Ellas: Asunción Linares y Luisa de Medrano

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Aquel día había ido a la facultad sin ganas. Otro día más. Se acercaba el final del curso y yo solo pensaba en que acabasen las clases y dedicarme a estudiar de cara a los exámenes. Aquel final de curso no era uno más: era el último que iba a vivir en aquella facultad. Mi camino como estudiante de una ingeniería estaba terminando (no sin esfuerzo) y aquel día iba a la universidad cansada y con la única intención de que todo pasara lo más rápido posible. Hasta que nos hablaron de Ellas: Asunción Linares y Luisa de Medrano.

TEXTO POR RAQUEL MARTÍNEZ CANTÓ
ILUSTRADO POR IGNACIO LOBERA
MUJERES DE CIENCIA
PIONERAS
16 de Agosto de 2018

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Empezó el día con dos horas de una asignatura llamada Proyectos. No podía ser más tostón (es posible que si me lee algún ingeniero me comprenda). Si ya tenía pocas ganas, al acabar la clase estaba sin energía. Menos mal que después la cosa mejoraba un poco, tenía que cruzarme la universidad para ir a Recursos minerales y energéticos. La asignatura me encantaba pero, como pasa algunas veces, el profesor y yo no teníamos ningún tipo de sintonía.

Mi sorpresa fue que, cuando llegué, me encontré con otro profesor del departamento, listo para darnos la clase a su manera. Poco conocía yo de aquel hombre, más que era una celebridad y se dejaba ver muy poco por aquí, debido a sus continuos viajes a otras universidades a dar charlas y a sus colaboraciones con administraciones de todos los niveles.

Resultó ser  una clase de lo más agradable. Él se encargó no solo de darnos la parte del temario que tocaba, sino de explicarnos cosas del mundo laboral al que nos dirigíamos y a hablarnos de la importancia de hombres y MUJERES (enfatizó) en el avance de nuestra disciplina, la geología, y de lo relativamente joven que eran las teorías que tomábamos como ciertas e indiscutibles. Ahí fue cuando conocí el nombre de una de Ellas y su mayor hazaña:Asunción Linares, primera catedrática de ciencias en España, apunté en la última hoja de la libreta.

Justo después de eso, mi mente voló y he de reconocer que no hice demasiado caso al pobre profesor que nos contaba algo sobre los yacimientos minerales de Riotinto. Me puse a pensar y me surgieron mil preguntas sobre Linares: en qué área sería catedrática, en qué rama de la geología se había especializado, en qué año lo consiguió, cuánto le costó, qué edad tenía, quiénes la siguieron… Estaba segura de que no habría sido un camino de rosas, pero allí estaba ella, abriéndonos paso a tantas otras y, sin embargo, era una absoluta desconocida. Al menos para mis compañeros y para mí. ¿Por qué nadie nos había contado su historia? ¿Por qué conocíamos todos a Casiano de Prado por elaborar el mapa geológico, a Emiliano Aguirre como paleontólogo o a Guillem Colom, especialista en la geología balear, pero no a Asunción Linares?

Asunción Linares, primera catedrática de ciencias en España, apunté en la última hoja de la libreta.

Así fue como un día aburrido se convirtió en una jornada apasionante, cuando me ilusioné por conocer más acerca de aquella mujer y otras, que, como ella, fueron pioneras en España. Pasé el día recopilando datos. Aproveché todos los cambios de clase y las horas muertas, porque cada cosa nueva que leía sobre ella, más me fascinaba.

Asunción Linares nació el 12 de febrero de 1921, en Pulianas (Granada) y obtuvo la cátedra en la Universidad de Granada en 1961, con cuarenta años, lo que indica el esfuerzo y tiempo invertido en conseguirla. Para poneros en contexto, esto ocurrió casi sesenta años después de que Marie Curie diese su primera clase en la Sorbona de París. Obtuvo la cátedra en la especialidad de paleontología. «¡La rama que más me gustaba!, pensé». Había estudiado previamente Ciencias Naturales en la Universidad Complutense de Madrid, donde se había matriculado en 1942, y diez años después, en 1952, defendió su tesis doctoral Revisión de los trilobites de España, que fue dirigida por Bermudo Meléndez (prolífico paleontólogo).

