«Si tienes malas noticias, quieres patear la tristeza, cocaína. Cuando el día se termine, y quieras correr, cocaína. Ella no miente, ella no miente, ella no miente, cocaína».
Este fragmento traducido pertenece a la canción Cocaine, del músico y compositor estadounidense J.J. Cale incluida en el álbum Troubadour (1976).
Su estilo personal y peculiar sonido le hacen valedor del reconocimiento de ser uno de los creadores del sonido Tulsa, con claras influencias de la música blues, country y rock, que le permitieron desarrollar un estilo que reconocerás también en las canciones de David Gates, The Gap Band o Don White, entre otros.
Su talento como compositor ha sido ampliamente reconocido por grandes músicos que no dudaron en versionar algunos de sus éxitos, como es el caso de la citada canción Cocaine, que popularizó el mismísimo Eric Mano lenta Clapton incluyéndola en su álbum Slowhand tan solo un año después de su publicación, tanto, que prácticamente todo el mundo le atribuye su autoría.
En dicha canción se le otorga a la cocaína propiedades maravillosas, cuasi mágicas, lo que hace imposible no ceder a la tentación ¿verdad? De hecho, hay quién ve en la letra una clara apología del consumo de esta droga, pese a que, según su autor, no iban por ahí los tiros. Lo que sí queda claro es que es muy complicado escribir canciones sobre drogas y no polarizar a los lectores. Normalmente quedarás como un drogata o un santurrón si no muestras una clara posición, aunque tu intención sea la de plantear —criticar con cinismo, tal vez— una realidad social, una oscura y siniestra situación a la que nos enfrentamos cada día con preocupación porque los números no mienten: el consumo de drogas sigue en aumento al tiempo que disminuye la edad de inicio en el consumo.
Este mismo año se ha publicado el Informe Europeo sobre Drogas. Tendencias y novedades, en el que podrás ver, a modo de catálogo otoño-invierno de El Corte Inglés, lo que se llevará esta temporada, aquello que está pasado de moda, tendencias y evolución del mercado. Casi 100 páginas a todo color con la información más exclusiva y de actualidad del consumo de drogas.
A modo de resumen
En este informe se destaca la aparición de nuevas sustancias, lo que amplía el abanico de productos disponibles, así como el aumento detectado de la pureza y la potencia de las drogas ya existentes. Todo un mercado innovador.
En el caso de la cocaína, se ha detectado un mayor consumo en los países de Europa meridional y occidental, mientras que el consumo de anfetaminas en más habitual en los países septentrionales y orientales. En ambas drogas se ha manifestado un aumento de la pureza, mientras que el precio se ha mantenido estable. Aumenta la relación calidad/precio: irresistible.
Respecto a esto, a nadie le sorprende ya saber que España se encuentra a la cabeza en el consumo europeo de cannabis, cocaína y drogas sintéticas, tratando de tú a tú a potencias económicas mucho más fuertes que nosotros como Reino Unido, Francia y Países Bajos.
El resurgir del MDMA
Un viejo conocido, el MDMA (3,4-metilendioximetanfetamina) y del que ya hemos hablado en Principia en el artículo El cielo era el límite, retorna con más fuerza que nunca. Este MDMA, la droga anteriormente conocida como éxtasis aunque este no solo lleve MDMA, se convierte en el compuesto estimulante y psicodélico favorito de los jóvenes. Con una fórmula perfeccionada gracias a la inclusión de mejores precursores, nuevas técnicas de producción, variedad de formatos (polvo, cristal, pastillas…) y el uso de la deep web para su compra-venta, ha hecho que se dispare su consumo. Los creadores de este tipo de droga han sabido adaptarse a las necesidades del mercado y tras unos años de capa caída debido a la mala calidad y adulteración de este producto han elaborado nuevas estrategias de marketing drogil para cautivar tanto a los consumidores habituales de estimulantes como a la nueva generación de jóvenes que muestran cierto interés por el consumo de drogas es sus actividades recreativas.
Tratar de luchar contra el uso de MDMA se ha vuelto muy complicado si tenemos en cuenta sus efectos positivos: estimulación mental, empatía hacia los demás, bienestar general, desaparición de la ansiedad o percepción sensorial exaltada. Pocas cosas más se le puede pedir a un compuesto que incluye como componente principal la metanfetamina y, en ocasiones, sustancias como cafeína, dextrometorfano, efedrina o cocaína, para potenciar sus efectos. Sustancias que atacan a nuestro cerebro aumentando la actividad de varios neurotransmisores: serotonina, dopamina y norepinefrina, lo que explica los efectos comentados anteriormente.
