Un monstruo en el universo: el mayor par de chorros de agujeros negros observado hasta ahora
El espacio está lleno de misterios, pero uno de los más recientes que ha captado la atención de los astrónomos es el mayor par de chorros de agujeros negros jamás observado. Este fenómeno, que se extiende por más de 23 millones de años luz, está ayudando a los científicos a comprender mejor cómo interactúan los agujeros negros supermasivos con las galaxias que los albergan, y el papel que juegan en la evolución del universo.
El espacio está lleno de misterios, pero uno de los más recientes que ha captado la atención de los astrónomos es el mayor par de chorros de agujeros negros jamás observado. Este fenómeno, que se extiende por más de 23 millones de años luz, está ayudando a los científicos a comprender mejor cómo interactúan los agujeros negros supermasivos con las galaxias que los albergan, y el papel que juegan en la evolución del universo.
Los chorros son emisiones de partículas cargadas que se mueven a velocidades cercanas a la de la luz, expulsadas desde las regiones cercanas a los agujeros negros. Lo que hace especial a estos chorros en particular es su longitud extrema, que sugiere que están activos desde hace millones de años. Estos chorros son lo suficientemente poderosos como para influir en la formación de estrellas en galaxias enteras, e incluso para moldear las estructuras a gran escala del universo.
El descubrimiento, realizado gracias a la tecnología del telescopio espacial James Webb, arroja nueva luz sobre cómo los agujeros negros «alimentan» su entorno. Hasta ahora, se sabía que los agujeros negros tienen un impacto en su galaxia anfitriona, pero la magnitud de estos chorros ha dejado a los astrónomos perplejos. ¿Cómo es posible que un solo objeto cósmico pueda afectar tanto a su entorno durante tanto tiempo?
Este hallazgo no solo amplía nuestro conocimiento sobre el comportamiento de los agujeros negros, sino que también tiene implicaciones para la cosmología. Al estudiar estos chorros masivos, los científicos pueden investigar cómo era el universo en sus primeros momentos, cómo evolucionaron las primeras galaxias y cómo se formaron las estructuras cósmicas más grandes. En definitiva, cada nuevo dato sobre estos "monstruos" del espacio nos ayuda a desentrañar un poco más los secretos del cosmos.
Un estudio de Social Sciences examina cómo los migrantes recientes que provienen de países no democráticos perciben la democracia y la igualdad de género tras su llegada a países con sistemas democráticos. Los resultados muestran que estos migrantes valoran profundamente la importancia de las elecciones libres y la igualdad de género, aunque su apreciación varía según el contexto. Este estudio, realizado en Quebec, Canadá, proporciona datos valiosos sobre cómo la integración en democracias más estables puede influir en la percepción de estos derechos.
Un estudio reciente ha revelado la existencia de más de 5000 variantes genéticas implicadas en el desarrollo de varios tipos de cáncer, lo que podría transformar por completo la medicina oncológica en los próximos años. Estas variantes, identificadas a través de análisis genómicos masivos, ofrecen a los científicos una comprensión mucho más detallada de cómo ciertas mutaciones permiten que los tumores crezcan y se diseminen por el cuerpo.
El espacio está lleno de misterios, pero uno de los más recientes que ha captado la atención de los astrónomos es el mayor par de chorros de agujeros negros jamás observado. Este fenómeno, que se extiende por más de 23 millones de años luz, está ayudando a los científicos a comprender mejor cómo interactúan los agujeros negros supermasivos con las galaxias que los albergan, y el papel que juegan en la evolución del universo.
Imagina un ejército diminuto, invisible al ojo humano, compuesto por nanopartículas capaces de entrar en el cerebro y regular la actividad de las neuronas para combatir enfermedades autoinmunes. Esto ya no es ciencia ficción. Un equipo de científicos ha desarrollado nanopartículas magnéticas que pueden interactuar con los circuitos neuronales encargados de las respuestas inmunitarias. Estas partículas, activadas por campos magnéticos externos, tienen el potencial de regular la actividad del sistema inmunológico, proporcionando un tratamiento más preciso y menos invasivo.