Redescubriendo los transgénicos: el algodón de la India

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En la India, más de 11 millones de hectáreas están cultivadas con algodón modificado genéticamente, lo que implica que el 95% del algodón plantado en este país es transgénico. ¿Qué pasó con el algodón autóctono, que a mediados del siglo XX era el mayoritario?

TEXTO POR CARLA ROMEU DALMAU
ILUSTRADO POR CELSIUS PICTOR
ARTÍCULOS
ALGODÓN | GMO | OMG | TRANSGÉNICOS
15 de Agosto de 2016

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Históricamente, el algodón que se plantaba en este país era el algodón llamado asiático, del que hay dos especies: Gossypium arboreum y G. herbaceum. A partir de mediados del siglo XX, el cultivo de algodón asiático fue disminuyendo, al tiempo que se incrementaba el cultivo de algodón americano (G. hirsutum). Hacia el año 2000, alrededor del 70% del algodón cultivado en la India ya era el denominado americano. 

La adopción del algodón americano fue debida en gran parte a la calidad de sus fibras. Comparadas con las fibras del algodón asiático, las del americano son más largas y apropiadas para las máquinas de hilar. Sin embargo, el algodón americano es muy sensible a plagas y enfermedades, por lo que con la adopción de este cultivo el coste de controlar las plagas aumentó.

La adopción del algodón americano fue debida en gran parte a la calidad de sus fibras.

La plaga que causa más daño al algodón americano en la India es el gusano del algodón. Para controlar esta plaga, en el año 2002 se introdujo una variedad transgénica de algodón americano. Este cultivo transgénico se llama algodón Bt, y por lo tanto (como recordarán los lectores) tiene en su genoma un gen de la bacteria Bacillus thuringiensis (Bt), que permite a la planta producir toxinas Bt. Estas toxinas son insecticidas y matan a grupos específicos de insectos, en este caso a las larvas de lepidópteros que se alimentan del algodón (por lo tanto, son orugas aunque se les llama gusanos). Desde su introducción, los agricultores indios han ido adoptando este cultivo transgénico progresivamente, hasta llegar al 95% actual.

La plaga que causa más daño al algodón americano en la India es el gusano del algodón. Para controlar esta plaga, en el año 2002 se introdujo una variedad transgénica de algodón americano.

Si se compara el algodón americano transgénico (resistente a plagas) con su homólogo no transgénico, el primero supone un beneficio para el agricultor ya que, en general, la cosecha que se obtiene es mayor y el uso de pesticidas se reduce. Si bien, aunque es cierto que la variedad transgénica es más cara, el ahorro en pesticidas y el incremento en la producción pueden compensar la diferencia de precio de las semillas.

Pero, ¿qué pasa si se compara el algodón americano transgénico con el algodón autóctono, el llamado asiático? En Maharashtra, el estado cuya capital es Bombay, todavía quedan algunos agricultores plantando esta especie de algodón nativa. Y allí me fui hace ya más de tres años para intentar averiguar un poco más sobre este cultivo olvidado.

El algodón asiático, al ser una especie nativa, tiene dos ventajas importantes respeto al algodón americano: es más resistente en condiciones de sequía y está mejor adaptado a las plagas. Esto implica que en Maharashtra, donde la gran mayoría de agricultores no tiene acceso al riego, el cultivo de algodón asiático puede ser una buena opción, ya que requiere de menos gastos (las semillas cuestan menos y se necesitan menos pesticidas) y se pueden llegar a obtener ingresos similares a los obtenidos con el algodón americano transgénico.

Quizás os preguntareis, ¿pero cómo puede ser que se gaste menos en pesticidas con el algodón asiático si el algodón transgénico es precisamente resistente a las plagas? Pues porque como he mencionado anteriormente, las toxinas Bt solo matan a un grupo específico de insectos, en este caso a las larvas de los lepidópteros que se comen el algodón, pero no matan a todas las plagas. Pensar que los cultivos transgénicos resistentes a plagas matan a todos los insectos es un error muy común, tanto de detractores como de defensores de los transgénicos. La realidad es que el algodón transgénico resistente a plagas es inmune a estas orugas pero es todavía vulnerable a pulgones, ácaros o chicharras.

El algodón asiático, al ser una especie nativa, tiene dos ventajas importantes respeto al algodón americano: es más resistente en condiciones de sequía y está mejor adaptado a las plagas.

