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11 Septiembre

Fallece el doctor Francisco Lopera, el médico que revolucionó la lucha contra el alzhéimer en América Latina.

Por Quique Royuela

Francisco Lopera, médico neurólogo colombiano, fue pionero en la investigación contra el alzhéimer en América Latina. A lo largo de su carrera, dedicada a estudiar una de las enfermedades neurodegenerativas más devastadoras del mundo, lideró el Grupo de Neurociencias de Antioquia y fue responsable de uno de los hallazgos más importantes en la investigación del alzhéimer hereditario.

Lopera centró su trabajo en una comunidad de familias en Colombia que padecen una forma hereditaria del alzhéimer de inicio temprano, conocida como la mutación paisa. Este tipo de alzhéimer afecta a generaciones enteras de familias en la región de Medellín, quienes comienzan a manifestar síntomas alrededor de los 40 años. La investigación de Lopera con esta comunidad permitió la identificación de la mutación genética E280A en el gen presenilina 1 (PSEN1), un descubrimiento crucial para la ciencia.

 

Gracias a sus décadas de investigación, el equipo de Lopera contribuyó al desarrollo de estudios clínicos que exploran cómo la enfermedad progresa en etapas tempranas, lo que permitió a científicos de todo el mundo buscar nuevas terapias para combatirla. Su trabajo con la mutación paisa también fue esencial para ensayos clínicos internacionales que investigan la prevención del alzhéimer en individuos que aún no muestran síntomas, pero que portan la mutación.

Lopera no solo fue un investigador de renombre, sino también un médico comprometido con la atención de las familias que padecen esta devastadora enfermedad. A lo largo de su vida, fue mentor de muchos médicos e investigadores, promoviendo un enfoque multidisciplinario para el estudio de las enfermedades neurodegenerativas. Lopera representó el puente entre la ciencia, la clínica y las familias afectadas, uniendo el rigor científico con la compasión humana.

Además de sus contribuciones en neurociencia, Lopera luchó por aumentar la visibilidad de las enfermedades neurodegenerativas en América Latina, destacando la importancia de la investigación en las poblaciones locales y la necesidad de acceso a tratamientos y diagnósticos en las regiones más desfavorecidas. Su legado vive no solo en la ciencia, sino también en la esperanza que dejó a miles de familias colombianas afectadas por el alzhéimer.

En reconocimiento a su impacto en la ciencia, Lopera recibió numerosos premios y honores a nivel internacional, y su trabajo continuará influyendo en la investigación del alzhéimer durante años.

El fallecimiento de Francisco Lopera deja un vacío profundo en el campo de la neurociencia, pero su trabajo seguirá inspirando a generaciones futuras de investigadores, quienes continuarán el camino que él ayudó a trazar para combatir el alzhéimer y mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen.