Los primeros tetrápodos conocidos datan del Devónico tardío, hace aproximadamente unos trescientos setenta millones de años. Los fósiles de peces del Devónico medio y tardío pertenecientes al taxón de los Elpistostegalianos han proporcionado información sobre la transición de peces a tetrápodos, lo cual permite conocer mejor la transformación anatómica asociada a la locomoción, respiración y alimentación en el cambio de hábitat del agua a la tierra.
Hasta ahora se han estudiado numerosos fósiles de peces de los géneros Panderichthys, Elpistostege y Tiktaalik, que pertenecen a los elpistostegalianos, pero en ninguno de ellos ha sido posible encontrar la anatomía esquelética completa de la aleta pectoral, en particular.
Investigadores de la Universidad Flinders de Australia y la Universidad de Quebec, en Canadá, han estudiado un ejemplar de Elpistostege watsoni encontrado en 2010 en el Parque Nacional de Miguasha, Quebec, con la estructura esquelética más completa encontrada hasta ahora. El espécimen fósil es de un metro y medio de largo aproximadamente. Tiene una cabeza corta y un tronco delgado y alargado, una región caudal relativamente corta y una aleta anal pequeña.
Al observar el fósil en una tomografía de alta energía, los investigadores pudieron comprobar que el esqueleto de la aleta pectoral posee una disposición muy parecida a la de los tetrápodos con cuatro filas proximodistales, así como dos filas distales organizadas como dígitos. Esta estructura de la aleta pectoral sería la precursora del húmero, radio, cúbito, las hileras de campo y carpos y metacarpos de las manos en los tetrápodos. Con lo que el Elpistostege proporciona la base filogenética para entender la evolución de los apéndices pectorales de los peces hasta las manos de los tetrápodos. Aunque no sería un ancestro cercano a los tetrápodos, sí establecería la conexión evolutiva entre los peces y éstos.
Los resultados de la investigación se han publicado en la revista Nature. Los científicos concluyen que la estructura esquelética de las manos surgió del patrón esquelético de la aleta pectoral de los Elpistostegalianos, lo que supone que se habría desarrollado antes de la conquista terrestre. Y la fragmentación en pequeños huesos de la aleta pectoral se debería a la necesidad de dichos peces a adaptarse a aguas someras o pequeñas incursiones en tierra, en las que sería necesario tener estabilidad en el movimiento y distribución de su peso.
La existencia de costras biológicas permite la retención de nutrientes en los suelos áridos, que tienen facilidad de perderlos por el lavado de la lluvia o la erosión.