#EfeméridesPrincipia

06 Noviembre

Alexandra Elbakyan: la científica que democratizó el conocimiento

Por Ariadna del Mar

Hoy celebramos el nacimiento de Alexandra Elbakyan, una joven kazaja que, con apenas 22 años, puso en marcha un proyecto que cambiaría para siempre el acceso a la investigación científica en el mundo. Alexandra es la creadora de Sci-Hub, una plataforma de acceso abierto que alberga millones de artículos científicos y permite descargarlos de forma gratuita. Para algunos, ella es una heroína de la ciencia moderna; para otros, una figura controvertida que desafía las normas de derechos de autor. Su historia, sin embargo, es un claro ejemplo de cómo la tecnología y la voluntad de una sola persona pueden cambiar el curso de la ciencia y la educación.

Alexandra Elbakyan es una de las figuras más influyentes en la defensa del conocimiento abierto. Su creación de Sci-Hub representa tanto una revolución en el acceso a la información científica como una denuncia de las desigualdades que existen en el sistema actual. En un mundo donde la ciencia y el conocimiento se han vuelto esenciales para el desarrollo social y económico, Alexandra ha hecho visible la urgencia de repensar cómo compartimos la ciencia. Así, su historia nos invita a reflexionar sobre el derecho al conocimiento y el papel de la ciencia en la construcción de un futuro más justo y equitativo.

Un sueño en busca de conocimiento

Alexandra Elbakyan nació el 6 de noviembre de 1988 en Almatý, Kazajistán, un país que formaba parte de la Unión Soviética hasta 1991. Desde pequeña, Alexandra mostró un interés profundo por la ciencia y la tecnología, que la llevó a estudiar programación e informática. Al crecer en una región de Asia Central, enfrentó numerosas limitaciones para acceder a información actualizada y completa, un problema común en muchos países en desarrollo. Las suscripciones a revistas científicas son costosas, y muchas instituciones académicas no pueden pagarlas, lo que restringe el acceso de estudiantes e investigadores a los artículos que necesitan para sus estudios.

Después de graduarse en informática, Elbakyan trabajó en varios proyectos relacionados con la neurociencia y la interfaz cerebro-computadora. Durante este tiempo, enfrentó de primera mano la barrera económica que representan las suscripciones académicas. Para acceder a artículos científicos relevantes, se vio obligada a pagar altas tarifas, lo que le dificultó avanzar en sus investigaciones. Esta frustración fue el detonante que la motivó a buscar una solución radical y global al problema del acceso al conocimiento.

La creación de Sci-Hub: un portal para el conocimiento libre

En 2011, Alexandra lanzó Sci-Hub, una plataforma de acceso abierto que permite a usuarios de todo el mundo descargar artículos científicos de forma gratuita. Su misión era simple pero ambiciosa: hacer que el conocimiento científico estuviera disponible para todos, sin importar su origen o nivel económico. Para ello, utilizó sus habilidades en programación e informática y creó un sistema que sortea las barreras de pago de las principales editoriales académicas, permitiendo el acceso libre a las investigaciones.

Sci-Hub opera bajo un principio que muchos consideran revolucionario: el conocimiento científico, especialmente cuando ha sido financiado con recursos públicos, debe ser accesible a todos. Alexandra cree firmemente en la idea de que el conocimiento es un bien común y no debe estar restringido por intereses comerciales. Su plataforma ha crecido exponencialmente, y hoy en día alberga más de 80 millones de artículos científicos, convirtiéndose en una de las mayores bibliotecas de artículos científicos en línea.

Controversia y debate: ¿heroína o criminal?

Sci-Hub ha desatado un debate global sobre los derechos de autor, la ética y el acceso al conocimiento. Las grandes editoriales académicas, como Elsevier, Wiley y Springer, han demandado a Alexandra Elbakyan y a su plataforma, alegando que Sci-Hub viola los derechos de propiedad intelectual al ofrecer artículos sin pagar las tarifas de suscripción. En 2015, Elsevier demandó a Sci-Hub en Estados Unidos y ganó el caso, lo que resultó en la prohibición del acceso a Sci-Hub en ese país. A pesar de estas restricciones, la plataforma sigue activa y cuenta con el apoyo de muchos científicos, estudiantes y académicos de todo el mundo.