Pero la contrapartida está más que clara. Se han descrito daños cerebrales de larga duración relacionados con la depresión, ansiedad, irritación o agresividad, así como afectación de las regiones cerebrales destinadas a los procesos de atención, aprendizaje, la emoción e incluso la función motora, incluyendo daños irreversibles en el feto de mujeres embarazadas y daños indirectos producidos por su consumo, como los accidentes de tráfico provocados por la pérdida de la habilidad y atención al conducir un automóvil bajo los efectos de esta droga.
Algo que preocupa mucho en la Unión Europea es el incremento de los tratamientos demandados relacionados con el consumo de anfetaminas. A esto hay que sumarle el hecho de que ha aumentado el consumo de este tipo de drogas por vía parenteral, lo que ha llevado al crecimiento de casos de VIH entre los consumidores.
El cannabis manda
En todos los países encuestados se ha revelado un aumento del consumo de cannabis, mostrando que la cuota de mercado de esta droga es la mayor de entre todas las drogas ilegales presentes en Europa.
Los datos son reveladores: el 1% de los adultos europeos consumen cannabis a diario o casi todos los días, lo que se traduce en más de cinco millones de personas consumiendo habitualmente esta droga.
Al aumento de consumo hay que añadir la preocupación por el incremento de la producción dentro de Europa, con unos niveles de potencia del producto que han alcanzado máximos históricos, constituyendo un incremento en el riesgo de los problemas de salud entre los consumidores, que ya constituyen la mayoría de los demandantes de tratamientos por consumo.
Nuevas sustancias, nuevos retos
Sigue preocupando a las autoridades responsables de responder con eficacia al cambiante mercado de las drogas la falta de información sobre la aparición y consumo de nuevas sustancias. No obstante, de las últimas incautaciones más de la mitad son cannabinoides sintéticos (sustancias que actúan sobre los mismos receptores cerebrales que el THC y cuya composición se desconoce en la mayoría de las ocasiones), muy presentes —aproximadamente un 25%— entre las casi 100 sustancias nuevas detectadas por primera vez en el año 2015.
Se estima que estos cannabinoides sintéticos están implicados en intoxicaciones masivas y algunas de ellas mortales, como las producidas por el MDMB-CHMICA, una droga relacionada con, al menos, 13 muertes y 23 intoxicaciones no mortales en ocho países distintos.
Pero el problema de las drogas sintéticas cuyos componentes se desconocen (y por tanto sus consecuencias), no se limita a los cannabinoides, sino que está más que presente en los estimulantes, como es el caso de la catinona sintética alfa-PVP —conocida como flakka—, una droga producida en China con un aspecto similar al de las sales de baño, bajo precio, y que puede llegar a provocar delirios y alucinaciones terribles, tanto que en 2015 un joven británico tuvo que ser hospitalizado tras meterse un palo por la nariz creyendo que tenía insectos.
En el año 2015, esta droga —conocida como el nuevo éxtasis— ha acabado ya con la vida de más de cien personas en Europa y más de una treintena en Estados Unidos.
Otra de las sustancias que preocupan, y mucho, son los medicamentos y opioides sintéticos no controlados, como los miembros de la familia del fentanilo (como el acetilfentanilo), que son especialmente nocivos para la salud.
Viejos conocidos
Como podemos ver, aumenta el consumo de todas las drogas, tanto las ilegales como las de curso legal (véase tabaco y alcohol), pero llama poderosamente la atención el incremento de las sobredosis de drogas como la heroína, la cual parecía haber sido barrida por el consumo de nuevas —y más glamurosas— sustancias.
Pero nada más lejos de la realidad. La droga que acabó con la vida de la cantante Janis Joplin, del actor Phillip Seymour Hoffman así como de miles de personas anónimas para el gran público pero que dejaron un gran vacío en el corazón de muchas familias, está —por desgracia— de moda. Pese a que se cree que no ha aumentado su consumo sino que se mantiene (e incluso podría haberse detectado un ligero descenso), la heroína sigue siendo una de las drogas destacadas en los datos de sobredosis mortales y en las visitas a los servicios de urgencias hospitalarias, siendo lo más preocupante los brotes aparecidos entre grupos de jóvenes.
