación, para tener una medida de la enorme pérdida de hielo que se ha producido, sería imaginar una piscina olímpica como unidad de medida: con una gigatonelada se podrían llenar cuatrocientas mil piscinas olímpicas.
El método de medida en los ICESat ha sido el uso de pulsos láser para medir la altura de la superficie de hielo. Así ha sido posible medir irregularidades —superficies rugosas, grietas y crestas—, por lo que se han podido medir de forma precisa glaciares individuales y plataformas de hielo al mismo tiempo. Al realizar la comparativa de las medidas de ambos instrumentos, se ha podido estimar que en Groenlandia la pérdida de hielo en glaciares como Kangerlussuaq y Jakobshavn ha sido de entre cuatro y seis metros por año. En la Antártida, en particular en la zona occidental donde se encuentran las plataformas de hielo Thwaites y Crosson, el descenso ha sido en promedio de cinco metros y tres metros por año, respectivamente.
Además, en la Antártida se ha detectado un aumento de las nevadas en la zona interior del continente, pero los investigadores indican en su estudio que no compensan las pérdidas en las zonas costeras.
Con estas pérdidas en las capas de hielo, el aporte de agua al océano ha supuesto un aumento global del nivel del mar de unos catorces milímetros entre 2003 y 2019. De los cuales, según los datos analizados, dos terceras partes proceden de Groenlandia y la tercera parte restante de la Antártida.
En la investigación, que ha sido publicada en la revista Science, los científicos destacan la situación crítica que supone la pérdida de las plataformas de hielo que rodean a ambos continentes. Las plataformas de hielo mantienen los bordes de los continentes protegidos de las aguas en calentamiento de los océanos circundantes. La pérdida progresiva de estas supone una mayor exposición de los glaciares y las capas de hielo existentes, y por tanto mayor probabilidad de separarse del continente y derretirse.
La perdida de hielo en Groenlandia supone doscientas gigatoneladas de hielo por año, mientras que en la Antártida es de ciento dieciocho gigatoneladas por año, durante el periodo de 2003 a 2019.
El agujero negro se encuentra a unos mil años luz y sería un ejemplo de los millones de agujeros negros cercanos que no emiten radiación, y por ello son difíciles de detectar.