Seis cosas que he aprendido de Eleanor Ormerod

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Siempre me sucede. No importa cuántos artículos haya escrito sobre las mujeres que hicieron avanzar la ciencia a lo largo de la historia. Me alucinan hasta el punto de llegar a emocionarme. Me resulta increíble cómo fueron capaces de superar todas las dificultades a las que tuvieron que enfrentarse para conseguir cumplir sus sueños. Ellas son ese tipo de personas que hacen crecer el mundo. Espero aprender algo de ellas. De momento, ya son mi inspiración. 

TEXTO POR PATRICIA RODRÍGUEZ
ILUSTRADO POR NURIA RODRÍGUEZ
MUJERES DE CIENCIA
17 de Agosto de 2015

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Eleanor Ormerod nació en Gloucestershire (Inglaterra) en 1828 y fue una de las más brillantes entomólogas de la última mitad del siglo XIX. Ella es otra de esas desconocidas mujeres cuya contribución a la ciencia y a la sociedad la hace destacar. De ella y de su historia he aprendido muchas cosas y la mayoría son cuestión de actitud ante la vida. Seguramente, la que le llevó a ser una persona excepcional.

1. Sacúdete los prejuicios.

Eleanor Ormerod y sus nueve hermanos pertenecían a una familia de clase alta. Fue educada en casa por su madre, Sara, una mujer inteligente y artista, que se tomó muy en serio la educación de sus hijos. Eleanor invertía mucho tiempo en aprender y lo hacía tanto en la biblioteca familiar como en las más de 300 hectáreas de tierra que tenía la hacienda en la que vivía.

A Eleanor le encantaba observar las flores, estudiar los insectos y escribir sobre todo lo que veía. Sin embargo, su padre no lo aprobaba e insistía en que no comentara aquella afición tan poco propia de señoritas de su edad. Pero los esfuerzos del Sr. Ormerod fueron inútiles, sobre todo desde el día en el que Eleanor se quedó absorta mirando cinco larvas que despedazaban a una sexta más débil en un vaso de agua. Nadie en la familia entendía la emoción de Eleanor, pero este hecho marcó de por vida su fascinación por la entomología. Su tenacidad se mantuvo por encima de los prejuicios de su padre y nunca abandonó la observación de la naturaleza.

Esto me recuerda al ya famosísimo tuit de una chica que preguntaba a la actriz Emma Watson cómo podía hacer cambiar de opinión a su padre para poder estudiar ingeniería, algo que su queridísimo progenitor consideraba una profesión para hombres. La respuesta de Emma, inmersa en la iniciativa HeForShe, fue genial: «Conviértete en ingeniera». Y esa es la clave y lo que me ha enseñado Eleanor Ormerod, a romper los prejuicios desde la acción.

Imagen de ambos tweets

2. La pasión es la chispa y la constancia el combustible.

Eleanor empezó a tomar en serio sus estudios de entomología en 1852 y durante dieciseis años estuvo coleccionando y estudiando insectos. Cuando la Royal Horticultural Society (RHS) invitó en 1868 al público en general a contribuir en su colección de insectos responsables de plagas, Eleanor se puso manos a la obra inmediatamente. Recogió especies por todos los terrenos que eran propiedad de su familia, con la ayuda de los trabajadores y los niños de la zona. Su contribución al proyecto fue esencial y en 1872 fue premiada con la medalla Floral de la RHS.

Dieciséis años coleccionando y estudiando insectos. ¡Dieciséis años! Se dice pronto. Muchas veces la pasión es la que te lleva a encontrar tu camino, pero la constancia es la que te hace llegar al éxito.

Eleanor Ormerod en su estación de observación meteorológica.
Eleanor Ormerod en su estación de observación meteorológica. Ilustración de su autobiografía.

3. Ser generoso mola y también te beneficia.

El periodo en el que Eleanor fue la responsable del funcionamiento de la hacienda familiar resultó fundamental para su aprendizaje ya que le dio la oportunidad de conocer, no solo la variedad de insectos y su impacto en la agricultura, sino también las necesidades de los agricultores y los terratenientes.

Seguramente Eleanor tuvo esta experiencia muy presente cuando publicó en 1877 Notes for observations on injuriuos insects. El informe tuvo tal acogida que dio lugar a una serie anual en la que daba recomendaciones de gran valor práctico a los agricultores. Por ejemplo, su informe sobre los reznos (Oestrus ovis), una mosca parásita cuyas larvas perforan la piel del ganado, incluía directrices que salvaron numerosas cabezas en Inglaterra.

