La escritora del siglo XVII Lady Margaret Cavendish (1623-1673) ayudó a popularizar las ideas de la revolución científica. Pintoresca, abierta y ampliamente ridiculizada por sus excentricidades, fue una de las primeras en abogar por que la teología se encontraba fuera de los parámetros de la investigación científica. Como la primera inglesa cosmóloga reconocida, peleó con convicción por la educación de las mujeres y su implicación en la ciencia.
Margaret Lucas era la pequeña de 8 hermanos de una familia adinerada de los alrededores de Colchester, Inglaterra. Recibió una educación muy pobre en su propia casa mediante una institutriz de avanzada edad, aunque pronto mostró su interés por la escritura.
Su familia comulgaba con las ideas monárquicas y tuvieron que dispersarse cuando el rey Carlos I fue exiliado a Oxford. Margaret fue nombrada dama de honor de la reina Henrietta Maria y en 1644 huyó a Francia con ella y otros miembros de su séquito cuando las fuerzas monárquicas fueron derrotadas.
A la edad de 22 años, Margaret conoció a William Cavendish -marqués y después duque de Newcastle-, 31 años mayor que ella, y ese mismo año se casaron en Francia. El matrimonio se trasladó de París a Amberes, dónde Margaret se introdujo en el mundo de la ciencia a través de una sociedad formada por otros exiliados llamada El círculo de Newcastle. Thomas Hobbes, René Descartes y Pierre Gassendi también formaron parte de esta sociedad en la que Margaret aprendió sobre filosofía mecánica y atomismo. Esta nueva forma de ver el mundo se hizo muy popular en aquella época y explicaba los fenómenos naturales mediante el concepto de materia en movimiento. Al mismo tiempo, Margaret recibía clases particulares de ciencia y filosofía impartidas por su marido y por su hermano Charles.
Margaret Cavendish viajó Inglaterra junto a su cuñado en 1651 para negociar la venta de las tierras de su marido y rápidamente se fraguó una reputación por su extravagancia en el vestir y su excentricidad. Un año después comenzó a escribir sus propios trabajos sobre filosofía natural (o cosmología, nombre que se le dio hasta el siglo XIX a la ciencia que hoy conocemos como física) y publicó los libros de poemas Poems and Fancies y Philosophical Fancies. Tras año y medio en Inglaterra, Margaret regresó junto a su marido, con el que volvió a su país tras su exilio en 1660 cuando la monarquía fue restaurada.
Rebelde con causa
En su regreso a Inglaterra, Lady Cavendish comenzó a estudiar los trabajos de otros filósofos (el término “científico” no era utilizado todavía) mientras continuaba desarrollando sus propias obras. En 1663 (algunas fuentes dicen que fue en 1655) publicó “Philosophical and physical opinions” en el que razonaba cómo, si los átomos eran materia viva, deberían tener libre albedrío y libertad, y por lo tanto serían incapaces de cooperar en la creación de organismos complejos. En el año siguiente publicó otro trabajo en el que desafiaba las ideas expresadas por los cosmólogos contemporáneos. Ambos libros fueron enviados expresamente a los eruditos más importantes de la época para su conocimiento.
En 1666, Margaret publicó “Observations upon Experimental Philosophy” en el que criticaba duramente las debilidades de la nueva ciencia:
‘And as for Atoms, after I had reasoned with my Self, I concluded that it was not probable, that the Universe and all the Creatures therein could be Created and Disposed by the Dancing and Wandering and Dusty motion of Atoms’
También afirmó que el microscopio que se había inventado recientemente distorsionaba la naturaleza y llevaba a observaciones erróneas.
En ese mismo año Lady Cavendish publicó “The Description of a New World, Called The Blazing-World” una novela en la que describe un reino utópico en otro mundo al que se puede llegar a través del Polo Norte. Es la única obra de ficción escrita por una mujer en el siglo XVII, así como uno de los primeros ejemplos de lo que ahora consideramos ciencia ficción. La influencia de esta obra ha llegado hasta nuestros días y este “Blazing World” aparece como uno de los escenarios donde se desarrolla una de las entregas de la novela gráfica “La liga de los caballeros extraordinarios” de Alan Moore.
La alta sociedad científica
En 1660 se fundó la Royal Society en Londres, la cual sirvió de revulsivo para la creación de una red de sociedades por toda Europa. Muy pocas personas, y mucho menos las mujeres, eran educadas en el siglo XVII, por lo que los miembros de estas sociedades eran pocos y en su inmensa mayoría hombres. Allí las ideas se distanciaban de la tradición clásica del aprendizaje académico y sus miembros eran ridiculizados a menudo por el resto de los ciudadanos.
Margaret quería, por todos los medios, ser reconocida por la comunidad científica y en 1667 disfrutó del privilegio de ser la primera mujer invitada a visitar la Royal Society y presenciar una serie de experimentos llevados a cabo por los prestigiosos académicos Robert Boyle y Robert Hooke. Después de este hecho la sociedad prohibió la entrada a las mujeres; prohibición que se mantuvo hasta 1945.
Los últimos años
Un año después de su famosa visita a la Royal Society, Margaret publicó un libro con un alcance y un tono mucho más modesto que sus anteriores trabajos, en el que se retractaba de algunas de sus más extravagantes afirmaciones.
La salud de lady Cavendish se deterioró debido a que se automedicaba y murió en 1673 con tan sólo 50 años y con nada menos que 14 obras en su haber. Tal era su prestigio, que Carlos II dispuso que fuera sepultada con honores en la Abadía de Westminster, privilegio que se concedía únicamente a los personajes más relevantes del país.
Haciendo balance de su vida, Margaret Cavendish se sintió orgullosa de su obra escrita y avergonzada de su falta de educación en la infancia, reclamó el tener voz en los asuntos públicos y buscó la fama. Quizá por esto se le atribuyó el insultante apodo de “Mad Madge” (algo así como “Marga la loca”), aunque verdaderamente nunca fue considerada como tal.
Logros científicos
Lady Cavendish fue una escritora prolífica que se inspiró en las ideas que surgieron durante la revolución científica. A pesar de ser ridiculizada, la lectura de sus obras fue imprescindible para muchos y consiguió popularizar el debate con nuevas formas de pensar.
El tributo a Margaret que publicó su marido después de su muerte contenía cartas de agradecimiento de las Universidades de Leiden, Cambridge y Oxford, de la biblioteca Bodleian, del Trinity College y de muchos hombres importantes en el mundo de la enseñanza. Publicó 23 libros y explicó que la razón de sus trabajos se encontraba en que “todas las acciones heroicas” y “empleos públicos” eran denegados a las mujeres de su época. Escribió de prosa, teatro y poesía sobre la teoría atómica, la filosofía Aristotélica y la teoría de Harvey de la circulación de la sangre. Sus memorias son consideradas como la primera autobiografía no religiosa escrita por una mujer y su figura tuvo una fuerte influencia en la educación de las mujeres ya que finalmente fue reconocida como cosmóloga.
Fuentes
“Women in Science”. European Commission. Directorate-General for Research.
Biography of Margaret Cavendish, Duchess of Newcastle upon Tyne (c. 1623-1673). http://bit.ly/1w26s9t The University of Nottingham.
The Atomic Poems of Margaret (Lucas) Cavendish, Duchess of Newcastle, from her Poems, and Fancies, 1653. http://bit.ly/1BBn2zQ An electronic edition.
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