Seguramente hay otra pregunta que os ronda por la cabeza: ¿puede realmente el algodón asiático ser una opción viable para los agricultores si las fibras no son muy adecuadas para las máquinas de hilar actuales? ¡Y esta es la pregunta del millón! Está claro que los agricultores indios no pueden plantearse cultivar algodón asiático si no hay un mercado estable para este tipo de algodón. A día de hoy, el algodón asiático representa solo el 3% de todo el algodón producido en la India y se vende bien. De hecho, algunas veces se paga por él más que por el algodón americano, porque es muy escaso y es preferido para algunos usos específicos, como el quirúrgico. Pero si de repente todos los agricultores en Maharashtra se pusieran a plantar algodón asiático, hoy por hoy no existe un mercado capaz de absorber esta producción. Algunos científicos indios, que defienden el cultivo de algodón asiático en condiciones de sequía, están investigando cómo crear variedades de algodón asiático que tengan fibras más adecuadas para las máquinas de hilar actuales, así que el futuro de este cultivo puede cambiar.

Llegado este punto, vamos a recapitular. A falta de riego, cultivar algodón asiático puede ser una buena opción porque, aunque la cosecha puede ser ligeramente inferior, los costes de cultivo también son menores y por tanto los ingresos netos pueden ser similares a los obtenidos con el algodón transgénico. Menos costes implica un riesgo menor, lo que me lleva a hablar de un tema que a muchos os resultará familiar: los suicidios entre los agricultores indios. Este es un tema muy controvertido, ya que algunas organizaciones han argumentado que el cultivo de algodón transgénico es la causa principal de estos suicidios. La realidad es que la tasa de suicidios entre agricultores no ha cambiado desde 2002, el año en el que se introdujo el algodón transgénico en la India. Parece ser que la causa de los suicidios es muy compleja y tiene que ver con el endeudamiento de los agricultores, agravado por la crisis agraria y el incremento de los costos de cultivación. Y es que el cultivo de algodón, sea transgénico o no, requiere de grandes inversiones en irrigación, pesticidas, fertilizantes y recolecta. El algodón transgénico implica un gasto mayor en semillas pero su homólogo no transgénico requiere de más pesticidas y al final el endeudamiento neto acaba siendo similar.

El cultivo de algodón, sea transgénico o no, requiere de grandes inversiones en irrigación, pesticidas, fertilizantes y recolecta.

Para acabar, me gustaría hablar de otro tema que a menudo se discute al hablar de los cultivos transgénicos; es el hecho de que, por contrato, cuando el agricultor cultiva plantas transgénicas no puede guardar las semillas cosechadas para plantarlas el año siguiente. Esto supone un problema si el agricultor, antes de utilizar cultivos transgénicos, estaba utilizando cultivos tradicionales en los que él mismo guardaba sus semillas para el año siguiente. Sin embargo, si antes de utilizar cultivos transgénicos, el agricultor estaba utilizando cultivos híbridos, el hecho de no poder aprovechar las semillas cosechadas no supone un problema añadido porque con los cultivos híbridos tampoco las estaba aprovechando. Y es que las semillas generadas por cultivos híbridos normalmente no se cultivan, ya que no tienen las mismas cualidades que sus progenitores, es decir, ya no producirán tanto o no tendrán tanta resistencia a plagas. Esto es debido a que las semillas cosechadas en cultivos híbridos ya no son el resultado del cruce de dos líneas puras, sino el resultado de cruces aleatorios no controlados y, por tanto, es poco probable que las semillas cosechadas tengan las mismas características que las semillas hibridas originales. Así pues, aunque es cierto que es un inconveniente no poder guardar las semillas cosechadas para plantarlas el año siguiente —lo que implica que el agricultor tiene que comprar semillas cada año—, este es un problema común tanto en los cultivos transgénicos como en híbridos (ampliamente utilizados a día de hoy).

Aunque es cierto que es un inconveniente no poder guardar las semillas cosechadas para plantarlas el año siguiente —lo que implica que el agricultor tiene que comprar semillas cada año—, este es un problema común tanto en los cultivos transgénicos como en híbridos.

Es posible que después de estos tres artículos en los que hemos ido redescubriendo los transgénicos muchos penséis: «sé un poco más sobre el tema, pero, de hecho, cuanto más sé más confuso/a estoy». Bienvenidos. Como en tantos otros temas, las respuestas no son simples. Hay muchas variables que pueden influir en el resultado de cualquier técnica o tecnología: la herramienta utilizada en sí (en este caso la modificación genética), quién la diseña, quién la utiliza, cómo la utiliza, que alternativas existen, etc… Los cultivos transgénicos serán o no una buena opción dependiendo del contexto, del dónde, del quién, del cómo y del porqué. La herramienta existe y tiene potencial, pero el contexto es sumamente importante, así que cada caso requiere de un análisis profundo y deliberado antes de tomar una decisión. 

Referencias

Romeu-Dalmau C et al.. 2015. Asiatic cotton can generate similar economic benefits to Bt cotton under rainfed conditions in India. Nature Plants 1: 15072.

—Carpenter J. 2010 Peer-reviewed surveys indicate positive impact of commercialized GM crops. Nature biotechnology 28: 319-321.

—Gilbert, N. 2013. A hard look at GM crops. Nature, 497: 24-26.

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