¿Cómo es posible que una droga cuyos efectos y resultados son ampliamente conocidos siga siendo popular? Como respuesta se está planteando una mezcla de factores que han podido provocar este resurgir de atenciones médicas por sobredosis de heroína y otros opiáceos. Por un lado, la mayor disponibilidad de esta droga (se he detectado un incremento de su producción en Afganistán) habría facilitado su acceso, así como la mejora en la pureza (algo generalizado en todas las drogas en auge), y lo que ya sospechábamos: las sobredosis se están produciendo principalmente en una población de consumidores habituales envejecida, más vulnerables, principalmente a los opioides sintéticos.
Alcohol y tabaco, otros viejos conocidos y sospechosos habituales. No, no nos hemos olvidado de ellos. Pese a ser drogas consideradas legales, su consumo produce más muertes que todas las demás juntas. Quizá, llegado este caso, te preguntes por qué si está tan claro que producen millones de muertes al año los gobiernos no las ilegalizan como el resto de drogas. La respuesta es más que evidente: es una cuestión de pasta.
El alcohol y el tabaco —un binomio muchas veces indivisible— siguen siendo los productos psicoactivos más consumidos y con mayor aceptación. En particular, en nuestro país, los últimos datos publicados revelan que el 78% de los españoles mayores de 15 años consume alcohol, casi la mitad fuma tabaco y cerca de un 10% fuma cannabis. Los datos por comunidades autónomas nos dejan el siguiente panorama: Asturias es la patria querida del alcohol con un 87% de la población que lo consume, a la que le siguen muy de cerca País Vasco y Aragón, con un 85% y 84%, respectivamente. En el caso del tabaco, La Rioja lo peta con un 48% de población fumadora, seguidos de cerca por los murcianos y valencianos con un 45% y 43%, respectivamente.
Drogas online
Es destacable el papel de internet en el aumento del tráfico y consumo de drogas. ¡Como no iba a ser internet usado para sacar a la luz el lado más tenebroso de una herramienta tan poderosa! Tal y como cuenta Javier Díaz-Romeral en su artículo del episodio 1 de la segunda temporada de Principia MagazineLas catacumbas de la red, «no es de extrañar que en la conocida como deep web, al amparo de la promesa del anonimato en las comunicaciones hayan aparecido servicios que dan cabida a todo tipo de actividades ilegales: tráfico de drogas, venta de armas y municiones, asesinatos por encargo…»
Por ello, por el anonimato en el uso de este internet, el suministro de drogas a través de fuentes online parece estar creciendo, y lo peor es lo que se estima que está por llegar a través de estos canales dado el gran potencial que presenta. Pero ojo-cuidao que en la deep web no es oro todo lo que reluce y «ni siquiera las catacumbas digitales son totalmente inexpugnables», nos recuerda Javier Díaz-Romeral.
Un poco de luz al final del túnel
Pese al incremento del consumo de casi todas las drogas existentes en el mercado y las que están por aparecer, la ciencia no ceja en su empeño de aportar su grano de arena para limitar las consecuencias de su abuso.
La investigación farmacológica sigue en su empeño de obtener nuevos tratamientos para reducir los daños relacionados con el consumo de drogas. Nuevos medicamentos, nuevas terapias, y vías de administración novedosas son el foco de las investigaciones. De momento, el uso de naloxona como antídoto para las sobredosis está salvando un buen puñado de vidas de los consumidores de opioides. Tanto es así que ya se está trabajando en un fármaco en forma de pastilla para su administración a domicilio.
Tampoco podemos olvidar el daño colateral obtenido por el consumo de drogas por vía parenteral, como las archiconocidas infecciones por VIH/SIDA, virus de la hepatitis C o tuberculosis (pensabas que había desaparecido, ¿verdad?). En este ámbito, los investigadores también están trabajando en nuevos fármacos para aumentar las oportunidades de éxito en el tratamiento de las infecciones provocadas por los agentes causantes de las enfermedades anteriormente mencionadas.
No obstante, por mucho que avance la ciencia en los tratamientos y la obtención de nuevas fórmulas terapéuticas, lo que está claro es que el principal reto al que nos enfrentamos es el de la prevención, evitando el inicio en su consumo. Para ello, el arma principal es la educación, algo en lo que todos podemos contribuir. Hagámoslo.
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