Diez razones para no leer a Verne

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Sí, has leído bien. Aunque puede que el título te induzca a confusión existen, al menos, 10 razones por las que podrías elegir no leer la obra de Julio Verne. Veámoslas.

TEXTO POR JULIÁN ROYUELA
ILUSTRADO POR DEL HAMBRE
ARTÍCULOS
11 de Febrero de 2016

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1.- Si únicamente esperas encontrarte con un escritor de ciencia ficción, a pesar de su etiqueta de precursor de este género te equivocarías de medio a medio. Aunque en su obra hay continuas referencias a elementos fantásticos, sus relatos no se suelen apartar del racionalismo y del realismo, salvo algunas excepciones, enmarcadas en el ámbito de la fantasía, como Viaje al centro de la Tierra, Las aventuras de Hector Servadac a través del sistema solar o De la Tierra a la Luna.

2.- Si eres de los que creen en las dotes premonitorias o proféticas de Verne. A pesar de que se le ha tachado muchas veces de literatura «profética», su único don consistía en una exhaustiva documentación y una más que fértil imaginación que complementaba con observación y curiosidad. Se conservan más de 25 000 fichas con documentación que Verne recogía para incluir en sus obras. Por lo general, el contenido científico de sus obras había sido superado, en el momento en el que se escribieron, por la aparición de los mismos, máxime teniendo en cuenta que sus principales fuentes de consulta eran textos de divulgación de la época. 

A pesar de que se le ha tachado muchas veces de literatura «profética», su único don consistía en una exhaustiva documentación y una más que fértil imaginación que complementaba con observación y curiosidad

3.- Si crees que Verne escribía tan solo relatos de aventuras aptas exclusivamente para un público juvenil. Aunque pudiera parecer así, la riqueza del mundo poético y simbólico que subyace en su obra es mucho mayor de lo que imaginas. Es innegable la presencia de anagramas, criptogramas y dobles sentidos en la obra verniana cuya inspiración se cree que encontró en la obra de Edgar Allan Poe, el escritor norteamericano por cuyos libros se sentía fascinado. El currículo de Verne incluye también poesía, obras teatrales, operetas y algunas novelas cortas. 

4.- Si buscas un estilo muy refinado en sus obras. Fue un autor demasiado prolífico para ello. A pesar de que en sus textos podemos encontrar páginas muy hermosas, no era su finalidad y desgraciadamente, su férreo contrato con la editorial lo tenía atado para su dedicación casi exclusiva al público juvenil, hecho este que mermaba casi por completo sus posibilidades de escribir otro tipo de textos. De hecho, el mismo Verne llegó a decir de sí mismo en una de sus cartas: «Debo emplear todos los medios que me depare mi imaginación en el dominio bastante restringido en el que estoy condenado a moverme». Esta falta de estilo fue la que le negó el reconocimiento de los académicos de la época.

5.- Si previamente has leído a Emilio Salgari, Daniel Defoe, Alejandro Dumas, Walter Scott, Robert Louis Stevenson o Jack London y has decidido que no son el tipo de novela que se adaptan a tus gustos.

6.- Si buscas en sus obras personajes muy complejos, con un mundo espiritual interno muy rico o con dudas existenciales muy profundas, no es tu hombre. Los personajes de Verne son frescos, ligeros, ágiles, en ocasiones atormentados y torturados pero por lo general, sencillos, que transmiten ideas simples como el valor, la constancia, la lealtad o la inocencia. En este aspecto, Verne no es Balzac.

7.- Si buscas escenas picantes o subidas de tono, no las vas a encontrar. Verne tampoco es E. L. James, así que lo más parecido que hallarás será a Phileas Fogg, pero a pesar de su elegancia y solidez económica no es Christian Grey. Esto se debe en gran medida a que el público de Verne era esencialmente juvenil pero también a otra circunstancia, y es que la mayoría de los biógrafos de Verne coinciden en señalar al autor como misógino y misógamo.

Verne, en toda su obra, da un papel secundario a la mujer con apenas importancia en las tramas, de hecho, de su extensa obra literaria, tan solo una obra, Mistress Branican, está protagonizada por una mujer.

Si buscas escenas picantes o subidas de tono, no las vas a encontrar. Lo más parecido que hallarás será a Phileas Fogg, pero a pesar de su elegancia y solidez económica no es Christian Grey

8.- Si esperas encontrar un autor de un solo éxito, lo que en música se denomina un «one-hit wonder». En su abundante producción podemos encontrar títulos tan exitosos y destacados como: 20.000 leguas de viaje submarino, Los hijos del capitán Grant, Viaje al centro de la Tierra, De la Tierra a la Luna, Cinco semanas en globo, La vuelta al mundo en 80 días, Miguel Strogoff, Las tribulaciones de un chino en China, Un capitán de 15 años, La isla misteriosa…

Según datos de la UNESCO, Verne es el autor francés más traducido de todos los tiempos (más de ochenta lenguas diferentes) y el segundo del mundo solo por detrás de Agatha Christie pero por delante de autores como William Shakespeare, Hans Christian Andersen, Stephen King, Sir Arthur Conan Doyle, Alejandro Dumas o los hermanos Grimm.