Para Alexandra, la postura de las editoriales es inaceptable. Ella sostiene que muchas investigaciones científicas están financiadas por fondos públicos y que los resultados deberían ser accesibles a los ciudadanos que los financian. También argumenta que las suscripciones de las grandes editoriales académicas son desproporcionadamente costosas, lo que impide que las universidades e investigadores de países en desarrollo puedan acceder a la misma información que sus colegas en países más ricos. En su opinión, el modelo de negocio de las editoriales perpetúa la desigualdad en el acceso al conocimiento.

El impacto de Sci-Hub en la ciencia global

La creación de Sci-Hub ha tenido un impacto significativo en la forma en que se accede y comparte la investigación científica. Según estudios recientes, el número de descargas en Sci-Hub es especialmente alto en países en desarrollo y en instituciones académicas con recursos limitados. En países como India, Brasil, Irán y Rusia, donde las bibliotecas universitarias no pueden pagar suscripciones a revistas de alto costo, Sci-Hub se ha convertido en una herramienta indispensable para estudiantes e investigadores.

Además de ampliar el acceso a la investigación, Sci-Hub ha fomentado el debate sobre la necesidad de un sistema de publicación científica más equitativo. Este debate ha generado movimientos en favor del acceso abierto en muchos sectores académicos, y ha impulsado iniciativas de instituciones y gobiernos para promover la publicación gratuita de artículos científicos. Algunas revistas han comenzado a ofrecer sus investigaciones de forma gratuita, en un intento por adaptarse a la creciente demanda de acceso abierto y competir con plataformas como Sci-Hub.

Ética del acceso abierto: ¿es la piratería justificable en ciencia?

La figura de Alexandra Elbakyan y la existencia de Sci-Hub han planteado importantes preguntas éticas en torno a la propiedad intelectual y el acceso al conocimiento. La ciencia, como motor del avance humano, siempre ha tenido el objetivo de beneficiar a la sociedad, y muchos sostienen que el conocimiento científico debería ser accesible sin barreras. Sin embargo, las editoriales argumentan que necesitan ingresos para cubrir los costos de revisión por pares, edición y distribución de los artículos.

Para algunos, Elbakyan es una «Robin Hood» de la ciencia moderna, alguien que ha desafiado las reglas establecidas para hacer que el conocimiento sea un derecho y no un privilegio. Para otros, es una «pirata» de la ciencia cuyas acciones representan una amenaza para el sistema de publicación académica. En este sentido, el caso de Sci-Hub ha impulsado una revisión del modelo actual, ya que cada vez más personas cuestionan si es ético lucrar con el acceso a investigaciones esenciales para el avance de la sociedad.

Alexandra Elbakyan y el futuro del acceso a la información científica

A pesar de las demandas y las restricciones, Alexandra Elbakyan continúa defendiendo el acceso abierto y manteniendo activa la plataforma Sci-Hub. Su visión va más allá del mero acceso gratuito a artículos: ella promueve un cambio estructural en el sistema de publicación científica, en el que el conocimiento sea compartido y no restringido. En sus propias palabras, el conocimiento científico no debería ser retenido en función de la capacidad de pago de una institución o de un investigador, sino que debería ser una herramienta de desarrollo accesible a todos.

El legado de Alexandra Elbakyan sigue evolucionando. Su historia ha inspirado a otros movimientos de acceso abierto y ha empoderado a comunidades científicas en todo el mundo. Aunque el futuro de Sci-Hub sigue siendo incierto, su impacto es indiscutible y ha dejado una marca en la historia de la ciencia y el acceso a la información. Su trabajo ha abierto puertas para los que antes estaban excluidos del conocimiento científico, y ha fomentado una conversación global sobre la necesidad de democratizar la información.

Regalo de la suscripción digital con la versión impresa