El 10 de julio de 1947, cuando Estados Unidos se adentraba en la Guerra Fría, tuvo lugar el nacimiento de las especulaciones sobre la existencia de vida extraterrestre. Esa noche un globo meteorológico (presuntamente una nave extraterrestre) colisionaba en la localidad de Roswell (Nuevo México). A partir de este momento, los OVNIS y los extraterrestres se convirtieron en un fenómeno literario y cinematográfico en todo el mundo.
La ciencia ficción empezó a especular sobre cómo sería el primer encuentro con una raza alienígena. La gran mayoría de estos largometrajes nacen de adaptaciones de cuentos o libros, y pocos son los casos de guiones originales. A veces este primer contacto tiene lugar en las profundidades abisales como en Abyss o Esfera, pero por término general siempre ha tenido lugar en mitad de la noche, como por ejemplo La Guerra de los MundosE.T. El extraterrestre o Encuentros en la tercera fase. Pocos son los casos donde este tiene lugar a plena luz del día, como es el caso de District 9 o Independence Day.
Contact, de Robert Zemeckis, será una excepción en la que los alienígenas deciden que seamos nosotros los que hagamos la visita cordial, para ello nos mandan unos planos y comparten los conocimientos necesarios para la construcción de la nave. Básicamente, estos encuentros sirven a sus directores para explorar la verdadera naturaleza de la condición humana, sus grandezas y miserias (como ya indagamos en el artículo Científicos de película. Principia Magazine. Temporada 1. Episodio 2). De todas ellas, será el filme de Zemeckis el que examine acertadamente los dilemas, retos y problemas que surgirían ante esta invitación, erigiéndose como un clásico en este subgénero de la ciencia-ficción.
Un aspecto muy importante en la interacción con una especie alienígena inteligente es la comunicación. En la mayoría de estos títulos, los extraterrestres acabarán escribiendo o hablando en inglés. El primero que da por hecho que no tienen motivo alguno para hablar la lengua de Shakespeare es Spielberg. En Encuentros en la tercera fase apuesta por la música y el lenguaje de signos como vía para comunicación con nuestros amigos del espacio. El encargado de descifrar esta vía de comunicación será el científico francés Claude Lacombe, interpretado magníficamente por el director francés François Truffaut. El científico y divulgador Carl Sagan, autor de la novela Contact, sostenía que el lenguaje común de toda vida inteligente capaz de viajar por el espacio debe estar fundamentado en las matemáticas. Por eso, en su adaptación cinematográfica serán los números primos los que escondan los diagramas para construir la nave con la que la doctora Arroway pueda viajar hasta ellos. Pese a todo, finalmente durante el contacto hablarán en ingles. Una tercera excepción la encontramos en la kafkiana District 9, que hablan su propio idioma traducido al espectador mediante subtítulos.
Esta semana se estrena en nuestro país La llegada (Arrival) basada en el relato La historia de tu vida escrito por Ted Chiang. El filme nos cuenta cómo doce naves alienígenas aterrizan en distintas localizaciones del globo terráqueo de una manera totalmente azarosa. El gobierno de Estados Unidos crea un equipo de élite, encabezado por la experta lingüista Louise Banks, para tomar contacto con la raza de los heptápodos y poder averiguar cuál es el verdadero propósito de su vista.
Eric Heisserer, que se encargó de contarnos las desventuras del equipo noruego en la precuela de La cosa, ha construido un inteligente guion, sólido, bien armado, con distintos niveles donde el espectador podrá disfrutar de una experiencia cinematográfica intensa, sin tiempos muertos, y con un desarrollo lógico y sorprendente. Heisserer, al igual que hicieran James V. Hart y Michael Goldenberg en Contact, explora la reacción de la raza humana como colectivo ante la llegada de los extraterrestres. Obviamente, ese día marca un punto de inflexión en la humanidad. Describe de un modo verosímil y certero las circunstancias y el modo en que tendría ese hipotético primer contacto.
