El día que los Beatles casi fueron interestelares

Portada móvil

Te propongo un viaje diferente, uno donde la música y la ciencia se entremezclan en una sola historia. La música será la de The Beatles y el viaje nos llevará a través de planetas, estrellas y asteroides. Desde el día en que los de Liverpool casi fueron interestelares, a otros días en que llegaron a serlo.

TEXTO POR JAVIER FRONTIÑÁN RUBIO
ILUSTRADO POR BEGOÑA FUMERO
ARTÍCULOS
ANTROPOLOGÍA | ASTRONOMÍA | MÚSICA | PALEONTOLOGÍA
10 de Mayo de 2018

Tiempo medio de lectura (minutos)

Comenzamos nuestro viaje en 1977, en plena exploración espacial, y comenzamos con un encargo muy particular que hizo el comité de las sondas espaciales Voyager. El encargo fue para, entre otros, Carl Sagan y se trataba de un sistema que transmitiera a civilizaciones extraterrestres lo que nos define como humanos. La opción elegida fue un disco gramofónico o disco de vinilo que acompañó a las sondas Voyager con tal contenido. Pero, no podía ser un disco al uso, sino que tuvo que fabricarse en cobre recubierto de oro para que no se degradase, ya que su objetivo es que perdure cientos de años en un viaje interestelar. Se estima que estas sondas tardarán en llegar a la estrella más cercana al sistema solar unos 40 000 años, por lo que a priori, puede parecer algo desilusionante, pero como dijo Carl Sagan: «el lanzamiento de esta botella dentro del océano cósmico dice algo muy esperanzador sobre la vida en este planeta». A día de hoy, se estima que se encuentran en el espacio interestelar a más de 20 000 millones de kilómetros del Sol.

Pero, ¿cuál era el contenido de este enigmático mensaje? El disco incluye sonidos característicos de nuestro planeta como el de la lluvia, volcanes, rayos, risa o el despegue del Saturn V. Una de las mayores curiosidades que contiene es el sonido correspondiente a un electroencefalograma y los latidos del corazón de Ann Druyan, una de las personas más destacadas en las misiones Voyager y a la que todos los amantes de la ciencia le debemos mucho, ya que fue una estrecha colaboradora de Carl Sagan en trabajos como El mundo y sus demonios. Además, se incluyeron saludos en cincuenta y cinco idiomas, entre ellos el español, y todo tipo de imágenes que definen a la humanidad y nuestro planeta. El disco también incluyó piezas musicales fundamentales para el ser humano como el Concierto de Brandeburgo nº 2 en fa mayor de Bach, la Quinta Sinfonía de Beethoven, el Johnny B. Goode de Chuck Berry o la pieza japonesa Tsuru No Sugomori (Nido de grullas) del músico japonés Gorō Yamaguchi, entre otras. Carl Sagan quiso incluir el Here Comes the Sun de los Beatles, algo que a los integrantes del grupo (ya separados por aquel entonces), les pareció una muy buena idea. Pero, por desgracia, los Beatles no pudieron ser interestelares ya que EMI, la discográfica propietaria de los derechos, se opuso por completo a esta iniciativa, sin dejar muy claro el motivo. Pero las aventuras de los Beatles en el espacio no hicieron más que comenzar.

Como dijo Carl Sagan: «el lanzamiento de esta botella dentro del océano cósmico dice algo muy esperanzador sobre la vida en este planeta». A día de hoy, se considera que se encuentran en el espacio interestelar a más de 20.000 millones de kilómetros del Sol.

Continuamos nuestro viaje músico-lisérgico-espacial y en este caso nos desplazamos a 2008, cuando la Agencia Espacial Estadounidense decidió enviar al espacio exterior una nueva señal con otra muestra cultural de la humanidad. Para ello se eligió de nuevo a The Beatles y, en este caso, no hubo negativa por parte de la discográfica. La emisión tuvo lugar el 4 de febrero, el origen de la misma fue la antena de Robledo de Chavela en Madrid; ¿el destino de la señal? la Estrella Polar, ubicada a 431 años luz, y el contenido del mensaje no era otro que la canción Across the Universe. Curiosamente, a la misma hora que se produjo la emisión se pidió a los fans de los de Liverpool que escuchasen esta canción para así crear una «convergencia armónica» entre nuestro planeta y el universo. La fecha de la emisión tampoco fue casualidad, ya que coincidió tanto con el 40 aniversario del día que se grabó esta famosa canción como con el 50 aniversario de la fundación de la NASA y de los comienzos del grupo. A esta nutrida efeméride hay que sumarle el 50 aniversario del lanzamiento del Explorer I, primer satélite de EE. UU. y el 45 aniversario de la fundación de Deep Space Network

