De mayor, astrofísica (III). Toma de decisiones

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Tras doctorarse y abrir nuevas vías de investigación en el campo de la astronomía, Jocelyn tomó una decisión personal importante que marcaría el rumbo futuro de su relación con la ciencia.

TEXTO POR MARIO GONZÁLEZ
ILUSTRADO POR NURIA RODRÍGUEZ
MUJERES DE CIENCIA
ASTRONOMÍA | BIOGRAFÍA
23 de Septiembre de 2016

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Unos meses más tarde, Jocelyn se casó con su novio, Martin Burnell, que se había graduado poco tiempo antes de que ella se doctorara y había comenzado a trabajar como administrador para el gobierno local de Southampton, en la costa meridional de Inglaterra. Como en aquella época era inconcebible que un matrimonio viviera separado, Jocelyn tuvo que dejar la Universidad de Cambridge y el campo de la astronomía que había ayudado a crear para mudarse con su marido. Los primeros meses en Southampton fueron complicados. Jocelyn se había dado cuenta de que la idea que Martin tenía del matrimonio era muy tradicional y de que este esperaba de ella que se olvidara de la ciencia y se quedara en casa manteniendo el hogar. Ni siquiera permitió que Jocelyn asistiera a su ceremonia de doctorado alegando que no se podían permitir un viaje entre Southampton y Cambridge. Pero Jocelyn tenía una beca postdoctoral y estaba decidida a seguir con su carrera investigadora, por lo que recurrió a Tony Hewish para que le recomendara un lugar donde desarrollar su beca. Este le consiguió un puesto en el grupo de su amigo Michael Rycroft, de la Universidad de Southampton. El trabajo no era el más adecuado para Jocelyn porque el grupo de Michael ni siquiera se dedicaba a la astronomía, sino que estudiaba las capas exteriores de la ionosfera analizando los datos recogidos por un satélite artificial. No obstante, Jocelyn aguantó en el puesto un par de años hasta que tuvo la oportunidad de cambiarse al grupo de astronomía de rayos gamma del mismo departamento, que estaba dirigido por David Ramsden. La metodología de este grupo era completamente diferente a lo que Jocelyn había hecho previamente —los rayos gamma son la radiación más energética que existe, las antípodas de las débiles ondas de radio— y tuvo que trabajar mucho para ponerse al nivel del resto de investigadores.

En 1973, Jocelyn y Martin tuvieron un niño al que pusieron de nombre Gavin. Durante su embarazo, Jocelyn, previendo que iba a tener que reducir su jornada laboral para cuidar de su bebé, aceptó un puesto de profesora de física moderna en la universidad a distancia, la Universidad Abierta (The Open University), que acababa de ser creada en el Reino Unido. Este era un trabajo que le gustaba mucho, podía compatibilizarlo con su empleo como investigadora y, sobre todo, lo podía hacer desde casa. Ese mismo año recibió junto a Tony Hewish la medalla Michelson, una de las mayores distinciones de Estados Unidos, por su descubrimiento de los púlsares. En casa, Jocelyn disimulaba su alegría por tener esta clase de reconocimientos porque sabía que a Martin le ponía celoso que su mujer fuera más exitosa que él. A finales de ese mismo año, Martin decidió aceptar un empleo en Londres para ascender de puesto sin tener que esperar a ser promocionado en Southampton. Por supuesto, su familia se tuvo que mudar con él a la capital y Jocelyn tuvo que abandonar su investigación sobre la astronomía de rayos gamma. Al llegar a Londres, Jocelyn se quedó en casa trabajando solo en la universidad a distancia, pero rápidamente se dio cuenta de que a pesar de sus esfuerzos, si no trabajas en un ambiente científico, no es fácil estar al tanto de los últimos avances y su importancia. Además, se aburría muchísimo, algo que no entendían las personas a su alrededor. «¿Cómo se puede aburrir si tiene que cuidar de su hijo, su marido y su casa?».

Recibió junto a Tony Hewish la medalla Michelson, una de las mayores distinciones de Estados Unidos, por su descubrimiento de los púlsares.

Jocelyn escribió una carta al director del Laboratorio de Ciencias Espaciales Mullard, que tenía su sede en Londres, pidiéndole —casi rogando— que le diera un empleo. Este le consiguió un puesto de técnico de apoyo en un satélite artificial llamado Ariel V que estaban construyendo para observar fuentes de rayos X en el espacio.

El día del lanzamiento del satélite, 10 de octubre de 1974, Jocelyn estaba en el laboratorio junto a todo el equipo del Ariel V escuchando las transmisiones de radio desde la plataforma de lanzamiento en la costa de Kenia, cuando un compañero, John Ives, entró corriendo muy alterado en su oficina:

—¿Has escuchado las noticias?
—No, John, ¿qué noticias? ¿Algo va mal con el Ariel? —preguntó Jocelyn asustada.
—¡No! ¡El premio Nobel! ¡Martin Ryle y Tony Hewish han ganado el premio Nobel!

Era la primera vez en la historia de los premios que lo recibían unos astrónomos. Los motivos por los que el comité Nobel los premiaba fueron:

«Por su investigación pionera en radioastrofísica: a Ryle por sus observaciones e inventos, en particular por la técnica de síntesis de apertura —el método que había seguido Jocelyn para construir su telescopio— y a Hewish por su papel decisivo en el descubrimiento de los púlsares».