Lo novedoso y verdaderamente interesante de La llegada (Arrival) es la exploración del lenguaje como una expresión del arte. Se adentra en los paralelismos entre la maternidad y la creatividad como origen de cosas singulares y especiales. El eje argumental central gira en torno a la hipótesis de Sapir-Whorf, es decir, la lengua marca el modo en que una persona conceptualiza, memoriza y clasifica la realidad. Nuestra concepción del lenguaje es lineal, de tal forma que todo tiene un principio, un desarrollo de los acontecimientos y un final. El encuentro de Louise con los extraterrestres altera completamente su percepción de la realidad. La historia también explora temas tan interesantes como el lenguaje como fuente de comunicación e interacción entre distintos individuos, así como origen de conflictos y controversias. Malinterpretar una palabra o expresión es algo muy fácil. De ahí surge la profesionalidad de los traductores: para poder traducir un idioma tienes que sumergirte en la experiencia, en la lengua, hasta el punto que llegas a soñar en ese lenguaje, es un proceso lento, duro.
Denis Villeneuve, en un magistral ejercicio de estilo, incorpora todos estos componentes argumentales a la narrativa cinematográfica pero desde un sorprendente punto de vista. Para sumergir al espectador en la experiencia de la traducción decide optar por un tempo lento, lo hace poco a poco, de la misma manera que Louise va comprendiendo las limitaciones del proceso de comunicación con los extraterrestres, a la par que va descifrando su lenguaje. En Contact, Zemeckis elabora un plano magistral en la secuencia en que la joven Ellie descubre que su padre ha muerto y va a por las pastillas. Se trata de un plano muy bien realizado donde se juega con las perspectivas y los reflejos en un espejo. En Arrival, el realizador canadiense le rinde un tributo tan especial como osado al convertir la primera entrada en la nave, en toda una declaración de intenciones narrativas al jugar con la forma de representación del espacio escénico. Con un simple giro de 90 grados de la cámara invierte todo el espacio escénico en 180 grados. Los audaces planos y los contraplanos desde una óptica distinta, mostrándonos a los personajes en escorzo, ofrece una original visión de los acontecimientos, sumergiendo al espectador en el desarrollo argumental. Disfrutadlo.
En el marco referencial también podemos encontrar homenajes implícitos a Encuentros en la tercera fase en la forma de narrar cuando los militares van a recoger a la traductora a su casa, al cine de Hitchcock creando un momento realmente intenso, y finalmente si atendemos a la particular forma de encuadrar la escena en los planos generales, a muchos espectadores les resultará muy familiar, y les será inevitable pensar en Stanley Kubrick, al situar a la protagonista en el punto de fuga, o en la forma en que mueve la cámara para acabar encuadrando el escenario.
Esta poderosa narrativa de Villeneuve se sustenta sobre dos piezas angulares: la excelente, compleja e hipnótica banda sonora compuesta por Jóhann Jóhannsson y Max Ritchter, así como la formidable fotografía de Bradford Young. La banda sonora posee un carácter circular porque arranca y finaliza con el tema On the nature of daylight. A su vez este tema se irá intercalando en el desarrollo de la historia como lo hacen los recuerdos de Louise. Los acordes del compositor islandés son sumamente atmosféricos y a medida que la trama se va desarrollando van evolucionado desde un profundo tono barroco a su cristalino y orquestal clímax. En cuanto al trabajo de Young hay que destacar esa visión de que la realidad es gris, no es blanca ni negra, y menos en el proceso de la comunicación. Eso queda patente en el retrato que hace el espacio escénico donde tiene lugar este complejo proceso.
La llegada (Arrival) se ha convertido por méritos propios en una obra capital del subgénero de los primeros contactos entre extraterrestres y humanos. Villeneuve crea una obra compleja, llena de significados y niveles argumentales, que van desde las aproximaciones al lenguaje y su traducción hasta la teoría de juegos. Todo ello narrado de una manera muy simple, eficaz y muy intensa.
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