Bajo el cielo

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Desde Principia queremos apoyar con este relato la iniciativa «Estrella Cervantes» que están llevando a cabo desde el Planetario de Pamplona con el apoyo de la Sociedad Española de Astronomía, el Instituto Cervantes y la colaboración de otras tantas personas.

TEXTO POR JULIÁN ROYUELA
ILUSTRADO POR QUIQUE ROYUELA
ARTÍCULOS
ASTRONOMÍA | CERVANTES
16 de Agosto de 2015

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Mira arriba, al cielo infinito y estrellado, todas esas luminarias que ves llevan los nombres de grandes reyes, príncipes y guerreros que de los tiempos han sido y serán, aunque la inmensidad del firmamento da cobijo bajo su manto no solo a valientes caballeros.

A tu derecha, siguiendo la línea que mi mano indica, dos estrellas que de juntas que están parecen una, son Cardenio y Luscinda, los amantes que por fin comparten juntos la eternidad.

Como a una cuarta a su derecha, una maraña de jinetes en inminente batalla en la que sobresalen, esa del brillo blanco-azulado, ni más ni menos que el rey de los garamantas, el fornido y valeroso Pentapolín del Arremangado Brazo comandando sus huestes y entre ellas, con un fulgor más notable, su guardia personal, el imbatido Timonel de Carcajona, el valeroso duque de Nerbia, Espartafilardo del Bosque y el joven y novel caballero francés señor de Utrique, Pierres Papín.

Frente a ellos, con un brillo amarillo aterciopelado y dirigiendo las fuerzas invasoras, el comandante Alifanfarón de la Trapobana, tras él, guardando sus espaldas y capitaneando las tropas, el afamado Laurcalco de la Puente de Plata, a su derecha, el gran duque de Quirocia, el gigantesco Micocolembo y a su izquierda nada más y nada menos que el intrépido Brandabarbarán de Boliche y en el centro de ese enjambre estrellado, una de ellas, blanca como la Luna, brilla intermitentemente, es la Princesa Micomicona, razón o sinrazón desta batalla.

Hasta el sabio Frestón se ha apoderado del nombre de una de ellas con sus malas artes que ya conocemos, allí, en el lado opuesto del firmamento, lejos de cualquier otra puesto que nadie quiere compartir cercanía con tan malvado mago.

Y como no, justo sobre nosotros, con un brillo mayor al de cualquier otro astro del firmamento, una que los griegos llamaron Arcturus pero que sin duda el devenir de los tiempos y de los acontecimientos han de cambiar de nombre y llamar como a mi amada, la sinpar Dulcinea. 

(Con el mayor respeto y admiración por los personajes creados por Don Miguel de Cervantes. Julián Royuela) 

Desde Principia queremos apoyar con este relato la iniciativa «Estrella Cervantes» que están llevando a cabo desde el Planetario de Pamplona con el apoyo de la Sociedad Española de Astronomía, el Instituto Cervantes y la colaboración de otras tantas personas.

En esta ocasión, la Unión Astronómica Internacional ha abierto un proceso donde se podrá decidir, mediante votación, el nombre de veinte nuevos sistemas planetarios de reciente descubrimiento.

A través de la iniciativa «Estrella Cervantes» se propone nombrar a la estrella mu Arae y a sus cuatro planetas con el nombre del celebérrimo escritor madrileño y de los principales personajes de su obra «El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha».

Si quieres saber más acerca de la iniciativa puedes consultar la página web http://estrellacervantes.es/

Si también deseas apoyar esta iniciativa, visita esta página y vota por la propuesta «Cervantes». Si compartes ordenador con varias personas, para que podáis votar todos desde un mismo equipo, simplemente tenéis que completar este formulario online.

Desde Principia esperamos que muy pronto Cervantes brille en el firmamento, no solo de forma literaria sino también literal, con luz propia. 

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