Inmediatamente, tras la presentación del premio, se generó una gran controversia, causada principalmente por la última frase de la justificación del premio. Un grupo de científicos, liderados por el prestigioso astrónomo Fred Hoyle, escribió a la Real Academia Sueca de las Ciencias para protestar por la tremenda injusticia que suponía que Jocelyn no compartiera el galardón porque, de hecho, ella había sido la auténtica descubridora de los púlsares. Sus compañeros en la Universidad de Cambridge manifestaron que si no hubiera sido por su meticulosidad y tenacidad, seguramente se habría tardado muchísimo más en descubrirse los púlsares. La prensa, que usaba el término «No-Bell» —en alusión al apellido de Jocelyn— para referirse a la polémica, hizo hincapié en que Jocelyn era tan solo una estudiante de doctorado cuando los púlsares fueron encontrados.

Ante las preguntas de los periodistas, Tony Hewish declaró que no entendía la controversia porque premiar a Jocelyn hubiera sido igual de injusto que si el mérito de descubrir un nuevo continente se lo llevara el vigía de un barco en lugar del navegante que había conseguido la financiación, había organizado el viaje y había gobernado el barco. ¿Y Jocelyn? Jocelyn reaccionó con diplomacia y manifestó su sincera alegría porque Martin Ryle y Tony Hewish habían sido premiados con el Nobel.

Tony Hewish declaró que no entendía la controversia porque premiar a Jocelyn hubiera sido igual de injusto que si el mérito de descubrir un nuevo continente se lo llevara el vigía de un barco en lugar del navegante que había conseguido la financiación, había organizado el viaje y había gobernado el barco.

Tras la polémica, Jocelyn siguió trabajando en los datos recogidos por el satélite Ariel V. Cuando tenía un instante libre acudía a estudiar a la biblioteca del University College London con un permiso especial, ya que los técnicos no podían entrar allí. Con el tiempo, Jocelyn comenzó a hacer su propia investigación e incluso participó en el descubrimiento del primer púlsar que emitía rayos X.

Así continuó hasta que en 1982, de nuevo, mudanza. Otra vez, cuando ya estaba cómoda desarrollando su trabajo, había que dejarlo todo para trasladarse a otra ciudad y, su investigación, a otra región del espectro electromagnético, porque su marido había encontrado otro trabajo mejor para su carrera. En esta ocasión, Martin había aceptado un puesto en Escocia para el Gobierno de Fife, la región que rodea Edimburgo en la zona norte. Al llegar allí, Jocelyn solicitó un empleo en el telescopio de infrarrojos James Clerk Maxwell del Observatorio Real de Edimburgo. El director del observatorio contrató a Jocelyn aunque, dadas sus circunstancias, con un sueldo un 20% menor que el del resto de sus nuevos compañeros. En esa etapa, Jocelyn viajó mucho porque entre las funciones de su trabajo estaba reunirse con astrónomos de todo el mundo para convencerles de que fueran a Escocia a usar su telescopio, pero también para recoger múltiples premios que recibía por el descubrimiento de los púlsares. En 1978, había recibido el Premio J. Robert Oppenheimer de la Universidad de Miami, en 1986 recibió el Premio Beatrice M. Tinsley de la American Astronomical Society y en 1989 recibió la medalla Herschel de la Royal Astronomical Society.

En 1989, Martin y Jocelyn se divorciaron tras 20 años de matrimonio. Al contrario de lo que uno podía esperar, la razón fue que Martin abandonó su hogar para irse a vivir con una mujer más joven. Jocelyn se sintió liberada. Por vez primera podía buscar un trabajo en función de quién era y no de dónde estaba. En 1990, aceptó el puesto de catedrática de física en la Universidad Abierta y se mudó con su hijo a Milton Keynes, en el centro de Inglaterra, donde se encuentra la sede de la universidad. Allí pudo comenzar sus propios proyectos de investigación, la mayoría de ellos dedicados al estudio de sistemas binarios de estrellas —estrellas que orbitan girando alrededor de un punto común—. Desde entonces no ha parado de conseguir más premios y reconocimientos, como ser nombrada Dama del Imperio Británico en 1999 —adquiriendo el título de Dame, versión femenina del famoso y muy británico Sir— o 22 doctorados honoris causa entre 1993 y 2015. Durante toda su carrera científica Jocelyn ha recorrido una gran parte del espectro electromagnético, investigando ondas de radio, infrarrojos, rayos X o rayos gamma, y ha pasado de ser la chica que descubrió los púlsares a ser uno de los científicos más reconocidos de su tiempo. Actualmente, es una gran defensora de los derechos de la mujer en la ciencia y recorre universidades, centros de investigación y conferencias contando su experiencia, con la esperanza de que un día historias como la suya sean solo eso: historia de la ciencia.

Leer

De mayor, astrofísica (I): superando obstáculos.
De mayor, astrofísica (II): la misteriosa señal.

Bibliografía

—BBC Beautiful Minds - Jocelyn Bell Burnell.
—BBC 4 - Jocelyn Bell Burnell.
—The Perfect Theory: A Century of Geniuses and the Battle over General Relativity, Pedro G. Ferreira, Hachette UK, 2014.
—"Observation of a Rapidly Pulsating Radio Source," Nature 217: 709 (1968), with A. Hewish, J.D.H. Pilkington, P.F. Scott, and R.A. Collins.
—Nobel Prize Women in Science: Their Lives, Struggles, and Momentous Discoveries. Sharon Bertsch McGrayne. Joseph Henry Press; 2nd Rev ed. edition (March 12, 2001).
Interview of Jocelyn Bell Burnell by David DeVorkin on 2000 May 21, Niels Bohr Library & Archives, American Institute of Physics, College Park, MD USA.
—Conferencia Successful Women in Glasgow 20 enero 2015 Glasgow.
Conferencia Well-behaved women rarely make history, 8 junio 2015 Dublin.

 

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