Atrás quedó aquella visión de planetas fríos, inertes, con superficies antiguas, cubiertas de cráteres y que nos recordaban a la convulsa historia de la formación del Sistema Solar.
Sin embargo, desde la década de los 80 y con las misiones que han visitado los gigantes gaseosos (y sus lunas), nos hemos dado cuenta de que el Sistema Solar es un lugar muy dinámico, con cuerpos que exhiben actividad geológica, desde grandes volcanes hasta dunas de arena, pasando por ríos y lagos de metano que erosionan la superficie.
Las primeras imágenes de Plutón y Caronte con resolución suficiente para poder estudiar su superficie con cierto nivel de detalle no solo no han decepcionado, sino que han dejado muy claro que todavía sabemos muy poco sobre los procesos internos que pueden mantener la actividad de un planeta, sobre todo de aquellos cuerpos pequeños cuyos interiores debían haberse enfriado ya hace mucho, convirtiéndolos en mundos inactivos.
Tanto Plutón como Caronte tienen muy pocos cráteres en su superficie. Este detalle es muy importante a la hora de estudiar los cuerpos del Sistema Solar ya que el número de estos nos ayuda a aproximar la edad de la superficie de los planetas y lunas: cuantos más cráteres haya, más vieja es la superficie. Y es así porque a lo largo del tiempo sufrimos impactos, y si hubiese procesos internos o externos que alterasen la superficie, estos irían borrándose, como es el caso de nuestro planeta.
Caronte muestra dos hemisferios totalmente diferentes. Por un lado, uno rugoso, con un terreno áspero, mientras que tiene otro más suave, sin apenas elevaciones y con algunos cráteres de impacto, recordándonos de alguna manera a la superficie del planeta Marte, en la que hay una gran diferencia entre las tierras bajas del norte y el hemisferio sur, solo que mucho más antiguo y cubierto de cráteres. Pero no solo eso, Caronte esta surcada por algunos cañones, con uno situado en el extremo derecho de la foto, que podría tener hasta 10 kilómetros de profundidad, y siendo uno de los más profundos de todo el Sistema Solar.
En el polo norte hay una depresión de un color más oscuro, y que seguramente sea solo una capa fina que recubre esa zona, y que los científicos han llamado de manera informal como Mordor, en honor al Señor de los Anillos.
Pero no solo hay sorpresas en Caronte. Plutón es también fascinante. Hasta ahora se pensaba que Plutón y Caronte habían tenido energía interna suficiente debido a la interacción gravitatoria mutua que sufrían al principio de su historia. Algo parecido pasa con algunas de las lunas de los planetas gigantes del Sistema Solar, que hoy día su fuente de energía interna proviene de la interacción gravitatoria con su planeta, como puede ser el caso de Ío, la luna de Júpiter.
Pero en el caso de Plutón y Caronte parece que podría haber un factor desconocido, quizás la desintegración de los elementos radioactivos en su interior, y que sirviese como motor interno para el rejuvenecimiento de su superficie. Y es que algún proceso ha estado en marcha recientemente, o quién sabe si todavía lo está, ya que los científicos calculan en menos de 100 millones de años de edad la superficie fotografiada de Plutón, muy joven.
Además, el hecho de que la atmósfera de Plutón no se haya escapado toda al espacio podría indicar que hay una expulsión de volátiles desde el interior del planeta hacia el exterior, ya sea a través de fracturas o de criovulcanismo.
Todavía es pronto para hablar de conclusiones firmes ya que desconocemos no solo la historia geológica, sino la historia de la formación de estos cuerpos y que seguro que en los próximos meses tendremos un poco más clara.
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