La relación de este gran grupo con el espacio no se termina aquí. En noviembre de 2005, Paul McCartney cantó Good Day Sunshine en un concierto muy especial que se transmitió a la Estación Espacial Internacional (ISS, de su nombre en inglés International Spatial Station). La canción sirvió como despertador para el astronauta estadounidense Bill McArthur y el comandante ruso Valery Tokarev, que en ese momento habitaban la ISS. La idea fue del beatle cuando se enteró de que el Control de Misión de la NASA utilizó esa misma canción el 9 de agosto de 2005 para despertar a los astronautas del Discovery y comentarles que el tiempo era favorable para el aterrizaje.

La emisión tuvo lugar el 4 de febrero, el origen de la misma fue la antena de Robledo de Chavela en Madrid; ¿el destino de la señal? la estrella Polar, ubicada a 431 años luz y el contenido del mensaje no era otro que la canción Across the Universe.

Nuestro viaje musical nos lleva a nuestra última parada, uno de los temas más famosos de Los Beatles, Lucy in the sky with diamonds. Se trata de una de las canciones cuya interpretación ha dado más que hablar. Para muchos es una asociación directa con el LSD, para otros una oda a Alicia en el país de las maravillas. La versión oficial, sin embargo, afirma que hacía referencia a una compañera de clase de Julian, hijo de John Lennon, y de un dibujo del niño donde aparecía su compañera Lucy. Pero, ¿qué relación tiene esta canción con la aventura espacial?, en este caso tenemos que trasladarnos al año 2013 y hablar sobre una misión relacionada con la exploración de los asteroides troyanos de Jupiter a la cual nombraron como «Lucy».  Según Harold Levison, investigador principal de la misión, «Estos asteroides son como diamantes en el cielo en términos de su valor cientifico para poder entender cómo se formaron los planetas gigantes y cómo evolucionó nuestro sistema solar». Esta misión ha sido una de las dos últimas misiones Discovery (de inversión más moderada) de la NASA. Su objetivo principal será estudiar varios cuerpos celestes que no pertenecen al cinturón de asteroides, sino que se trata de asteroides troyanos ubicados en la órbita de Jupiter, que se formaron originalmente en diferentes partes del sistema solar y por lo tanto guardan información muy importante sobre el origen del mismo. La sonda despegará en 2021 y se estima que irá desplazándose cerca de los diferentes asteroides entre el 2025 y 2033.

Mientras seguimos escuchando esta canción, y como colofón final de este viaje espacial, querría terminar en la Tierra para hablar de nuestros orígenes. Para ello tenemos que desplazarnos a la década de los 70, en particular al 24 de noviembre de 1974. En este caso nos situamos en Hadar (Etiopía), donde el antropólogo Donald Johanson descubre junto al estudiante Tom Gray —en una expedición a la que fueron invitados por el geólogo y paleoantropólogo francés Maurice Taieb, y en la que también participaban la brillante paleoantropóloga británica Mary Leakey y el francés Yves Coppens— un importante fósil que cambiaría nuestra forma de comprender la evolución humana. Tras una exhaustiva excavación, obtuvieron restos del 40% de un esqueleto hominino, posteriormente descrito como el primer miembro conocido de Australopithecus afarensis. Durante la celebración por este gran descubrimiento, y mientras sonaba la mencionada canción, Pamela Alderman, miembro del equipo investigador, propuso llamar a estos restos fósiles «Lucy». Con el tiempo, siguen siendo la pieza más fundamental y clave para el estudio de la evolución humana. Por lo que sin quererlo, The Beatles han dejado su sello inmortal sobre la ciencia y casualmente esta canción Lucy in the sky with diamonds estará relacionada para siempre con nuestros orígenes, tanto del ser humano como del sistema solar donde habitamos en este pálido punto azul.  

Deja tu comentario!