La creación de fenómenos, a propósito de Ian Hacking

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¿Cuál es el fin de la ciencia? ¿Su utilidad para predecir y explicar la realidad o la adecuación a los hechos? ¿Algo es real cuando podemos someterlo a un experimento o cuando los resultados de ese experimento pueden aplicarse a otros? ¿La realidad es lo que podemos controlar? Entonces, ¿la realidad depende de nuestras acciones?

TEXTO POR LAURA CARRASCOSA VELA
ILUSTRADO POR CARLOS NAVARRO
ARTÍCULOS
CIENCIA | FILOSOFÍA
21 de Noviembre de 2016

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Los filósofos de la ciencia se dedican a discutir estos problemas filosóficos que la ciencia plantea. Los historiadores de la ciencia analizan, preservan como oro en paño y contrastan con el resto de la cultura los resultados que la ciencia y la filosofía de la ciencia nos brindan.

Como dijo Irne Lakatos (1922-1974): «La filosofía de la ciencia sin historia de la ciencia está vacía, la historia de la ciencia sin filosofía de la ciencia está ciega».

Dentro de la filosofía de la ciencia encontramos distintas tendencias, siendo uno de los principales focos de discusión el debate entre realismo o antirrealismo científico.

El realismo científico es la corriente que apuesta por la existencia de verdades acerca del funcionamiento del universo. Sí, apuesta por la existencia de ciertas entidades. Sí, nos encaminamos hacia la verdad. Uno de los realistas científicos más destacados es Ian Hacking (Vancouver, 1936).

Según Hacking, una de las funciones de la ciencia es la creación de fenómenos y esto favorece la defensa del realismo científico. Él lo tiene clarísimo: «tradicionalmente se dice que los científicos explican los fenómenos que descubren en la naturaleza; yo sostengo que comúnmente lo científicos crean los fenómenos que posteriormente se convierten en piezas centrales de la teoría».

Pero, ¿qué es para Hacking un fenómeno y cómo se puede hablar de crear fenómenos en el marco del realismo científico? Quizá la respuesta esté en que tratamos como problemas de filosofía de la ciencia lo que realmente son pseudo-problemas por causa de discusiones filosóficas y lingüísticas, como por ejemplo el término fenómeno.

Históricamente hemos entendido fenómeno como lo que aparece (tradición griega), lo que se hace patente por sí mismo, que aparece bajo una luz sin la cual no podría verse (Heidegger) o la cosa misma tal como es presentada (Helbert Spielberg), pero Hacking va a adoptar la posición y uso de los científicos. Dice, grosso modo, en el capítulo 18 de Representar e intervenir que los fenómenos son regularidades conocidas. Más adelante concretará y añadirá que «un fenómeno, para mí, es algo público, regular, posiblemente con forma de ley, pero tal vez excepcional». 

En el siglo XVII se extendió la palabra fenómeno a los fenómenos de la naturaleza, lo que hacía que las anomalías o catástrofes pudiesen ser también fenómenos. Alrededor de 1880 se extendió la práctica de llamar a los fenómenos realmente instructivos como efecto: el efecto Faraday o magneto-óptico, el efecto Compton, el efecto Zeeman, el efecto fotoeléctrico, el efecto Josephson… Muchas veces se usan como sinónimos y, aunque es cierto que todos son del tipo de regularidades valiosas discernibles, apuntan a direcciones opuestas. Mientras que los fenómenos son «sucesos registrados por el observador bien dotado que no interviene en el mundo pero que mira las estrellas» los efectos, en cambio, nos recuerdan a experimentadores que han dado su nombre a los efectos «que intervinieron en el curso de la naturaleza para crear regularidades».

Un fenómeno, pues, no es algo percibido por un sujeto sensible como diría Kant (1724-1804) sino un suceso o proceso regular que ocurre en determinadas circunstancias y que puede ser ley o algo excepcional.

Sin embargo, según Kuhn (1922-1996) (desde el bando de los antirrealistas) no hay una verdad objetiva a la que la ciencia va aproximándose. La historia de la ciencia consiste en acercarse a la verdad objetiva sino que es una sucesión de modelos, de paradigmas que son relativos al momento social y al contexto histórico.

