Figuras ocultas: la cara B de la historia

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«El cine es un espejo, y toda forma de cine es un espejo de la sociedad en el seno de la cual se elabora». María Antonia Paz y Julio Montero. Creando la realidad: El cine informativo 1895-1945 (Ed. Ariel Comunicación. Barcelona. 1999)

TEXTO POR ALFREDO MANTECA
ARTÍCULOS
CINE | MUJERES DE CIENCIA | RESEÑA
21 de Febrero de 2017

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Como espectador y estudioso del séptimo arte algo que siempre me ha fascinado es cómo el cine nos narra la historia y la realidad. Obviamente, los guionistas y directores dejan una huella indeleble sobre el acetato que revela las ideas políticas, culturales y sociales. Partiendo de este postulado queda claro que los productos originarios de la gran industria de Hollywood no son inocuos, son hijos de su momento y reflejan la sociedad en la que vivimos.

Uno de los momentos más delicados de la historia contemporánea estadounidense ha sido, sin lugar a dudas, la carrera espacial nacida al calor de la Guerra Fría. Rusos y estadounidenses luchando por ser los primeros en pisar la Luna, intentando hacer realidad la fantasía surgida de la mente de ese escritor visionario llamado Julio Verne.

La Meca del Cine le ha dedicado múltiples largometrajes a la carrera espacial, un momento crucial de la historia contemporánea de los Estados Unidos. Una de las más destacadas y famosas es sin duda alguna la estupenda adaptación de Philip Kaufman de la novela homónima de Tom Wolf Elegidos para la gloria. Refrendada por la Academia con cuatro estatuillas en 1984: a los mejores efectos, al mejor montaje, a la mejor música y al mejor sonido. Sin olvidar, la sobrevalorada Apollo 13 de Ron Howard que se alzó con dos: mejor sonido y montaje. También hay visiones muy pueriles e infantiles como el filme de Sean McNamara Carrera espacial. Algo que tienen todas ellas en común es que no hay personajes afroamericanos. Si tuviéramos que aprender la historia a través del cine la conclusión es que el hombre llegó a la luna gracias a los estadounidenses caucásicos intrépidos e inteligentes, que perdieron la primera batalla de poner a un animal y un hombre en órbita pero adelantaron a los soviéticos y fueron los primeros en poner un pie en nuestro apreciado satélite. Esta es la realidad que nos ha vendido la gran industria hasta el momento.

Cualquier espectador que esté atento a las actualidad internacional a través de los telediarios apreciará que, aún hoy, un grave problema de la sociedad estadounidense es el conflicto racial. Por ello, un sector de la industria cinematográfica lleva años y ha elaborado distintas estrategias para favorecer la integración racial. Una de ellas es que coincidiendo con la festividad nacional de Martin Luther King Jr, el tercer lunes del mes de enero, que suele coincidir con el día 15, la fecha de su nacimiento, las majors estrenan productos con un marcado carácter integrador y de denuncia, para poner de manifiesto el conflicto racial y tratar de empoderar a la raza afroamericana. Este año tenemos el caso de El nacimiento de una nación de Nate Turner o Figuras ocultas de Theodore Melfi.

Reparamos en este último caso porque Melfi bucea en la historia de esta joven nación y viene a reparar un grave desagravio. Allison Schroeder y el propio realizador adaptan la novela de Margot Lee Shetterly titulada Hidden Figures: The Untold Story of the African American Women Who Helped Win the Space Race, en el que se nos cuenta la historia de tres mujeres afroamericanas: Katherine G. Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson que, con su intelecto y trabajo, ayudaron a que la carrera espacial fuera un éxito. De esta manera, el realizador quiere hacer un sentido homenaje a todas las mujeres afroamericanas que trabajaron duramente para hacer realidad el sueño de una nación. Así, el largometraje aporta al espectador una lección de vida: el éxito depende de una mezcla extraña de trabajo, oportunidad, esfuerzo y tenacidad a la hora de perseguir tu objetivo. Aunque, también posee una marcada dosis de denuncia, porque se aprecia lo que podríamos denominar esclavitud de cuello blanco. Ya no tenemos a personajes afroamericanos sudando en campos de algodón, ahora son jóvenes afroamericanos preparados intelectualmente que desarrollan trabajos penosos como hacer cálculos a mano. De ahí que los blancos que trabajaban en la NASA se referían a ellas como calculadoras. Tenemos que recordar que en aquel momento todavía no se habían implantado los primeros ordenadores en la agencia espacial. Ese tratamiento impersonal, esa cosificación del ser humano, es lo que se denuncia. Pero no solo eso sino que en la obra se deja caer a través de algunos diálogos la brecha salarial existente, las escasas oportunidades de promoción interna dentro de la NASA así como la existencia de distintos baños en función de la raza.

La eficacia de este largometraje se sustenta en el savoir faire del realizador, que lejos de tener un discurso adoctrinador nos propone toda una feel good movie de libro. Para ello hace equilibrios importantes entre las situaciones más dramáticas de la vida de estas tres mujeres balanceándolas con gags ligeros, no exentos de un marcado mensaje de denuncia, como por ejemplo, cada vez que Katherine va al baño. A ello debemos sumar el sólido lazo de unión que establece el director entre el personaje principal, Katherine G. Johnson, y el espectador desde la primera secuencia, liderando la carga dramática. En rededor sitúan a personajes secundarios como Dorothy o Mary Jackson que plantean otros conflictos raciales en situaciones como en la que Vaughan intenta sacar un libro de lenguaje FORTRAN de la biblioteca y no se lo permiten porque es un libro para blancos, o la inferioridad de condiciones en las que se haya una familia de raza negra para que sus hijos puedan estudiar e ir a la Universidad, como sucede en el caso de Mary, que se ve obligada a llegar inclusive a los tribunales. Por si fuera poco, ese momento social estaba marcado por la liberación de la mujer y su empoderamiento, y ahí juega un papel importantísimo el personaje del coronel Jim Johnson, que tiene una cierta vena machista.

Figuras ocultas posee una construcción narrativa clásica y en ningún momento busca innovar sino que tratan de ofrecer un producto sencillo, bien realizado, dotado de un mensaje claro y directo. Por ese motivo, la mirada de Melfi es limpia y transparente. Dirige con mano firme a sus actores obteniendo interpretaciones realmente conmovedoras y nos brinda momentos memorables, como cuando las tres amigas están en la cocina tomándose un copazo o, sin ir más lejos, el magnífico arranque del filme, donde con una secuencia deja patente las distintas personalidades de las tres protagonistas y que estamos ante un largometraje que busca denunciar una situación anómala de la sociedad por la vía del humor, usando el personaje del sheriff.

Como buen filme industrial, sus creadores no dudan en subrayar determinadas situaciones con las canciones originales creadas por Pharrell Williams y Hans Zimmer. Este filme se alzará con alguna estatuilla en la próxima ceremonia de los Oscars de una manera merecida. Es un producto honesto, eficaz en sus planteamientos y las formas, que entretiene y conmueve a partes iguales. Es un documento que pasará a la historia del séptimo arte y se convertirá en un referente porque hace justicia y da a conocer a un grupo de mujeres que cambiaron la historia de un país. Ellas fueron las responsables de calcular de una manera precisa y manual las trayectorias de retorno de un cohete en un momento donde no había máquinas para realizarlos. Ellas no buscaban pasar a la historia, lo que de verdad les interesaba era el desafío matemático, y eso queda patente en este largometraje.

 

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