Vamos a tratar de entender qué fue y cómo se originó la gran gripe, la pandemia de 1918, que —por error o un poquito de mala baba— fue denominada gripe española.
La Primera Guerra Mundial está en un momento clave para su finalización cuando, en marzo de 1918, Rusia firma un acuerdo de paz con las potencias centrales. La contienda continúa hasta el 4 de noviembre de 1918, momento en el que el Imperio austrohúngaro solicita un armisticio. Una semana después (11 de noviembre), Alemania hace lo propio, dando por concluida la guerra con victoria aliada, dejando entre diez y sesenta millones de personas fallecidas, así como millones de heridos.
Estados Unidos, que había permanecido neutral en lo que ellos llamaban Guerra Europea, abandonó su postura ante los sucesivos ataques de submarinos alemanes en las costas de Reino Unido, que habían costado la vida de miles de civiles, entre ellos, muchos ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, la gota que colma el vaso es un telegrama interceptado por el gobierno británico en el que los alemanes se comprometen a financiar a México una guerra contra Estados Unidos. Así, el 6 de abril de 1917, el vigésimo segundo presidente de los Estados Unidos de América, el demócrata Woodrow Wilson, firmó la declaración oficial por la que Estados Unidos entraba en la Primera Guerra Mundial para apoyar a los aliados.
Los soldados americanos llegaron a Europa y con ellos también desembarcó el virus de la gripe que provocaría una de las pandemias más devastadoras de la hisoria de la humanidad: el influenza A H1N1. La H y la N hacen referencia a dos proteínas (Hemaglutinina y Neuraminidasa) de la superficie del virus muy importantes, ya que determinarán la afinidad del virus por ciertos tejidos y su virulencia.
Según los estudios genéticos, el virus de la gripe A H1N1 se formó por la adaptación de un virus de aves a humanos en el sudeste asiático. Así, el virus viajó ya adaptado a humanos desde China hasta los EE. UU., donde se sitúa el primer caso oficial de esta pandemia, en Kansas. En concreto, en el campamento militar de Fort Riley, en el Condado de Haskell, Kansas, en abril de 1918. De hecho, algunas investigaciones concluyen que el paciente cero fue un cocinero de este camapamento llamado Gilbert Michell. Posteriormente, entre la primavera y el verano de 1918, el virus sufrió una mutación que lo transformó en un microorganismo letal. De ahí, el primer caso confirmado con el nuevo virus se dio a finales de agosto de 1918, en Brest, una ciudad costera de la Bretaña francesa por la que entraban asiduamente las tropas estadounidenses que se unían a la contienda europea.
Ya en 1916, la gripe se había cobrado la vida de casi veinte mil personas en Estados Unidos, pero este tipo de gripe tenía menos de un 3% de mortalidad. Sin embargo, tras la mutación del verano de 1918, la tasa de mortalidad sufrió un notable incremento de hasta el 20%, según algunos autores.
Entonces, si la pandemia de 1918 se originó China, de ahí viajó a Estados Unidos y se detectó por primera vez en Francia ¿por qué se le llamó gripe española?
Para explicarlo, tenemos que volver a situarnos en pleno conflicto bélico. Alemania todavía se resiste a firmar la paz y se suceden las muertes por toda Europa. La maquinaria propagandística de ambos bandos sigue su propia lucha y no se puede desmoralizar a la tropa ni mostrar debilidad ante el enemigo con noticias sobre un adversario invisible, como era la gripe, que no se ceba solo con niños y ancianos, sino que mata a jóvenes sanos de entre veinte y cuarenta años, el principal grupo del que se nutren los ejércitos. Además, quedaría feo que se culpara a los americanos de traer un virus letal a Europa, teniendo en cuenta que habían llegado para liberar a Europa y garantizar la paz y la democracia.
España, que sufre como todos en Europa el impacto del virus —con más de ocho millones de personas infectadas y trescientos mil muertos—, al no participar en la contienda, se limita a publicar todo lo que acontece acerca de la gripe, sin censura. Solo que en España nadie lo llamaba gripe española, claro, sino que se usaron nombres como Soldado de Nápoles o Enfermedad de moda. Sin embargo, parece ser que fue el corresponsal en España del Times —muy gacioso el hombre— quién creó el término «gripe española», y este se extendió con la misma rapidez y eficacia que el H1N1, hasta nuestros días.
Llegó el verano de 1920 y el virus desapareció tal y como había llegado, entre otras razones por estar la mayoría de los supervivientes ya inmunizados, pero nos dejó un erróneo nombre que sería recordado para siempre, aunque esperamos que a partir de ahora, dejemos de llamarle gripe española y se le llame por su nombre: gripe A H1N1 y pandemia de 1918.
Para saber más:
La menos española de todas las gripes. José Antonio López Guerrero. Principia Magazine Temporada 1. Episodio 2. Descárgate aquí el PDF.
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