La delgada línea roja de las especies invasoras

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A raíz de la última actualización del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, son varias las polémicas que han estallado en torno a ciertas especies. Ahora que está tan de moda hablar de líneas rojas, hay límites que no están del todo claros con ciertas especies y los investigadores aprovechan esta ambigüedad para situarse en dos bandos enfrentados, buscando la conservación de la especie o su erradicación.  

TEXTO POR JESÚS DAVID TAVIRA
ILUSTRADO POR ANNA FALCÓ
ARTÍCULOS
BIODIVERSIDAD
9 de Mayo de 2016

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Cuando hablamos de especie invasora nos estamos refiriendo a una especie que ha sido transportada e introducida por el hombre en una región que está fuera de su habitual área de distribución y que ha logrado establecerse y prosperar en ella, a menudo causando importantes daños. Con frecuencia estos perjuicios atentan contra la biodiversidad del lugar donde ha sido introducida y provocan importantes pérdidas económicas. Ejemplos muy claros y muy conocidos son el galápago de Florida (Trachemys scripta) o el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus), este último, un pequeño coleóptero procedente del sudeste asiático y de la Polinesia sin depredadores naturales en España y que está acabando con muchas poblaciones de palmeras, aunque no deja de ser irónico que la propia palmera sea también una especie introducida. 

Por tanto, la imagen que la gente tiene de estas especies que se hacen invasoras en ciertos territorios es muy negativa en general. Debido a esta mala publicidad, la reacción más extendida es la de que se debe erradicar a estos animales, aunque en la mayoría de las ocasiones resulte económicamente muy costoso y altamente difícil. Así ocurre, por ejemplo, en las grandes ciudades con la cotorra argentina (Myiotsitta monachus) donde a pesar de los esfuerzos realizados el número de individuos sigue aumentando. Pero es necesario conocer todos los aspectos ya que no todos los casos son evidentes y en muchos de ellos puede que nos llevemos más de una sorpresa.

La aparición de los castores

En 2005 saltó la noticia. De nuevo, había castores en España y estaban criando. El castor (Castor fiber) es una especie que habitó la península ibérica hasta hace unos trescientos años. Si no fuera por la importante persecución que sufrieron por su piel y por una secreción glandular llamada castóreo, muy cotizada en artículos de perfumería, además del deterioro de los hábitats acuáticos, muy posiblemente el castor hubiera mantenido poblaciones viables hasta la actualidad. Lo que debía ser una noticia para celebrar, se convirtió en todo lo contrario debido a que estos castores no llegaron de manera natural, sino que lo hicieron producto de una suelta intencionada en marzo de 2003 por un grupo ecologista centroeuropeo. Los dieciocho ejemplares iniciales provenían de un centro de cría en cautividad en Baviera (Alemania), fueron liberados en el curso del río Aragón y se extendieron por buena parte de la cuenca del Ebro. El castor es una especie con presencia histórica en nuestro país y que podría ayudar en la recuperación de algunas especies asociadas a los cursos fluviales y hoy al borde de la desaparición, como el visón europeo (Mustela lutreola), al modificar y crear ambientes idóneos en los ríos, pero ese regreso ilegal desembocó en la decisión de retirar estas nuevas poblaciones de nuestros ríos. 

Y tú ¿de dónde eres?

Pero ¿qué pasa si no está claro si la especie es autóctona o alóctona? Es decir ¿propia del país o extranjera? Sin abandonar los ríos encontramos el siguiente caso que actualmente es fruto de amplias discusiones. Se trata del cangrejo de río (para algunos Austropotamobius italicus y para otros Austrapotamobius pallipes). No hace muchos años era muy frecuente encontrar a estos cangrejos en muchos de nuestros ríos y humedales pero, como bien es sabido, este crustáceo sufrió un declive muy pronunciado, en parte debido a la introducción del cangrejo americano (Procambarus clarkii) catalogado también como especie invasora. Muchos están siendo los esfuerzos humanos y los recursos económicos destinados a la conservación de nuestro cangrejo y son varias las comunidades autónomas que tienen una o varias instalaciones de cría en cautividad. Así que, ¿qué pasaría si también se tratara de una especie introducida? Existe un grupo de investigadores que afirma que lo es y que estos cangrejos son originarios de Italia y para ello aportan pruebas genéticas, biológicas e históricas.