A veces, a los científicos (me incluyo entre ellos a pesar de que no lo soy) se nos olvida lo importante que es poder dar soluciones a los problemas de la gente. Creo que esa ha sido una de las mayores satisfacciones que me ha dado el trabajo, saber que tus conocimientos o desarrollos aportan valor a la sociedad.

4. El bien común es cosa de todos.

Durante el trascurso de su carrera, Eleanor fue miembro de muchas sociedades científicas internacionales y fue premiada con varias medallas por su espectacular contribución a la entomología económica. Compartió su experiencia no solo en las islas británicas, sino también en Estados Unidos y Sudáfrica. Su aportación más famosa es quizá su Annual Series of Reports of Injurious Insects and Farm Pest, pero también publicó innumerables libros, manuales, panfletos y guías, a menudo financiados por ella misma. Sus recomendaciones en el control de plagas de insectos eran muy deseadas y ella las ofrecía gratuitamente. Su estilo de escritura era claro y hacía su conocimiento ampliamente accesible. Fue una ponente muy popular e hizo campaña por establecer las conferencias sobre agricultura de manera académica en las universidades. Eleanor fue una mujer tremendamente apreciada tanto por su experiencia como por su generosidad.

Pocas veces se puede ver hoy en día a un experto en alguna materia ofrecer sus conocimientos de manera gratuita de esta manera. No sé por qué Eleanor lo hizo. Quizá su posición social y económica se lo permitía. Sin embargo, después de leer sobre ella tengo la sensación de que siempre tuvo muy presente el bien común.

Sus recomendaciones en el control de plagas de insectos eran muy deseadas y ella las ofrecía gratuitamente. Su estilo de escritura era claro y hacía su conocimiento ampliamente accesible

5. Solo no puedes, con amigos sí.

Esta tierna frase de «La bola de cristal» es la versión para niños del trabajo colaborativo o lo que se ha puesto tan de moda hacer últimamente, el famoso networking. Eleanor Ormerod ya lo hizo hace más de 130 años. ¡Y nosotros nos creíamos unos modernos!

Eleanor creía firmemente en la investigación colaborativa a gran escala. De hecho sus informes anuales sobre plagas de insectos estaban llenos de cartas que le enviaba su amplia red de contactos, aficionados a la entomología, botánicos y meteorólogos de todo el país. Era muy respetuosa con las opiniones de los demás, vinieran de entomólogos profesionales o de un humilde pastor. Siempre reconocía en sus informes el trabajo de sus colaboradores e incluía sus nombres y las observaciones que habían realizado.

Creo que en Principia conocemos muy bien cuántas alegrías puede traer el trabajo colaborativo y que lo que no puedes conseguir solo puedes hacerlo si te rodeas de personas generosas que se apasionan por lo mismo que te apasiona a ti.

Era muy respetuosa con las opiniones de los demás, vinieran de entomólogos profesionales o de un humilde pastor. Siempre reconocía en sus informes el trabajo de sus colaboradores e incluía sus nombres y las observaciones que habían realizado

6. Si me lo explicas, bien. Si además lo dibujas, mejor.

Sí, somos conscientes de que en Principia no hemos inventado nada nuevo. La ilustración es una arma poderosísima para explicar ciencia, o lo que sea. De hecho, Eleanor Ormerod no es la primera entomóloga que se dio cuenta de ello. Maria Sibylla Merian ya lo hizo allá por 1705 en su Metamorphosis Insectorum Surinamensium, con esos preciosos dibujos de mariposas, abejas y otros insectos de Surinam. De la misma manera, Eleanor ilustró sus textos para ayudar a los agricultores y jardineros a identificar a los insectos perjudiciales. Lo hizo tanto describiendo la apariencia de estos animales como los efectos que provocaban en las plantas que infectaban.

Ilustraciones de insectos y sus efectos en las cosechas.
Ilustraciones de insectos y sus efectos en las cosechas.
Ilustraciones de insectos y sus efectos en las cosechas. Ilustraciones de su autobiografía.

Y es que una imagen vale más que mil palabras.

Eleanor Ormerod rompió moldes en muchos aspectos: se alejó de la imagen establecida para las mujeres de su época, abordó el estudio de los insectos desde el punto de vista económico, colaboró con entomólogos de varios países, recibió numerosos galardones internacionales y sin embargo siempre compartió sus conocimientos de manera gratuita con agricultores y ganaderos a la vez que prestaba atención a sus experiencias. Creo que no solo he aprendido seis cosas de Eleanor Ormerod, sino muchas más.

Eleanor ilustró sus textos para ayudar a los agricultores y jardineros a identificar a los insectos perjudiciales

Bibliografía:

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