9.- Si eres un poco cotilla y lees la obra de Verne, te será difícil no interesarte por los avatares de su vida personal llena de aventuras al igual que las de los personajes que escribió. Algunos biógrafos escriben, aunque es difícil de creer, que Verne, con once años, se escapó de casa para embarcarse como grumete rumbo a la India con el firme propósito de conseguir allí un collar de perlas para su prima Caroline, de la que estaba secretamente enamorado, pero su padre alcanzó el barco y lo bajó nuevamente a tierra firme. Verne poseyó hasta tres pequeños barcos, los Saint Michel I, II y III a los que recurría frecuentemente para escapar de la monotonía y del estudio en el que permanecía casi enclaustrado debido a las exigencias de publicación de los Viajes extraordinarios y, por qué no decirlo, para escapar de la rutina de una vida familiar que nunca lo satisfizo plenamente. España, Escocia, Noruega, Finlandia, Irlanda, Inglaterra, Portugal, fueron algunos de sus destinos.

Encontramos también en su biografía episodios inexplicables. Su sobrino Gastón, con el que tenía una afectuosa relación, le disparó dos tiros un buen día cerca de su casa sin mediar palabra ni discusión alguna, uno de ellos le alcanzó en un pie y, si bien no fue mortal, sí que le propició una cojera que empeoró notablemente con la edad. El misterio de este episodio se acrecentó debido al intento de encubrimiento del mismo por los medios de comunicación de la época y por los propios afectados. Si después de estas salpicaduras de su biografía no te sientes imbuido por el espíritu verniano que te impulsará a conocerlo más a fondo, es posible que la vida y la obra de Jules Gabriel Verne no sean de tu agrado.

Su sobrino Gastón, con el que tenía una afectuosa relación, le disparó dos tiros un buen día cerca de su casa sin mediar palabra ni discusión alguna, uno de ellos le alcanzó en un pie

10.- En definitiva, no deberías leer a Verne si no quieres pasar un buen rato con las aventuras, el ingenio y las dotes anticipatorias (que no proféticas) en materia científica que la gran mayoría de sus obras destilan. Así nunca tendrás que conocer al capitán Nemo y su Nautilus, a Phileas Fogg, al profesor Liddenbrock o a Miguel Strogoff en sus viajes al centro de la Tierra, la Luna, el sistema solar, las profundidades marinas o la estepa rusa.

Para saber (un poco) más de Julio Verne:  

Nació en Nantes (Francia) en 1828, más conocido fuera de España como Jules Verne, fue un poeta y escritor francés célebre por sus novelas de aventuras y por sus dotes de anticipación científica (mal llamada literatura profética), que incluyó a lo largo de toda su obra.

Comenzó los estudios de abogado para contentar a su padre, que poseía este oficio y que frustró desde muy joven su vocación de ser marino. Sin embargo, finalmente —y por suerte para muchos de nosotros— abandonó el camino jurídico para dedicarse por completo a la escritura. Gracias a la colaboración con el editor Hetzel, se crearon Los Viajes extraordinarios, una serie de novelas de aventuras entre las que se encuentran, La vuelta al mundo en 80 días, Viaje al centro de la Tierra o Veinte mil leguas de viaje submarino cuya publicación se prolongo durante más de cuarenta años. 

Realizó múltiples viajes en sus frecuentes salidas marítimas. Su vida familiar y personal estuvo plagada de claroscuros, casado con Honorine, una joven viuda madre de dos hijas con la que tuvo su único descendiente, su hijo Michel. Autor de más de noventa obras entre novelas, cuentos, obras póstumas y otras tantas que se sabe que fueron terminadas o alteradas por su hijo, siempre fue despreciado por la temática de estas por las autoridades académicas parisinas. En los últimos años de su vida se dedicó a la política, siendo elegido concejal del lugar donde posteriormente moriría.

El reconocimiento que no consiguió de los académicos de su época sí fue otorgado por el estado francés y por sus paisanos concediéndole la Legión de Honor, —establecida por Napoleón Bonaparte— máxima condecoración para civiles y militares a los méritos realizados, en este caso, por sus aportes en educación y ciencia. Muere en Amiens (Francia) en 1905.

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