22 Julio
Selman Abraham Waksman, nacido el 22 de julio de 1888 en una familia judía en Ucrania, es una figura monumental en el campo de la bioquímica y la microbiología. Su vida y obra han tenido un impacto profundo y duradero en la medicina moderna, especialmente en el desarrollo de antibióticos, lo que le valió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1952. Waksman no solo descubrió múltiples antibióticos, sino que también estableció procedimientos que llevaron al desarrollo de muchos otros, revolucionando el tratamiento de enfermedades infecciosas.
Waksman emigró a los Estados Unidos en 1910, donde continuó su educación en la Universidad Rutgers. Allí, obtuvo su licenciatura en Agricultura en 1915. Posteriormente, Waksman completó su maestría en 1916 y su doctorado en Bioquímica en la Universidad de California en Berkeley en 1918. Estos años de formación fueron cruciales, ya que sentaron las bases para su futura carrera en microbiología.
Tras completar su doctorado, Waksman regresó a Rutgers, donde se unió al Departamento de Microbiología. Durante las siguientes cuatro décadas, su investigación se centró en los microorganismos del suelo. Waksman y su equipo fueron pioneros en el estudio de cómo estos microorganismos descomponen la materia orgánica, un proceso fundamental para la salud del suelo y la agricultura.
Fue en Rutgers donde Waksman introdujo el término «antibiótico» en su sentido moderno, refiriéndose a sustancias producidas por microorganismos que inhiben el crecimiento de otros microorganismos. Este concepto abrió una nueva era en la medicina, permitiendo el desarrollo de tratamientos para enfermedades infecciosas que anteriormente eran incontrolables.
El logro más significativo de Waksman fue el descubrimiento de la estreptomicina en 1943. Este antibiótico, aislado a partir de la bacteria Streptomyces griseus, fue el primer tratamiento efectivo contra la tuberculosis, una enfermedad que en ese momento causaba millones de muertes anualmente. La estreptomicina también mostró eficacia contra otras infecciones bacterianas que no respondían a la penicilina.
El descubrimiento de la estreptomicina fue el resultado de un enfoque sistemático y metódico en el estudio de los microorganismos del suelo. Waksman y su equipo examinaron miles de muestras de suelo, buscando organismos que produjeran sustancias antibacterianas. Este trabajo no solo llevó al descubrimiento de la estreptomicina, sino también de otros antibióticos importantes como la actinomicina y la neomicina.
Aunque Waksman fue ampliamente reconocido por sus logros, su carrera no estuvo exenta de controversias. En particular, uno de sus estudiantes de doctorado, Albert Schatz, quien fue fundamental en el aislamiento de la estreptomicina, demandó a Waksman por minimizar su contribución en el descubrimiento. En 1950, se llegó a un acuerdo legal que reconoció la participación de Schatz y le otorgó una parte de las regalías de la patente.
A pesar de esta controversia, la contribución de Waksman a la ciencia fue indiscutible. En 1952, recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por sus «ingeniosas, sistemáticas y exitosas investigaciones sobre los microbios del suelo que llevaron al descubrimiento de la estreptomicina». Además, en 2005, el laboratorio de Waksman fue designado como un Hito Histórico Nacional de la Química por la American Chemical Society en reconocimiento a su trabajo en la identificación de más de 15 antibióticos.
Los ingresos generados por las patentes de sus descubrimientos permitieron a Waksman fundar una institución dedicada a la investigación microbiológica. Así nació el Instituto Waksman de Microbiología en el campus Busch de la Universidad Rutgers en Piscataway, Nueva Jersey. Este instituto sigue siendo un centro de investigación líder, continuando el legado de Waksman en el estudio de los microorganismos y su aplicación en la medicina y la agricultura.
El impacto de Waksman va más allá de sus descubrimientos individuales. Su enfoque metódico y sistemático estableció un modelo para la investigación en microbiología y biotecnología que sigue siendo relevante hoy en día. La identificación de microorganismos productores de antibióticos y el desarrollo de nuevos fármacos basados en estos organismos han salvado innumerables vidas y continúan siendo un área vital de investigación.
En resumen, Selman Abraham Waksman es una figura emblemática en la historia de la ciencia. Sus contribuciones al desarrollo de antibióticos han tenido un impacto profundo en la medicina moderna, transformando el tratamiento de enfermedades infecciosas y salvando millones de vidas. Su trabajo no solo revolucionó la microbiología, sino que también estableció un modelo de investigación colaborativa y meticulosa que sigue siendo esencial en el avance científico.
El legado de Waksman perdura en el Instituto Waksman de Microbiología y en el continuo desarrollo de antibióticos y tratamientos basados en sus descubrimientos. Su vida y obra son un testimonio del poder de la ciencia para mejorar la humanidad y un recordatorio de la importancia de la curiosidad, la perseverancia y el rigor científico en la búsqueda del conocimiento.
La vida de Selman Abraham Waksman es una inspiradora historia de descubrimiento, innovación y dedicación a la ciencia. Desde sus humildes comienzos en Ucrania hasta convertirse en un pionero reconocido mundialmente, Waksman nos muestra el impacto que una sola persona puede tener en el mundo a través de la ciencia y la investigación.