Síntesis neuronal y otras historias del running

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La práctica de cualquier deporte siempre ha estado asociada a una mejora de la condición física de nuestro organismo. Estudios recientes demuestran que actividades como salir a correr y otros deportes repercuten positivamente a nivel celular y molecular, incluso favoreciendo la neurogénesis (generación de nuevas neuronas). 

TEXTO POR JOSEP BIAYNA
ILUSTRADO POR JOSÉ MORENO
ARTÍCULOS
DEPORTE | NEUROCIENCIAS
19 de Octubre de 2015

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«Como siempre todo empezaba como si fuera un ritual, miraba que todos los elementos necesarios estuvieran en su sitio, ordenados y dispuestos según mis necesidades. El reloj GPS a tiempo cero, los cordones bien atados pero sin hacer presión y las gafas de sol puestas. Aquel, por curioso que fuera, era un protocolo compartido por lo que era fácil mirar a alrededor para ver que no eras el único.

Salir a correr resultaba ser un juego de observación y reflexión, en el que las personas que como tú participaban en él, resultaban ser elementos previsibles con un patrón marcado. Delante el chico que corre siempre más que tú, detrás la chica con la que te gustaría muchísimo hablar y a un lado, tu amigo, intentando mantener la respiración para seguir el ritmo. De alguna manera, en el frenesí de esa situación siempre había algún momento para pensar.

Recuerdo una vez que al llegar a casa después de correr, abrí el ordenador para resolver una duda…».

La actividad física en contexto

La falta de actividad constituye uno de los factores de riesgo de mortalidad más importantes en la actualidad, ya que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) corresponde a un 6% de las defunciones a nivel mundial. Esta inactividad física queda muy patente en nuestro estilo de vida actual y a su vez repercute de una manera importante en la salud de la población, especialmente en factores de riesgo como la hipertensión, el exceso de glucosa en sangre o el sobrepeso. Estos factores son la base de muchas enfermedades no transmisibles (ENT) de larga evolución y duración como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes e incluso el cáncer. 

Una buena disposición hacia la actividad física y practicada de forma regular reduce el riesgo de cardiopatías, diabetes tipo II, hipertensión e incluso accidentes cerebrovasculares.

Cuando correr nos puede hacer más listos 

Como hemos visto, correr es una actividad física que influye muy positivamente a nivel fisiológico en nuestro organismo, pero también posee algunos beneficios que resultan ciertamente curiosos y a una escala muy pequeña, uno de ellos es la neurogénesis. 

Se llama neurogénesis al proceso de formación de nuevas neuronas y células acompañantes (conocidas como células gliales). Aunque inicialmente se creía que este fenómeno estaba limitado a etapas muy iniciales del desarrollo, posteriormente se demostró que no es así, que en los adultos también se sintetizan nuevas neuronas. Esto se estudió por primera vez en los años 60, aunque estos trabajos fueron considerados como controvertidos. Sin embargo, a finales de los 90 se demostró que existía formación de nuevas neuronas en el bulbo olfatorio y en una región del hipocampo.

Evolución de las zonas del cerebro en donde se ha detectado neurogénesis desde hace 15 años. En rojo las zonas confirmadas en donde existe neurogénesis en adultos y en rosa las posibles zonas por verificar.
Evolución de las zonas del cerebro en donde se ha detectado neurogénesis desde hace 15 años. En rojo las zonas confirmadas en donde existe neurogénesis en adultos y en rosa las posibles zonas por verificar. Elizabeth Gould, Nature Reviews Neuroscience 2007.


La relación entre el ejercicio físico aeróbico (andar, correr, bailar, etc.) y la neurogénesis se ha observado desde hace tiempo y existen numerosos datos científicos al respeto. Por ejemplo, en estudios con ratones jóvenes se demostró que la actividad física (usando la clásica rueda de correr para roedores) incrementaba aspectos tan importantes como la memoria espacial, que es la responsable de almacenar y utilizar la información acerca del entorno y la orientación, que usamos para recordar cómo llegar hasta un sitio y dónde se localiza dicho lugar.

Otro dato interesante se obtuvo cuando se utilizó a ratones adultos que se habían mantenido durante dieciocho meses sin hacer ejercicio y a los que se estimuló físicamente durante un mes usando la rueda de ejercicios. Los resultados mostraron un aumento en la formación y duración de nuevas neuronas.

Biológicamente hablando, se ha comprobado que existen determinados factores moleculares que actúan regulando los procesos de proliferación y diferenciación de las células madre del cerebro durante el desarrollo. Estos factores continúan siendo de vital importancia en los adultos ya que regulan el establecimiento de conexiones neuronales y la neurogénesis. Como era de esperar la expresión de algunos de estos factores de crecimiento, sobre todo en el hipocampo, se ve aumentada a través del ejercicio aérobico. Sin embargo, estos beneficios no se observan con los ejercicios de fuerza («hacer pesas»), pues no son aeróbicos. 

Regeneración muscular y ejercicio 

El fenómeno de formación de nuevas células no se da únicamente en el cerebro, también lo podemos ver a nivel muscular y su relación con el ejercicio aeróbico es bastante estrecha.

El músculo esquelético está constituido por conjuntos de fibras agrupadas a su vez en fascículos. Cada músculo se inserta en el hueso por medio de los tendones. En el músculo esquelético las células madre mesenquimales son de vital importancia para la reparación de estos, como consecuencia de una lesión. En este contexto, se descubrió que estas células madre también aumentaban su número en respuesta a la tensión producida por el ejercicio. Los investigadores determinaron que estas no contribuían a la formación de nuevas fibras musculares pero sí a liberación de factores de crecimiento para estimular a otras células musculares a fusionarse y generar nuevas fibras. 

La perdida de masa muscular asociada a la edad es del 8% por década hasta los setenta años, incrementando posteriormente a un 15% por década. Esta perdida de masa es consecuencia en parte a que muchas células madre mesenquimales dejan de funcionar. Aunque muchos de los cambios en la estructura del músculo esquelético y su función son inevitables con la edad, algunos de estos efectos podrían ser revertidos mediante el ejercicio aeróbico, aunque el debate todavía esta abierto. 

Muchos de los cambios en la estructura del músculo esquelético y su función son inevitables con la edad, algunos de estos efectos podrían ser revertidos mediante el ejercicio.

Un balance de hormonas 

Por curioso que nos pueda parecer no siempre el ejercicio aeróbico puede ser beneficioso. De hecho, podríamos hablar de que existe un cierto equilibrio fisiológico. En 2012, un estudio de la Universidad de Córdoba correlacionó de forma positiva que la actividad física moderada en varones mejoraba los niveles hormonales y características espermáticas más favorables para la reproducción que en el caso de individuos sedentarios. Así pues, los sujetos físicamente más activos fueron los que mostraron una mejor calidad del semen.

No obstante, estudios previos del mismo grupo de investigación demostraron que los parámetros espermáticos de deportistas de élite (triatletas) no eran tan buenos que el de los hombres con una actividad física moderada. A grandes rasgos, podríamos afirmar que el ejercicio puede favorecer el ambiente hormonal y a su vez el proceso espermático, aunque el exceso pueda tener consecuencias negativas.

El ejercicio puede favorecer el ambiente hormonal y a su vez el proceso espermático.

Como dijo José Ortega y Gasset, «ciencia es todo aquello sobre lo cual siempre cabe discusión». En este sentido todavía se necesitan más estudios para confirmar algunos de los resultados mostrados en este artículo. Al menos ahora, tenemos ciertas evidencias de que muchas de estas pequeñas y celulares historias pueden ocurrir cuando salimos a correr.

Referencias

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