Un regalo inapropiado

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Relato finalista del certamen de cuentos Ciéncia-me un cuento. Organizado por CERUK.

TEXTO POR PAULINA CERNA
ILUSTRADO POR EDMON
KIDS
BIODIVERSIDAD | NATURALEZA
20 de Diciembre de 2018

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El lugar favorito de Valentina era el parque que estaba a una manzana de su casa. A diferencia de los otros niños, quienes pasaban la tarde jugando en los columpios y toboganes, a Valentina le fascinaba observar a los animales que habitaban en ese verde espacio, especialmente a las aves. Valentina se entretenía mirando la larga cola de la urraca, que con la luz del sol se pintaba de un sinfín de tonalidades verde azuladas. También le gustaba escuchar al mirlo, quien daba brincos de rama en rama mientras cantaba una alegre melodía.

Bastaba con conocerla un poco para darse cuenta que Valentina sentía una fuerte atracción hacia las aves, así que para sus padres no fue difícil pensar en un regalo de cumpleaños.

Por fin, el gran día llegó. Valentina cumplía 10 años, un acontecimiento importante porque no todos los años se cumple una década. Y para una fecha tan especial como esta, los padres de Valentina habían elegido el regalo perfecto.

Esa mañana, Valentina saltó de la cama con energía y bajó corriendo las escaleras para dirigirse hacia el comedor, pues ella sabía en dónde podría encontrar su regalo de cumpleaños. Al llegar, sus padres la recibieron con un efusivo «¡Feliz cumpleaños!», pero la atención de Valentina se centró en un gran objeto un tanto irregular y envuelto en papel de colores que estaba sobre la mesa. ¿Acaso era lo que ella imaginaba?

Dudosa, Valentina miró a sus padres, quienes la incitaron a abrir tan misterioso paquete. Valentina comenzó a remover el papel con cuidado, hasta descubrir una enorme jaula blanca con algo en su interior. Al acercarse, Valentina pudo observar un ave de brillante espalda verde y hermosas alas azules. Las plumas de su frente, garganta y pecho asemejaban pálidas escamas grises debido a su peculiar acomodo.

–¡Un loro! –gritó Valentina con alegría mientras daba saltos de emoción.

–Es un loro argentino –especificó su mamá–. Una especie exótica que ha venido desde Sudamérica para estar contigo.

Contenta, Valentina no le quitaba los ojos de encima a su nuevo amigo.

–Se llama Malthus –exclamó Valentina sin dudarlo.

Valentina dedicaba tardes enteras a enseñarle divertidas frases y canciones a Malthus, quien aprendió a imitarla con gran precisión. Pronto, Malthus se convirtió en el individuo más ruidoso de la casa. Su escandaloso sonido no solo comenzó a molestar a los padres de Valentina sino también a sus vecinos, quienes comenzaron a quejarse pues Malthus no los dejaba dormir la siesta en paz. Consternados, los padres de Valentina decidieron que lo mejor era deshacerse del loro antes de que el problema se agravara.

Esa decisión le partió el corazón a Valentina, pues se había encariñado con Malthus. Y tras varios intentos en vano para convencer a sus padres de quedarse con él, Valentina decidió que la mejor idea era liberarlo. ¡Y qué mejor lugar para hacerlo que el parque cerca de su casa! De esa manera, Malthus no estaría lejos de ella y podría convivir con más aves y volar libre por los cielos.

Así pues, una vez en el parque, Valentina se despidió de su loro y abrió la pequeña puerta de la jaula para dejarlo salir. Aunque al inicio pareció desconcertado, Malthus se alzó en vuelo hasta convertirse en una mancha verde que se confundió con las hojas de los árboles.

Lo cierto es que la separación fue más difícil para Valentina que para Malthus, quien se adaptó bastante rápido a su nuevo hábitat. La amplia dieta de Malthus le permitió encontrar alimento con facilidad, como semillas, frutos y algunos insectos. Además, le fue fácil hallar a más loros iguales a él y pronto se formó un gran grupo de ruidosos loros argentinos. Muchos de ellos también habían sido liberados, aunque por diversas causas. Pepi, por ejemplo, casi fue atacada por el perro de la casa, así que sus dueños decidieron dejarla libre, o Doroteo, que nunca aprendió a hablar y fue abandonado por aburrir a sus dueños.

Poco a poco, el grupo de Malthus se fue multiplicando hasta convertirse en un problema gravísimo, pues los loros compitieron con el resto de las aves por alimento y sitios en donde anidar, desplazándolos de su territorio. Y, por si fuera poco, también construyeron enormes colonias hechas de ramas sobre postes telefónicos y torres de alta tensión, causando cortos circuitos en más de una ocasión. Estos loros se convirtieron en especies exóticas invasoras, lo que significa que son especies traídas de otros lugares que lograron establecerse y reproducirse de manera descontrolada en un nuevo sitio, perjudicando a otros seres vivos propios del lugar, generando pérdidas de dinero y afectando a la salud de la gente, pues pueden llegar a ser tremendamente molestos.

Con el paso del tiempo, Valentina notó un cambio en el parque. El lugar se había convertido en un espacio ruidoso y, aunque estaba lleno de loros argentinos, se sentía incompleto. ¿Dónde estaban aquellas coloridas y melódicas aves, como la urraca y el mirlo, que tanto le agradaban?

El lugar favorito de Valentina ya no era el mismo.

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