La noción de paradigma, clave en su pensamiento, es compleja. Se trataría de una agrupación de normas y reglas adquiridas aptas para solucionar problemas y resolver enigmas y que están compartidas por una comunidad científica. Si el paradigma es aceptado y útil, estamos en una época de ciencia normal.

La finalidad es entender el funcionamiento del mundo y encontrar leyes que respondan a él.

Este físico, historiador y filósofo agitador no quiere decir que no haya progreso en la ciencia, sino que este no es acumulativo. En un momento dado funciona un paradigma, se acepta y se asienta y, cuando este paradigma deja de funcionar, primero se resiste al cambio y cuando deja de ser operativo, pasa a un periodo revolucionario donde es sustituido por un nuevo paradigma que sí sirve. Y así sucesivamente.

Hay teorías, modelos y fenómenos. «Los modelos son representaciones aproximadas de las representaciones del universo», lo que querría decir que «los modelos extraen algunos aspectos de los fenómenos reales y los conectan por medio de estructuras matemáticas» para que la mente humana y las técnicas computacionales puedan operar.

Juan Carlos Moreno (Madrid, 1956) piensa que Hacking «pone en cuestión las nociones especialistas de la naturaleza, que suponen que la naturaleza viene estructurada en hechos ya establecidos y le otorga un predominio a la práctica instrumental y experimental en la conformación de los atributos ontológicos de los hechos. Rechaza tanto la idea de un mundo dado como la imagen pasiva del conocimiento elaborado en la ciencia». Es decir, logramos crear fenómenos nuevos que estaban lejos de las manifestaciones de la naturaleza y es que, como dice el propio Hacking, «fuera de los planetas, las estrellas y las mareas, hay muy pocos fenómenos a la espera de ser observados».

Tampoco están en el laboratorio a la espera de ser descubiertos aunque tal sea la actitud en una filosofía dominada por la teoría. La tarea requiere ingenio y el ser humano crea y diseña aparatos sin los que los efectos no existirían pues son descubiertos o inventados a través de ellos.

Hacking pone el ejemplo del efecto Hall que, en estado puro, solo se da en los aparatos. No quiere decir que el efecto no ocurra, pues si se dan las condiciones necesarias ocurrirá, sino que fuera del laboratorio no existiría tal configuración pura.

Otro caso de la misma índole sería el efecto Josephson que no existía en la naturaleza hasta que se crearon los aparatos oportunos. En este caso, el efecto se dio antes que la teoría pero también existen muchos fenómenos creados tras la teoría. 

¿Hasta qué punto podemos hablar de realismo científico si ponemos en duda el objeto referencial?

Uno puede ser capaz de operar de manera correcta con el microscopio y no tener conocimientos teóricos de biología y no tener teorías; tener una teoría que describe cómo son las cosas no es muy útil si luego no tenemos algo observable y unas condiciones para experimentar. 

Van Fraassen, filósofo empirista constructivo cuyo criterio de realidad le dicta que aquello que no es observable no es cognoscible, es realista acerca de las estrellas pero no de los electrones.

Hacking, por el contrario, no puede ser realista acerca de las estrellas porque no podemos manipularlas; no podemos aplicarle el criterio de realidad del realismo científico. Pero sí es realista acerca de los electrones.

Negar la evidencia no es negar la existencia. Las cosas pueden existir igualmente. X es real si puedo usar X para intervenir en Y. Nosotros construimos la realidad de los electrones.

Determinamos qué preguntas hacerle a la naturaleza pero no controlamos las respuestas. La experiencia científica es, entonces, crear, producir, refinar y estabilizar fenómenos. Y el saber científico todo un transformador del mundo. Pero hay que estar muy atentos.

Hacking nos advierte: «lo más difícil es aprender a distinguir cuándo funciona el experimento».

Referencias 

—Realidad y razón en la práctica de la ciencia, Juan Carlos Moreno.
—Representar e intervenir, Ian Hacking
—La estructura de las revoluciones científicas, Thomas Kuhn.
Indeterminismo e Inferencia Causal, Mauricio Suárez e Iñaki San Pedro.
—El relativismo en la filosofía de la ciencia, Karl Popper, Thomas Kuhn y Larry Laudan, Pablo López Martín

 

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