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20 Mayo

María Teresa Toral: ciencia, arte y exilio

Por Soledad Machado

Amar, temer, partir. Con esos tres verbos se puede contar la historia de María Teresa Toral. Pero su historia se merece muchos más.

María Teresa nació en el seno de una familia culta y acomodada en 1911. La tercera de siete hijos, desde pequeña disfrutó de la nutrida biblioteca de su padre. El arte tuvo un lugar preponderante en su infancia, se dedicó al dibujo, la música y la escritura y su padre la introdujo en el mundo alquímico del revelado fotográfico.

Su amor por la ciencia y su destreza para el trabajo en el laboratorio hicieron que en poco tiempo se convirtiera en una de las discípulas favoritas de Enrique Moles. Investigando juntos en el Instituto Nacional de Física y Química, publicaron varios artículos en revistas científicas, en su mayoría sobre la determinación de pesos atómicos. María Teresa construyó todos los equipos de vidrio necesarios para este trabajo. Con soldaduras perfectas ensambló senderos sellados al vacío, capaces de evitar cualquier escape de gas o líquido.

Se destacó como investigadora y docente, y por su compromiso con los acontecimientos políticos y sociales de su tiempo. Durante el sitio de Madrid en 1936, trabajó fabricando explosivos para defender la ciudad. De esta empresa le quedó un recuerdo permanente, cuando una de las bombas que estaba fabricando le explotó en la cara y le dejó profundas cicatrices que pudo arreglar, en parte, gracias a varias cirugías estéticas.

Y esto solo fue el principio de sus tribulaciones. 

Puedes leer la historia completa en el artículo «María Teresa Toral. Amar, temer, partir», escrito por Soledad Machado e ilustrado por Emma Gascó.

Ilustración para Ciencia de Acogida por Emma Gascó
Ilustración para Ciencia de Acogida por Emma Gascó