Una fuerte polémica se ha desatado a raíz de las investigaciones que afirman que el cangrejo de río que creíamos autóctono puede tener origen italiano.
Una fuerte polémica se ha desatado a raíz de las investigaciones que afirman que el cangrejo de río que creíamos autóctono puede tener origen italiano. Fuente: Wikipedia

La interpretación que hacen estos investigadores de los análisis genéticos de los cangrejos determina que las poblaciones italianas y las españolas son indistinguibles. Las pruebas biológicas recogen la presencia de unos pequeños animales llamados branquiobdélidos que viven en la superficie de los cangrejos y necesitan a estos crustáceos para reproducirse. Pues bien, las poblaciones italianas de cangrejos cuentan con estos pequeños anélidos pero ni las españolas ni las irlandesas los tienen. Se piensa que al trasladar a los cangrejos, estos pueden vivir fuera del agua durante bastante tiempo pero los branquiobdélidos no, producto de lo cual solo llegarían vivos los cangrejos al lugar de destino. Y por último, aportan pruebas históricas ya que se conservan cartas y otros documentos entre Felipe II y la corte italiana donde el monarca español pedía que le enviaran cangrejos después de haberlos conocido en un viaje a Italia. En una carta fechada el 22 de febrero de 1588 conservada en el archivo general de Simancas en Valladolid, a Felipe II le informan desde Florencia del envío de los cangrejos.

Por el contrario, hay también un grupo de investigadores que defienden que el cangrejo de río es autóctono. De hecho, el 21 y el 25 de septiembre del pasado año se celebraron las Jornadas Españolas y el Simposio Internacional sobre Conservación del Cangrejo de Río organizadas entre otros organismos por el CSIC donde se presentaron estudios que exponían que el cangrejo de río es una especie autóctona de la península Ibérica.

Es de suponer que nuevos estudios arrojen definitivamente luz sobre este entuerto pero mientras tanto, ¿fomentamos la conservación de una especie que tal vez sea introducida? ¿Abandonamos la ayuda que estamos proporcionando a una especie que tal vez sea nuestra? Ya no es tan fácil la decisión.

Peces aliados

Para terminar de rizar el rizo ¿qué sucede si una especie es introducida conscientemente pero no nos conviene erradicarla porque nos es beneficiosa? En cierto modo es lo que ocurre con la gambusia (Gambusia holbrooki), un pequeño pececillo también centro de una reciente polémica y que está incluida en el Catálogo de Especies Invasoras. La gambusia fue introducida en España en 1920 deliberadamente para acabar con la malaria, transmitida por el mosquito Anopheles. Hay quien piensa que, hoy en día, no hay malaria en España porque las voraces gambusias mantuvieron a raya a las larvas de los mosquitos y a los propios mosquitos y que fruto de esta introducción se salvaron muchas vidas. Pero también hay quien mantiene la opinión contraria y piensa que la malaria se redujo gracias a la desecación de humedales, la utilización de DDT y otros insecticidas, y que en todo caso la influencia de la gambusia fue minoritaria.

La gambusia es una especie de pez que fue introducida intencionadamente en los humedales de nuestro país.
La gambusia es una especie de pez que fue introducida intencionadamente en los humedales de nuestro país. Fuente: Wikipedia

Al igual que en el caso anterior, nuevos argumentos se irán sumando a la polémica y puede que tengamos un desenlace final para ambos problemas, pero mientras tanto la reflexión que debiéramos hacer es que las especies invasoras son un tema complejo a menudo cargado de matices en cada caso, por lo que la prudencia se antoja una virtud muy importante a la hora de tomar decisiones sobre el exterminio o la conservación de estas especies.   

Referencias

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