El objeto tiene emisiones pulsadas en ondas de radio y rayos X, su campo magnético es muy intenso y gira sobre sí mismo en solo uno coma treinta y seis segundos.
Después de la explosión como supernova de una estrella masiva, uno de los restos posibles que se pueden dar son los púlsares: objetos densos, calientes, que rotan sobre sí mismos a gran velocidad al mismo tiempo que emiten pulsos de radiación muy energética, y en muchos casos poseen un campo magnético muy potente.
El púlsar detectado el pasado marzo de este año es el más joven de los detectados hasta ahora —solo con doscientos cuarenta años—, su periodo de rotación es de uno coma treinta y seis segundos, posee dos veces la masa solar y se encuentra a una distancia de quince mil años luz dentro de la Vía Láctea. Fue detectado por el telescopio de rayos X Swift, de la NASA, debido a los potentes pulsos de rayos X que emitía cada nueve milisegundos.
Según el análisis de los datos del equipo de científicos internacional liderado por el Instituto de Astrofísica espacial y Física Cósmica de Milán, y entre los que encuentran científicos del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC, el púlsar encontrado no solo es interesante por su juventud sino también por otras características: el objeto tiene una fuerte emisión pulsante en la franja de las ondas de radio y, además, es un magnetar, es decir, posee un campo magnético muy intenso.
El objeto, que se ha denominado Swift J1818.0−1607, sería el representante de los púlsares magnetizados descubiertos desde hace unos diez años en nuestra galaxia, en los que existen emisiones en la franja de radio. Por lo que serían más comunes de lo que se consideraba hasta ahora y conduciría a la confirmar la teoría de que los púlsares detectados en la Vía Láctea son magnetares en su mayoría.
La investigación se ha publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters. Según las conclusiones de los investigadores, Swift J1818.0–1607 pertenece al grupo de estrellas de neutrones jóvenes pulsantes con un potente campo magnético, mil billones de veces más potente que el terrestre. Un estudio posterior del objeto podrá ayudar a comprender mejor la diversidad de estrellas existentes en la Vía Láctea y los complejos fenómenos que se dan en todo el Universo.
El objeto tiene emisiones pulsadas en ondas de radio y rayos X, su campo magnético es muy intenso y gira sobre sí mismo en solo uno coma treinta y seis segundos.