Su carrera como investigadora y catedrática fue amplia. Dirigió un total de dieciocho tesis doctorales, incontables tesis de licenciatura y participó en más de cien trabajos de investigación sobre paleontología, principalmente sobre los ammonites del Jurásico. Me llamó la atención que, pese a su extenso trabajo en macrofauna fósil, fuese ella quien introdujese los estudios de micropaleontología en Granada. Estaba claro que era una pionera con todas las letras. Además, trabajó en el Instituto Lucas Mallada del CSIC y fue académica de número de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Granada.

Murió en 2005, hace relativamente poco tiempo, y a día de hoy sigo preguntándome cómo no es mucho más conocida, por qué no se habla de ella en las clases, en especial a los futuros geólogos y geólogas.

Pero ahí no acaba la cosa, porque claro, una vez investigué sobre Asunción, me surgió otra duda: si ella era la primera catedrática en una facultad de ciencias en España, tenía que existir otra mujer que fuese la pionera en humanidades. ¿Quién era esa mujer? ¿En qué disciplina obtuvo su cátedra? ¿Cuál había sido su historia? No me podía quedar sin saberlo, así que al día siguiente me dispuse a continuar con mi pequeña investigación.

No me llevó demasiado tiempo obtener la información que buscaba. Su nombre: Luisa de Medrano Bravo de Lagunas Cienfuegos, más conocida como Lucía de Medrano. La fecha: ¡nada menos que 1508! El lugar: la Universidad de Salamanca, una de las más antiguas del mundo. La especialidad: Lenguas Clásicas, sustituyendo al mismísimo Antonio de Nebrija.

Medrano nació en Atienza, Guadalajara, el 9 de agosto de 1484, y de hecho, su mérito de sentar cátedra con solo veinticuatro años la convirtió en la primera mujer en conseguirlo en toda Europa. Provenía de una familia ilustre que había servido tradicionalmente a los Trastámara, la dinastía que reinó en la Corona de Castilla hasta 1555, y tuvo nueve hermanos. Ella y su hermano Luis fueron educados en sesiones privadas por un profesor particular. Esto era muy común entre jóvenes de su rango, ya que la reina Isabel la Católica quiso que el saber renacentista llegase tanto a hombres como a mujeres y se encargó de que muchas mujeres de la corte recibiesen clases de latín.

No me llevó demasiado tiempo obtener la información que buscaba. Su nombre: Luisa de Medrano Bravo de Lagunas Cienfuegos, más conocida como Lucía de Medrano. La fecha: ¡nada menos que 1508!

Encontré mucho desconocimiento de su trayectoria y su trabajo como catedrática, ya que muchos de los datos se habían perdido con el paso de los siglos. Quizás, parte del desconocimiento viene por su prematura muerte en 1527, con cuarenta y cuatro años de edad, por lo que no pudo dejar una obra tan extensa como se esperaba. Sí queda patente en la universidad su paso, y así lo reconocieron en 2015 en un acto público de homenaje (acto posterior a mi descubrimiento personal de su figura, por lo que me alegré muchísimo).

En los días siguientes, seguí preguntándome cuántas mujeres más habría en nuestra historia que no conocemos. También me pregunté por los hombres, ¿cuál había sido su camino para llegar a estos puestos antes que ellas? Y, cómo no, ¿sería más conocida Lucía de Medrano en el extranjero que aquí en su tierra? Pero eso ya sería cuestión de investigarlo en otro momento, que las clases llegaban a su fin y los exámenes estaban a la vuelta de la esquina. 

Para saber más

La USAL homenajea a Lucía de Medrano, la primera mujer que sentó cátedra en sus aulas en el siglo XVI. 20 Minutos.

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